MARCO
(En otro lugar de la isla)Mis pulmones se sentían presos, intentaba respirar pero sentía que me ahogaba cada vez más, estaba nadando y tosía intentando bracear a la superficie…
Abrí mis ojos y me senté, no estaba en el mar, pero estaba completamente empapado de agua.-Marco –escuché que dijo una voz familiar, giré mi vista a la chica frente a mí, pechos redondos, cintura estrecha y su sonrisa de dientes tan grande que parecía abarcar la mitad de su rostro-, soy Charlotte, ¿estás bien?Se arrodill&oacuCHARLOTTEEsto no podía ser posible, su hermosa belleza física totalmente destruida por los hematomas y cortaduras.¿Qué te pasó, mamá?Quería decirle algo, abrazarla… pero sabía que no quería escuchar la respuesta.-¿A dónde fuiste, Letty? –se atrevió a decir. Me arrastré por el suelo hacia atrás, sin embargo mi madre se acercó, su elegancia tan característica en cada paso.-No eres… real –tartamudee–, no puedes ser real…
MARCO(En otro lado de la isla)Me estremecí por completo y retrocedí tan repentinamente que di un torpe traspié mientras la verdad me abofeteaba en el rostro burlescamente, Charlotte no era la verdadera Charlotte, era uno de ellos, ¿qué le había pasado a la verdadera Charlotte?-La isla es tu hogar –comenzó a acercarse mientras su cabello comenzaba a revolotear por el aire y el iris oscuro de sus ojos abarcaba todo el globo ocular-, siempre será tu hogar.-¿Qué eres? –Murmuré sintiendo mi garganta reseca-, ¿Qué es lo que…?
MARCO La presión en la cabeza me estaba aturdiendo de tal manera que tuve que sentarme, maldición, sentía que mi cabeza me daba vueltas violentamente casi como si estuviera ebrio. Abrí los ojos intentando acoplarme a la luz cegadora, y me levanté bruscamente, tan rápido que las náuseas me dieron arcadas pero no vomité.Maldición, ¿Dónde carajos estaba?, miré mi torso cubierto por una camiseta ¿en qué momento me había vestido?Miré alrededor, estaba en lo que parecía ser la ciudad, había estado aco
MARCOMe quedé aturdido observando la puerta en el suelo completamente destruida, ya no se escuchaba la voz de Charlotte, ¿acaso había viajado en el tiempo?Llevé las manos a mi cabeza, maldición ya estaba comenzando a enloquecer, ¿acaso eso era lo que quería la isla? ¡¿Volverme loco?!Bueno, yo ya estaba enloqueciendo.—Crece, crece, yo cuido de ti… —el canto de una mujer me hizo voltearme bruscamente y pegar mi espalda de la pared, ¿Qué mierda?La reconocí, era la mujer que
CHARLOTTEEsta era la peor escena que me hubiera podido imaginar, porque solo veía el cordón umbilical salir de entre las piernas de Ginger y estar conectado a un bebé muerto, que no lloraría nunca, ni mucho menos reaccionaría a nada.Esto era demasiado para mí.Retrocedí hacia la oscuridad aguantando el arco contra mi hombro, hasta que me voltee y caminé cada vez más rápido sin saber si tropezaba en medio de toda la oscuridad, esto era algún lugar de la nada donde ya no tenía escapatoria, antes de darme cuenta estaba corriendo con todas mis fuerzas, solo necesitaba una salida…
MARCOAhora todo comenzaba a hacer clic en mi cabeza, todo esto era fruto de un acto satánico o algo así, Ginger si era una bruja o hizo un pacto con alguna entidad mayor, ella dio a su hijo; su hijo era Zen, y esta isla se llamaba Zen, quería decir que la isla era su hijo, y que ella se ocupaba de que nadie se fuera, que permanecieran aquí por siempre pero…¿Por qué?Charlotte quitó mi mano de su rostro y bajó la mirada hacia la mano que yo tenía presionando su estómago, creí que me diría que la quitara pero parecía estar navegando en sus pensamientos.
MARCO-¿Estas bien? –preguntó Charlotte, a lo que había dentro del tumulto de hojas.No comprendía si se había vuelto loca o qué mierda.-Charlotte, ya basta –le reprendí, ya comenzaba a asustarme, primero cantaba como pájaro y ahora le hablaba a un hueco oscuro. Charlotte pareciendo ya obstinada, se echó a un lado y fue cuando la vi.Era una pequeña chica que comenzaba a salir de la cueva con la ayuda de Charlotte, era robusta y su ropa estaba llena de suciedad. Alzó la vista y sus oj
MARCOGritó, Charlotte gritó tan fuerte que sentí su mano presionarme los dedos y su cuerpo tembló, pareció perder la fuerza de su cuerpo.No, no, no, calmate, no te desmayes.La jalé por la mano y al ver que se iba a desmayar la cargué como si se tratara de un bebé, sin embargo el payaso me empujó ocasionando que cayera en el suelo y Charlotte rodara por otra parte, las flechas y el arco desaparecieron en algún lugar del suelo, me levanté como un resorte, y me quedé sin aliento al percatarme que el payaso no estaba.-No es tu temor, Marcos –dijo Sirley con un poco de desprecio en su voz-, si no te metes no te hará daño.-Si le hace daño a Charlotte, me hará daño a mí –la miré con molestia hablando lleno de furia.Me arrodillé ju