52. Furia.

— ¿Pero qué coño? – la expresión de Jacques me impresiona, su voz temblorosa hace que mis alarmas se enciendan, pero no me suelta.

— ¡Jacques, necesito respirar! – me remuevo incómoda entre sus brazos, giro la cabeza para ver el rostro del hombre más aterrador que he podido conocer.

— Si hijo, déjala respirar y permite que tu padre la vea – afloja los brazos y siento su temblor.

Es horrendo, su rostro tiene similitud con el de mi novio, sin embargo sus ojos son tan claros que dan miedo. Su voz también me produce temor, pero un temor no porque me fuese a hacer daño, sino a Jacques; es su expresión, se nota el odio hacia él y mi novio le teme. Está plantado ahí y solo respira entrecortado con una expresión de dolor, de sufrimiento. No me agrada ese hombre y no quiero vol

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