Estoy acabando mi cena (Cordero y patatas, me alimentan muy bien, pudo concederles eso) cuando escucho los gritos femeninos.
Estoy una habitación diferente ahora, sola, pero segura, tengo cable, ropa, frazadas, chuches y comida cada vez que quiera, pero ninguna forma de comunicación externa más que un botón para llamar a esta chica Lucía, quien me traía todo lo que necesitaba cuando lo pedía, aunque nunca dijo una palabra, y cuando mis pedidos eran cosas que no podía obtener, como un teléfono por ejemplo (tenía que intentar, ¿no?) se limitaba a mirarme como si yo fuera tonta.
Así que estoy aburrida constantemente, por no decir que ansiosa por un plan, se suponía que debía conseguir que Scott se pusiera de mi lado, se deshiciera de Saltsman, liberara a mi amiga y me enviara a casa.
Pero estoy fracasando escandalosamente. Y cuando los gritos llegan, me apresuro a correr hasta la puerta, afinando el oído
— ¿Crees que das miedo? — gritaba.... Estoy casi s
Mi madre es una mujer ruda por naturaleza, a sus cuarenta y seis años, sigue inspirando respeto en mis hombres, aunque de ella solo hayan escuchado las historias, y con sus suéteres negros de cuello alto, botas, guantes y pantalones de cueronegro, es difícil decir que no podría romperte el cuello de una patada.— Scotty — dice contenta al verme, me dejo abrazar y pellizcar las mejillas — Dios, pero mira que guapo estás— mamá — me quejo cuando empieza a peinarme como cuando tenía seis años, la mujer se ríe y me deja ir, mirándome con orgullo — ¿Como están todos en casa?— Katherina está, como siempre, sacando de quicio a tu padre, Klaus entró a clases de Karate y Nathan se metió en una pelea, ha decidido no ir a la universidad y cree que podrá escaparse de casa sin que lo encontremos — explica, habl
Es un beso dulce, sin malicia, casi como una caricia, tiene una mano como apoyo en su cabeza y la otra acaricia mi vientre, indecisa sobre qué dirección tomar. Mi corazón es como un tambor en mi pecho, resonando con tanta fuerza que creo que podría escucharlo a la distancia, dejo mi mano vagar hasta su rostro de nuevo, no me aparta, al contrario, toma su mano libre y me agarra las caderas, levantando mi cuerpo y recostándome sobre su pecho desnudo. — ¿estás bien? — pregunta rozando delicadamente mi barbilla lastimada, yo asiento, con cuidado me besa de nuevo, deslizando sus manos poco a poco hasta mi trasero. Puedo sentir su erección contra mi abdomen, y su pecho desnudo rozando mis pechos, solo separados por un fino trozo de tela. Pero sorprendentemente, no insiste en llevar las cosas más lejos, y luego de los besos, me acomoda sobre él, hasta que mi cabeza descansa en el hueco de su cuello y él acaricia con suavidad mi piel. Su erección palpita bajo mi peso
Talia debe pensar que soy bipolar o algo por el estilo. Lo que no me sorprendería dado que mi padre era esquizofrénico y otras cosas. La reunión es en ruso, lo que ayuda a que ella no entienda, en especial porque estoy tratando un tema delicado, luego de haber pasado la noche con ella y que Natalie montara un drama digno de un Oscar, mi elección fue sencilla, y luego de las duras palabras de mi madre... Bueno, tenía que tomar una decisión. La pelirroja se mantiene todo el tiempo en silencio, sentada en mi regazo (era usual para mis socios verme de esta manera, después de todo una reputación no se construye sola) y su mirada vaga todo el tiempo, maquinando algún plan. — Puedo conseguir las armas, pero tiene su precio, Diablo —dice Egor finalmente, el ruso es imponente y duro de roer, levanta finalmente el maletín y lo pone sobre la mesa — Vladimir envía recuerdos, por cierto. Pongo los ojos en blanco, antes de tomar el maletín y poderlo a mis pie
Alenna cumple su promesa de mantenerme a salvo, pero en cuanto llegamos a la habitación, arremete contra mí, con un simple "piensa rápido" yantes de darme cuenta, estoy siendo atacada por ella. — Tienes entrenamiento — se queja, dándome tiempo de recuperarme y arrojando sus armas al suelo — demuéstralo. — ¿Qué demonios? — pregunto, levantándome y poniéndome a la defensiva, es verdad, sé defensa personal y un par de técnicas militares... Pero esto es ridículo — Ya viste el tipo de cosas que enfrenta mi hijo — dice, enviando un puñetazo en mi dirección, pero, aunque estoy bastante fuera de práctica, consigo evitar que me dé con fuerza en las costillas, y claro, en dos movimientos estoy de nuevo evitando estamparme contra el suelo. Pero la mujer es rápida, y solo juega conmigo, lo que me cabrea — Si quieres sobrevivir, tienes que pelear — insiste, antesde impulsarse y volver a atacarme. Estoy esquivando más que defendiéndome, pero por un segundo, rec
Cierro la puerta de una patada y tomo a Talia por las caderas, sus besos son jodidamente embriagadores y me estoy dejando llevar, su piel de porcelana, aunque magullada por las peleas y mis estupideces, preciosa, y sus labios suaves y cálidos.Acaricio su boca con mi lengua, suave y posesivo a la vez, cada vez más ansioso por su cercanía, su propuesta es más que bienvenida, yo mismo había estado pensando en ello, ella no es una de mis chicas y tal vez sabía más del asunto que yo (al menos en cuanto Saltsman)Sus manos se mueven rápido en busca de los botones de mi camisa, besando mi pecho expuesto y tirando de mi cabello de una forma tan sensual que podría hacerme explotar. Pero la aparto con cuidado solo para arrancar su ropa, sorprendiéndola tanto por mi ferocidad como por mi fuerza. Pero maldita sea, estaba jodidamente caliente, cuando la levanto sobre la encimera del baño, suelta un peque&
Scott ahora es totalmente diferente, y me refiero a... Por completo, y no estoy segura de si eso es bueno o malo, después de todo, ahora estoy en con él en una bizarra pero platónica relación, me ha comprado más ropa de la que necesito y carta blanca para hacer lo que se me venga en gana, pero siempre vigilando mis gestos, como si supiera que le oculto un secreto. He decidido entrenar, y claro, él se ha aprovechado de cada mínima derrota para tocarme de manera erótica, y eso colma mi paciencia a la vez que mis hormonas, especialmente porque después de que llegamos a NY, no ha vuelto a acostarse conmigo y tampoco luce dispuesto hacerlo, aun cuando me he puesto en bandeja de plata más de una vez solo para asegurarme, y aunque sus pantalones son prueba viviente de que no es inmune a mis encantos, su mirada consigue quemarme... De frío. Es lunes por la mañana y él ha salido sin dedicarme siquiera una mirada, está más silencioso de lo usual, lo que me preocupa, pero a la
Soy un idiota, uno grande. Confíe en ella, y al igual que todos los bastardos en este negocio, me había traicionado, definitivamente había llegado a un nuevo nivel de estupidez, no debí meterme con ella en un principio, estoy enamorado desde los once años, claro que me iba a ver la cara de estúpido, y maldita sea, estaba cabreado, en especial al descubrir que en el paquete había seis cintas de video, etiquetadas como "la zorra Petrova" Talia está sedada y atada sobre la cama, sin posibilidad de escape, no la subestimaría, es hija de Anthony Connors después de todo.
Despierto en medio de una bruma, mis extremidades sintiéndose pesadas y torpes, mientras mi cuerpo se bambolea de un lado a otro, algo duro presionando contra mi abdomen y costillas.Mi cabeza pulsando tan fuerte que me cuesta abrir los ojos, hay ruidos que me aturden y solo empeoran mi malestar, vagamente consigo preguntarme dónde demonios estoy, cuando lo sé.Consigo abrir los ojos y el panorama frente a mi está de cabeza, literalmente, alguien me sostiene en su hombro, el duro hueso es lo que lastima mis costillas, y las horribles baldosas del suelo las he visto antes.Estaba en la mansión de Saltsman, y mi último recuerdo era Scott, mirándome con resentimiento.Siento como si algo se quebrara en mi interior, un dolor sordo se instó en mi pecho, extendiéndose y lastimándome, me sentía como un cascarón resquebrajado... Scott me había entregado, las lágrimas