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6. ¿COMO LE PERMITEN A MI HIJO IRSE CON UN DESCONOCIDO?

A la mañana siguiente Dalila se dirigió a su trabajo como todos los días, pero al llegar a su oficina estaba rodeada de reporteros que le impedían la entrada, se había corrido la noticia de que trabajaba en esa compañía.

— ¿Cómo conoció a Mustafá Alamar? — preguntaban mientras la empujaban.

— ¿Cuántos año tiene el niño? — Insistía otro reportero.

— ¿El señor Mustafá Alamar engaño a Samira su prometida, con usted? — le preguntaban mientras le impedían el paso.

Salieron los guardias de seguridad de la oficina donde trabajaba, alejaron a los periodistas y la ayudaron a entrar, ya dentro de la oficina sus compañeros de trabajo empezaron a murmurar al verla llegar.

— Mira quien lo hubiera pensado, la más calladita resulto ser muy lista. — empieza a decir una de sus compañeras.

— Si tener un hijo con un millonario, seguro le resolverá la vida, ya no tendrá problemas económicos — dijo otra de sus compañeras.

— Déjenla en paz bola de arpías — dijo en voz alta la única amiga que tiene Dalila en esa oficina.

En eso sale el jefe de su oficina y le dice a Dalila que vaya a verlo que necesita hablar con ella inmediatamente, al entrar a la oficina Dalila se disculpa con su jefe por los reporteros que están impidiendo la entrada a la oficina.

— No se preocupe jefe, ellos se irán y así podremos trabajar — le dice Dalila muy ansiosa mientras ve la cara de su jefe que está muy enojado,

— No me preocupa eso Señorita Salem — le responde, tiene preocupaciones mucho mas grandes, como quien puso la demanda contra su empleada.

— Nada de esto interferirá en mi trabajo, se lo puedo asegurar — le dice Dalila tratando de calmar a su jefe.

— El verdadero problema señorita Salem es que mi empresa es pequeña, el señor Alamar fácilmente puede aplastarnos y dejarnos en la calle, no puedo arriesgarme a que el señor Alamar crea que la estoy ayudando y vaya a tomar represarías contra mi empresa  — le contesto enérgicamente su jefe, esas palabras hicieron que Dalila empezara a temer lo peor, se quedó paralizada sin saber que responderle a su jefe.

— Es por eso señorita Salem que le voy a pedir que abandone la empresa, y no regrese a trabajar nunca más — le anuncio su jefe sin darle, aunque sea unos días para buscar otro trabajo.

— ¡No por favor!, ¡no me despida!, yo necesito el trabajo para mantener a mi hijo, además si en estos momentos estoy desempleada, se verá mal en el juicio, ¡por favor ayúdeme! — le pide Dalila a su jefe, ya está muy desesperada.

— No es mi problema lo que le pase a usted o a su hijo — le responde el jefe ya muy enojado, no tiene ningún tipo de compasión ante esta madre que lo único que trata es de cuidar de su hijo.

— Yo debo ver por mi empresa, por ningún motivo me voy a enfrentar a Mustafá Alamar y mucho menos por una simple empleada, por favor retírese de la empresa — le dijo y la saco de su oficina.

Dalila fue a su escritorio a recoger sus cosas, quiere salir de ahí lo más rápido posible, no quiere que sus compañeros la sigan humillando.

— ¿Que paso?, ¿qué te dijo el jefe?, se ve muy enojado — le pregunta su única amiga en la oficina.

— Seguramente la despidieron — empezaron a comentar las compañeras de la oficina, sin dejar hablar a Dalila.

— Pero no se preocupen por ella, tiene un millonario que la mantenga — dijo otra de ellas.

Dalila tomo sus cosas y se dirige a la salida, sin saber que hacer empezó a caminar sin rumbo, pasadas unas horas fue a recoger a Ahmed a su escuela.

— Vengo a recoger a mi hijo — le dice Dalila a la maestra encargada en el salón de su pequeño.

— Señora alguien ya se lo llevo — le explica la maestra.

— ¿Vino su madrina por él? — Nayla también es la madrina de Ahmed, era común que lo recogiera de la escuela, mientras ella trabaja.

— No señora, vino un hombre y se lo llevo — le contesto la maestra.

— ¿Un hombre?, ¿cuál hombre?, ¿cómo se llama? — le pregunta Dalila ya muy espantada.

— No le pregunte su nombre, había muchos padres de familia recogiendo a sus hijos. — le comenta.

— ¿Como le permiten a mi hijo irse con un desconocido?, ¿qué clase de escuela es esta? — dice ya muy enojada y preocupada por su hijo.

— No era un desconocido, su hijo lo reconoció, dijo que era su padre — le explica la maestra.

— ¿Como que su padre? — se quedó muy sorprendida al escuchar estas palabras de la maestra, su mente empieza a pensar muy rápido, teme lo peor, que se lo haya llevado.

 — Porque no llama y comprueba si Ahmed esta con algún familiar? — le dice la maestra tratando de calmarla.

Dalila toma su teléfono y se da cuenta que no tiene batería, ya con desesperación de no saber dónde está su hijo y sin saber quién se lo llevo, empieza a caminar hacia la salida de la escuela, la maestra le dice que si quiere use su teléfono para llamar y preguntar a algún familiar, Dalila no escucha a la maestra, la desesperación no le permite pensar con claridad, en la salida de la escuela y toma un taxi.

Llega a la oficina de Mustafá Alamar, y entra sin pedir permiso.

— Disculpe señorita ¿a quién busca? — le pregunta una secretaria, que empieza a seguirla por la oficina.

— Vengo a ver a Mustafá Alamar — contesta mientras camina.

— ¿Tiene una cita?, el señor Alamar está en una reunión, no puede atenderla en este momento — le dice la secretaria, trata de que se detenga, pero no lo logra.

— ¡No puede pasar!, si quiere una cita puede pedirla en la entrada — le dice la secretaria mientras la toma del brazo para detenerla.

— ¡Suélteme!, ¡voy a ver a Mustafá Alamar!, ¡vengo a recoger a mi hijo! — le dice mientras se zafa y sigue caminado.

— ¡Deténgase!, ¡no puede pasar! — insiste la secretaria, se acercan los guardias de seguridad a detener a Dalila e impedirle la entrada.

— ¡No me toquen!, ¡vengo a ver a Mustafá Alamar!, ¡vengo por mi hijo Ahmed! — los dos guardias de seguridad la toman de los brazos, y la detienen.

En ese momento van saliendo de la sala de juntas Mustafá y Malek, que ven a los guardias sujetando a Dalila.

— ¡Suelten a la señorita! — les dice Malek.

— ¡Vengo por mi hijo Ahmed!, ¡ustedes no pueden llevárselo!, los tribunales no han dicho nada, ¡no se lo pueden llevar! — les dice a Mustafá y Malek mientras se suelta de los guardias.

— Señorita Salem, cálmese por favor — le dice Malek.

— ¡Denme a mi hijo!, ¡no pueden llevárselo así nada más! — les dice Dalila, está muy desesperada sin poder ver en donde está su pequeño.

— ¡Yo no tengo a tu hijo! — le responde Mustafá, que ya está muy molesto por el escándalo en su oficina.

— Fui a la escuela por Ahmed y la maestra me dijo que lo recogió su padre, usted no puede llevárselo, así como así, Ahmed es mi hijo, el juez no ha dicho nada. — le empieza a reclamar en la oficina frente de todos.

— ¿Yo tengo alguna familiaridad con su hijo?, ¿acaso me conoce?, ¿cómo diría que soy su padre? — le cuestiona para que piense bien sus acusaciones.

Dalila se quedó sin habla, Mustafá tenía razón, Ahmed no conocía quien es su padre, por lo que no se iría con él, en ese momento el terror la invadió, no sabe dónde está su hijo ni quien se lo llevo.

— ¿Cuantos hombres le has presentado a Ahmed?, ¿le dice padre a cualquiera?, mejor recuerda con cual de esos hombres podría estar el niño — le reclama Mustafá, por su falta de bien juicio.

Dalila no presta atención a las ofensas de Mustafá, trata de pensar con quien está su hijo, quien se lo pudo haber llevado, pero en su desesperación y sin saber que hacer empezó a llorar.

— Señorita Salem, porque no llama a sus familiares y pregunta si esta Ahmed con alguno de ellos — le dice Malek tratando de calmar la situación.

— Me quede sin batería — responde Dalila, no puede dejar de llorar, se siente desvalida sin saber donde está su pequeño.

— Consigue un cargador — le dice Mustafá a la secretaria.

— Pase a la oficina por favor — le pide Malek mientras la toma del brazo, en esta ocasión no era para obligarla a entrar, era para ayudarla, casi no podía caminar por el llanto.

Pusieron su teléfono a cargar, en el momento que lo encendió entraron muchos mensajes y una llamada, era Nayla, la madrina de Ahmed.

— Por fin contestas, te he estado llamando toda la tarde, fue mi esposo, el padrino de Ahmed por los niños a la escuela, te deje mensaje para avisarte, pero no me contestaste — en ese momento le volvió el alma al cuerpo, ya sabía en donde se encontraba su pequeño.

— Esta bien ya voy para la casa, no me tardo — le responde

— Fue su padrino por el a la escuela — les dice a Malek y a Mustafá.

— Al parecer me avisaron por mensaje, pero no lo vi, fue mi error — se levanta del sillón de la oficina de Mustafá para irse.

— Como su madre eres bastante descuidada, el no saber con quién está con su hijo — le dice Mustafá tratando de amedrentarla.

— Sin importar que, cometí un error hoy, yo nunca renunciare a Ahmed, que le quede bien claro — le advierte Dalila al salir de la oficina.

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