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5. LA PELEA POR LA CUSTODIA DE AHMED.

Al otro lado de la ciudad, en una zona de departamentos esta Dalila con su pequeño Ahmed, ayudándolo a dormir, mientras lo arropa, está pensando muy preocupada, porque sabe que las amenazas de Mustafá no son en vano, sabe que usara todas sus influencias y todo su poder para tratar de quitarle a su hijo.

Mientras arreglaba las cosas de Ahmed para el día siguiente, vio en la televisión la presentación donde estaba Mustafá Alamar esta junto a su prometida.

— Se ven tan felices juntos — se decía mientras arreglaba los cuadernos de Ahmed para el otro día la escuela.

— Es verdad ya me olvido, bueno parece que no se acuerda de mi — se dice con tristeza, porque todavía sigue enamorada de Mustafá, recuerda por unos instantes esa noche junto a él.

— Tonta deja de pensar en él, no se tocará el corazón para quitarte a Ahmed — se dice mientras termina de arreglar las cosas para el día siguiente.

En la televisión comentaron que el Mustafá Alamar, había puesto en los tribunales una demanda de custodia contra Dalila Salem, madre de su hijo, y que todos estarían al pendiente del resultado, que a pesar de esta repentina situación, la relación de Samira la famosa modelo internacional y de Mustafá Alamar se veía más fuerte que nunca, ya que estando juntos se veía el amor que se tenían el uno por el otro.

En ese momento entra al departamento Nayla la mejor amiga de Dalila desde la universidad, ella era su confidente y quien le cuidaba a Ahmed mientras trabajaba.

— ¿El papá de Ahmed es Mustafá Alamar?, ¿porque no me lo habías dicho? — pregunta su amiga muy intrigada, pero Dalila no le contesta, todavía esta impactada por que su nombre apareció en los noticieros.

— Se supone que nos contamos todo, sabía que estabas enamorada de él cuando estábamos en la universidad, pero pensaba que el padre de Ahmed seria alguno de nuestros compañeros de clase — continua su amiga tratando de calmarse por la emoción de la noticia.

— Nunca quise que nadie lo supiera, ahora no sé qué voy hacer, quiere quitarme a Ahmed — le cuenta con mucha desesperación a su amiga, mientras se sienta en la sala de su pequeño departamento.

— Nunca quise molestarte con saber quién era el padre de Ahmed, pero debiste confiar en mí, yo siempre he sido tu amiga, más que eso, tú y yo somo como hermanas, no te preocupes saldremos juntas de esto — le dice tratando de consolarla.

— No sé qué voy a hacer él es muy poderoso — le dice con mucha preocupación mientras se le llena los ojos de lágrimas.

— Y ahora por que quiere a Ahmed, ¿dónde estaba mientras estabas embarazada?, ¿dónde estaba mientras criabas sola a Ahmed? — le pregunta está muy enojada por que ve la desesperación de su amiga, Dalila está llorando, solo está escuchando a su amiga.

— Cuando estaba pequeño no se hizo responsable, pero ahora que está creciendo se lo quiere llevar, ¿quién se cree?, no podrá intimidarnos — le dice y se sienta junto a ella, la abraza tratando de darle ánimos.

— Lo importante es que no se lleve a Ahmed, es mi niño, tu mejor que nadie sabe todo lo que he sacrificado para que mi pequeño este bien — le contesta mientras llora desconsolada.

— No te preocupes no nos dejaremos intimidar ni por él, ni por su dinero, no podrá llevarse a Ahmed, tú eres su madre y los tribunales no separaran a una madre de su hijo — va a la cocina y empieza a preparar un poco de té.

— Tengo miedo, sé que es muy poderoso y que usara todas sus influencias para quitarme a mi hijo — trata de calmarse, pero las lágrimas siguen rodando por sus mejillas, toma una servilleta para secar su rostro.

— Saldremos juntas de esto, ya veras que nadie te quitara a Ahmed — abraza fuertemente a su amiga tratando de darle apoyo ante esta terrible situación.

Ya entrada la noche, y estando sola en su departamento, Dalila le manda un mensaje de texto a su madre, contándole que había pasado el cumpleaños de Ahmed, que habían tenido un buen día rodeado de sus compañeros de escuela, que habían cortado su pastel de cumpleaños, que la extrañaba mucho y que la quería ver.

En ningún momento le conto lo que realmente había pasado, del accidente que había sufrido Ahmed, y de que ahora estaban tratando de separarlo de su lado, Dalila no le contaba nada a su madre para no preocuparla, pero a pesar de eso, este mensaje como muchos otros no recibiría respuesta.

Desde el momento que sus padres supieron que estaba embarazada sin haberse casado, la repudiaron, por esos esos mensajes nunca tenían respuesta, aun así, ella no dejaba de escribir, para que sus padres supieran que Ahmed y ella se encontraban bien.

Fue y se recostó junto a su pequeño, lo acomodo entre sus brazos, tratando de que el tiempo no pasara, de que no llegara el día siguiente, el primer día del juicio de custodia contra Mustafá Alamar.

El primer día del juicio por la custodia de Ahmed, tanto Dalila como Mustafá se presentaron ante el juez, les tomaron sus datos, el juez los escucho y asigno otra fecha para que presentaran sus casos y continuara el juicio.

Al salir de la audiencia, estaba lleno de reporteros.

— ¿Cómo conoció a Mustafá Alamar? — pregunto uno de los reporteros.

— ¿Cuánto tiempo tiene su relación? — pregunta otro reportero mientras van cercando a Dalila.

— ¿Dónde se conocieron? — dice otro reportero sin dejar contestar a Dalila.

— ¿Son amantes?, ¿Sabe que Mustafá está comprometido? — grita un reportero avergonzando a Dalila.

— ¿Es verdad que está pidiendo dinero a cambio de su hijo? — pregunta otro reportero.

Mustafá la tomo del brazo y la obliga a subir a su auto, llevándosela de ahí para hablar con ella en privado, no quiere que le conteste nada a los reporteros, sabe que si lo hace podría inclinar el juicio a su favor y no va a permitirlo.

— Ya me vas a decir ¿qué es lo que quieres? — le pregunta Mustafá mientras van en el auto.

— Si lo que querías es llamar la atención, ya lo lograste, aunque no te deje hablar con los reporteros — le dice sin voltear a verla, otra vez la trata con indiferencia.

— Yo solo quiero a mi hijo — le contesta Dalila.

— Eso es imposible — le dice burlándose de ella, mientras voltea al lado contrario.

— Los tribunales todavía no dan el resultado, así que no me digas que es imposible, Ahmed es mi hijo — le responde, pero está muy nerviosa.

— ¿De verdad crees que tienes oportunidad de ganar este juicio?, ¿crees que alguien se atreverá a hacer algo contra mí? — está muy confiado, se va riendo y burlándose de Dalila.

— Déjame bajar, ¡que me dejes bajar te digo! — grita Dalila, pero el chofer, ni Malek le hacen caso.

— ¿Que no me escuchas?, ¡que me dejes bajar! — empieza a manotear al chofer para que se detenga, aunque este sigue sin hacerle el menor caso.

— Detén el auto — dice seriamente Mustafá, dándole instrucciones al chofer.

El auto se detiene, están en medio de la calle, Dalila se le queda viendo a Mustafá sin poder creer que la este obligando a bajarse en mitad de la avenida, pero Mustafá sigue sin voltear a verla, Dalila decidida a alejarse de él, se baja, en eso un auto que venia a muy alta velocidad frena de repente, para no atropellarla.

Dalila ya muy asustada logra llegar a la banqueta, Mustafá da la orden al chofer de que continúen su camino.

Ya por la noche en el departamento de Dalila, mientras Ahmed estaba viendo series animadas, ella busca todos los documentos de Ahmed y de ella, revisa las cuentas de banco, esta revisando contactos de varios abogados, viendo de donde va a sacar dinero para poder pagar los costos del juicio, de repente una idea atraviesa su mente, el tomar a su pequeño y escapar de la influencia de Mustafá Alamar, de llevarse a su hijo lo mas lejos posible, si habían podido estar tranquilos los últimos años, podrían irse lejos, donde no los encontraran.

Pensaba una y otra vez en irse, en llevarse lo más lejos posible a Ahmed, nada los ataba, pero ¿cuánto tiempo les alcanzaría el dinero?, Dalila estaba llena de deudas, casi todo su dinero se iba en los gastos de la escuela de Ahmed, en pagar la renta del departamento y la comida, y estaba segura que en cuanto tratara de conseguir un trabajo Mustafá la encontraría, tal vez si se iba a otro país, podrían empezar de nuevo, pero ¿de que trabajaría?, ella no conocía a nadie en el extranjero.

De cualquier manera, no podría pagar un abogado, es sabido que estos casos de custodia pueden llegar a tomar mucho tiempo, tiempo que tendría que pagarle al abogado, ¿de dónde sacaría tanto dinero?, si con su trabajo apenas van al día. Así transcurrió toda la noche mientras Dalila veía que podría hacer, de donde sacar más dinero, si debía buscar otro trabajo, trataba de resolver el cómo pagaría al abogado para no perder la custodia de su pequeño.

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