Se quitó la ropa y me miró, preguntando:- Julieta, ¿estás ahí?- Alguna vez. - Me reí.- Parece tan lejano.- Nick, no quiero saber lo que estoy pensando.- Espero que no sea nada malo.- No es lo mismo.Lo tiré a la cama y lo senté a horcajadas:- ¿Regalo segunda parte? Pregunté sensualmente mientras me frotaba contra él.- Verte desnuda con solo el cordón alrededor de tu cuello es la mejor vista de mi vida.Puso ambas manos sobre mis pechos mientras me frotaba sobre él. Sus manos descendieron lentamente hasta llegar a mi clítoris, el cual comenzó a estimular, haciéndome gemir. Retiré su mano y fui a su boca, besándolo como lo hicimos nosotros: absolutamente urgente y necesario, como si fuéramos a morir si nuestras lenguas no estuvieran juntas. Me atrajo hacia él, sin dejar nunca mi boca. Sus dedos alcanzaron mi coño absolutamente empapado.- ¿Ya te dije lo mucho que me gusta cuando estás así... esperándome? dijo entre dientes, con nuestras bocas aún juntas.- Siempre así para ti...
- Simon Dawson, ¿eres tú? – Pregunté con voz débil y sintiendo que mi corazón quería salirse de mi pecho.- Sí, cariño, soy yo... Tu padre.Lo miré, tomando una mirada más cercana. Era alto y corpulento. Tenía los ojos claros, oscilando entre el azul y el verde, como los míos. Era moreno y empezaban a asomarse algunas canas, aunque muy pocas. Su barba comenzaba a crecer. El cabello estaba bien peinado y con un corte moderno. Tenía un rostro delgado, labios gruesos y dientes blancos y rectos. Él era guapo. Y tal vez por eso mi madre se enamoró de él. Me pregunto cómo era él hace más de veinte años. Me pregunto qué haría mi madre si ese hombre apareciera en nuestra casa. En su lugar, dejaría a Otto de inmediato. Mi padre era el hombre más hermoso que he visto en mi vida."No hay necesidad de ser tímido…" dijo.Agarré mi celular, aún sin poder asimilar todo lo que estaba pasando. Miré el dispositivo roto y me sentí mal por eso. Nick que me había dado. En serio, ¿no podía mirar la cara de
No podía hablar con mi madre sobre la búsqueda de mi padre, aunque sabía que debía hacerlo. Estaría preocupada, histérica, querría mil explicaciones y aún podría impedirme salir de casa por temor a que me lo encontrara de nuevo. Sabía que la había pasado horrible con él, pero no entendía que él era mi padre y lo importante que era para mí verlo. Y más sabiendo que yo le gustaba... podía entender que su vida había cambiado. Y yo era importante, como sus otros hijos. Sentí pena por la situación que estaban viviendo por culpa del pequeño Damon. Y sabía que podía ayudar. No nos quedaba dinero, pero recordé el dinero que ahorré para la universidad. Era mucho dinero. Y si se lo diera, se sentiría bien. No solo se usaría para salvar una vida... sino la vida de mi hermano. Entonces podría trabajar y pagar poco a poco. fue una idea Todavía necesitaba pensar mejor. No quería hacer nada malo.Apuesto a que Nicolás trató de llamarme, como todos los días, pero no pudo. Yo estaba sin teléfono.Dos
Llegamos a la casa de la playa alrededor de una hora y media después de que nos fuéramos. Mi tía organizó todo y nos dijo que disfrutáramos el día. Lorraine y yo nos pusimos nuestros bikinis e hicimos exactamente lo que le dijeron: disfrutar.Cogimos sillas y sombrillas y nos tumbamos en la arena, fuera del refugio. ¿Por qué? Porque éramos los primos más locos de la historia. Y solo nosotros nos entendíamos. Le hablé de mi padre buscándome y de la pelea con Nicolás. Y sí, Lorraine me escuchó, me entendió y nunca se lo diría a nadie. Porque era la mejor guardiana de secretos que he conocido. Como yo era fiel a la de ella, ella lo sería a la mía.- Juliet, no creo que debas involucrar a Nicolás en los problemas con tu padre. Luego te peleas con tu novio, tu padre se va y te quedas sin ninguno de los dos.Me reí:- Qué tragedia... No del todo.- ¿Mi tío es caliente? – me preguntó quitándose parte de sus lentes de sol y mirándome con sus ojos azules.- Rompería corazones en esta playa. -
Los días perfectos son inolvidables. Y los míos con Nicolas Welling siempre fueron los mejores de toda mi vida. Aún así, tenía miedo… Miedo del “siempre” y de la dependencia que tenía de él, tanto de su cuerpo como de su amor.Era sábado por la tarde cuando mi novio llegó a mi casa. Había pasado una semana desde nuestros días perfectos en la playa. No me encontré con mi padre después de la cafetería. Tenía miedo de que se hubiera ido sin despedirse de mí. Nicolás tampoco tocó más el tema. No queríamos pelear.- Ahora tienes una novia que puede conducir. – le habló orgullosamente mi madre a Nicolás nada más llegar.- Me alegré cuando me lo dijo, doña Olga.- Y ya no tienes que salir en moto. Ella usa el coche.- Mamá, nos gusta la bicicleta. - reclamé.- Quizás hoy usemos el auto. Y me demuestras que sabes conducir. – dijo para complacer a mi madre.- Por eso te amo, Nicolás. Mi madre lo besó.- Le dijo eso a todos mis novios. – Provoqué.- Pero ninguno fue mejor que yo, ¿no, doña Olga
Al día siguiente, caminé por la calle principal de la ciudad durante la tarde, de un lado a otro tratando de encontrar a mi padre “casualmente”. No quise buscarlo en el hotel donde se hospedaba. No me sentía cómodo haciendo eso. La tercera vez que hice el ida y vuelta, lo encontré sentado en la misma cafetería en la que habíamos estado. Estaba bebiendo café y fumando un cigarrillo. Cuando me vio, se levantó y esbozó una sonrisa.Me acerqué a él y recibí un fuerte y cariñoso beso en la mejilla. Me senté y me pidió un capuchino sin preguntarme si lo quería.- ¿Está bien, papá?- En realidad, tenía muchas ganas de verte. Supongo que tendré que irme mañana o pasado mañana. Tu hermano no está bien. Necesito urgentemente encontrar una manera de resolver el tema del dinero para la cirugía.- Dios mío... Que triste.- ¿No podrías ir conmigo al Paraíso, querida? Realmente me gustaría que lo conocieras antes de que él... Si lo fuera. – dijo, sin contener las lágrimas.- Papá, todo esto pasando
Tarde en la noche llamé a Nicolás, seguro de que ya estaba en casa de la universidad.- Hola... - Dijo respondiendo diferente a como me respondía a mí.- ¿Por qué les dijiste?- Porque era lo correcto. Y no lo harías.- Lo siento si no soy perfecto como tú. – me burlé.- Nunca dije que lo fuera... Fuiste tú quien lo inventó.- ¿Crees que tenías razón, Nicolás? Es mi vida.- Pensé que compartiríamos tanto nuestros problemas como nuestras alegrías. Pero aparentemente no eres lo suficientemente maduro para eso.- He oído hablar de "inmadurez" todo el día. Así que ahórrame tus “piropos”. Hipócrita, falso, vengativo, engreído...- E inmaduro. – completó.- Nicolás, ¿por qué no quieres entender lo que realmente está pasando? es mi padre...- Tu familia... Lo sé. Otto y su madre no significan nada. Si supieras todo lo que tienes y no valoras... Pero en fin, son "tus" elecciones y ni yo ni nadie más tiene nada que ver.- Y sin embargo trataste de intervenir y hacerme daño, le dijo a mi madre.
Despertar con el cuerpo desnudo de Nicolas Welling encima del mío era simplemente la mejor forma de empezar el día. Siempre me abrazaba y ponía su pierna sobre mí, como si temiera que pudiera escaparme de él. Y me sentí completamente segura debajo de su cuerpo. Si pudiera, inmortalizaría ese momento mientras lo veía dormir plácidamente. Lo besé suavemente en los labios y él abrió lentamente los ojos.- ¿Ahora me ves dormir? – preguntó estirándose.- Hora de levantarse. Usted tiene que ir. O llegará tarde.- ¿Lo juras? ¿No puedo quedarme aquí para siempre? Me apretó con fuerza.- Puedes... Pero entonces te perderás el trabajo del día. Y yo la clase.- Te prepararé el café mientras te duchas. – dijo levantándose.- No, Nick. Me voy a dar una ducha rápida y me voy. Si me detengo a comer, llegaré tarde. Esperé todo lo que pude para despertarlo.- Te daré un paseo entonces.- Aceptado.Corrí a la ducha y en cuanto entró le advertí:- No quiero llegar tarde.- Ni siquiera hice nada... - Se