Cuando salí a la acera, estaba completamente desconcertado. Las lágrimas nublaron mi visión. No encontré a Nicolás y me fui sin rumbo fijo.- ¿Julieta?Oí que alguien me llamaba y me detuve. Era Tom viniendo detrás de mí.- ¿Qué paso? – preguntó acercándose, visiblemente preocupado.- Nada yo...Ni siquiera sabía qué hacer o decir. La posibilidad de que Nicolás y yo nos separáramos me destruyó por dentro. Dejo que las lágrimas caigan y el llanto venga sin miedo. Me abrazó y me sentí bienvenido. No podría pasar por eso solo... Cualquiera que me viera en la calle pensaría que estaba loco.Tom no dijo nada, solo se quedó allí, dejándome mojar toda su camisa con mis lágrimas saladas. Y la sensación que tuve fue que nunca dejaría de llorar.Tomó suavemente mi barbilla, haciéndome mirarlo.- Gatita, ¿qué pasó?- Por favor, no me hagas explicar. - Yo pregunté.- Todo bien. Ven conmigo.Me tomó de la mano y lo seguí. Cuando abrió la puerta del auto, estaba tratando de entender qué estaba pasa
Jamás en mi vida imaginé, a los veinte años, perder a mi madre y sentarme en una silla escuchando los “Mis pésames” de la gente. Ni siquiera vi quién estaba allí. Mi cabeza daba vueltas y vueltas y todavía sentía que nada de esto era real... Que me despertaría al día siguiente y todo estaría bien y mi mamá conmigo.Renuncié a Nicolás. Él no devolvió. Y me di cuenta en ese momento que no le importaba. Si pensaba que debía ignorarme y no estar conmigo cuando más lo necesitaba, no me merecía.Le pedí a Lorraine que avisara a mi padre en el hotel y así lo hizo. Esperaba que apareciera para disculparse con mi madre y despedirse. Pero no lo hizo.Cuando vi a Alissa, Val y Dani, sentí que mi corazón latía tan fuerte que no pude resistir las lágrimas. No dijeron nada... Sólo me abrazaron, en un “abrazo cuádruple”, como solíamos llamarlo. Sentirlos a mi lado en el momento en que mi corazón deseaba tanto acurrucarse era lo mejor que me podía pasar. No importaba el tiempo que pasara o que no nos
Me subí al auto y le dije a Lorraine, secándome las lágrimas:- Vámonos antes de que me arrepienta de todas las decisiones tomadas hasta ahora.Arrancó el auto y nos dirigimos a la casa de Nicolás. Desde el día anterior traté de llamarlo y no me contestó. El teléfono siempre estaba apagado. No quería irme sin hablar con él primero. Necesitaba explicar que Tom y yo no teníamos nada que ver el uno con el otro. Que había sido un malentendido... Y que sí, me iría con mi padre. Pero pronto volvería. Y necesitaba saber que mi madre nos había dejado. Lo necesitaba en ese momento como nunca lo había necesitado antes.Cuando llegamos, ya estaba cayendo la noche. Rápidamente bajé del coche y pulsé el timbre. Lorraine no bajó. Tomó un tiempo para que una mujer viniera a verme. Debía tener 50 o 60 años. ¿Era su madre?- Buenas noches... yo... quiero hablar con Nicolás.- ¿Nicolás?- Sí.- Debes ser Julieta.- Si, soy yo. lo dije con una sonrisa. Le había hablado a su madre de mí.Abrió la puerta
- ¿Tomás?- Hola Gatita.- ¿Cómo me encontraste aquí? – pregunté confundida.- Otto.Seguí mirándolo. Todavía era hermoso. Ni siquiera había tenido tiempo de mirarlo últimamente.- ¿Me vas a dejar en la calle? ¿No me invitas a entrar?No estaba seguro de qué hacer. Lo miré fijamente, tratando de encontrar una razón para dejarlo entrar a mi casa... oa mi vida.- Es solo una conversación, gatita. quiero saber como estas Te prometo que no dolerá nada... Ni habrá ningún tipo de presión.Salí por la puerta, dejando paso a él. Tom se quitó el abrigo y se sentó cómodamente en el sofá, incluso sin haber sido invitado. Me senté a su lado.- Lamento todo lo que pasó... Con tu madre. Y supongo que tu novio.- Gracias Tom.Tal vez no había reconocido a Nicolás de las noches de Manhattan, lo cual pensé que era extraño. O si recordaba, prefería no comentar.- ¿Quieres hablar de lo que pasó? - le preguntó.Tom me gustaba. siempre me gusto Pero no me sentía cómodo hablando con él sobre mi vida. Los m
Esa tarde, después de clase, fui al centro comercial. Compré todo lo que mis manos y brazos podían cargar. Después de llenar el auto, me dirigí al departamento. Le pedí al portero que me ayudara a levantarme con todo.- Me gustaría saber dónde pone todo esto, señora Juliet. - Él sonrió.- Estoy considerando seriamente sacar las cosas de Tom del armario. - le dije guiñándole un ojo.Tuve un pequeño problema para abrir la puerta con el pulgar. Tan pronto como se abrió, dije:- Tom y sus inventos. Esta cosa no siempre lee mis huellas dactilares.- El Sr. Panettiere siempre ha estado muy preocupado por los temas de seguridad.- Señor Lou... ¿Sería un abuso de su amabilidad pedirle que deje todo arriba, en mi habitación?- Por supuesto que no, señora Julieta. Me pagan por ello.Subió las escaleras detrás de mí y dejó todo en la puerta del armario. Dejé que la criada lo guiara hasta la salida y me acosté en la cama, cansado. Miré el reloj... Era tarde.Tom salió del baño, envuelto en una to
Miré a Tom, confundido, sin tener idea de lo que estaban hablando. Antes de que pudiera decir nada, Lorraine me tomó del brazo.- Ven, quiero mostrarte algo. - ella dijo. - Estamos de vuelta, chicos.Dejé que me guiara rápidamente, llevándome al baño.- ¿Qué estamos haciendo aquí? pregunté riéndome de ella.- Te traje aquí para que te des cuenta de que necesitas despertar.La miré sin estar seguro de lo que estaba diciendo.- Llevas un año con él...- No entiendo, Lorena.- Tom es un buen tipo. Tienes que deshacerte de Nicolás para siempre.- Ya me he deshecho de él.- No... No lo sabes.- Ya no pienso en él todo el tiempo. Tengo tiempo para otras cosas. - Admití.- Olvidé decirle a Felipe que Tom no era Nicolás. De todos modos... ¿Tom se dará cuenta?- Tom nunca preguntó sobre mi pasado. Mucho menos de lo que pasó con mi ex. Ni siquiera estoy seguro de que reconociera a Nicolás la noche que me dejó.- ¿Por qué no me buscaste más? – cargó ella.- Estoy... Haciendo muchas cosas.- ¿Lo
No podía levantar mi cuerpo del suelo. Tom se me acercó, me levantó y me llevó a la cama:- Hijo de puta, cabrón... - Dije tratando de golpearlo.- Te lo explicaré, gatita. Pero no ahora... No lo entenderías.Me levanté y lo señalé con el dedo.- Me voy...- Hoy no puedes salir de aquí. Mañana, sobrio, tomas alguna decisión.- Te odio.Me miró y dijo serio:- No te vas.- Esa no es la respuesta... Cuando digo que te odio...- ¿Y cuál sería?- Se me olvidaba... No eres el perfecto caballero. - Me reí. – Sólo existe aquí. Señalé mi cabeza.Tom se me acercó y me quitó el zapato y luego el vestido. Tomó mi cuerpo ablandado y me puso en la ducha, abriendo la ducha con agua fría.Sentí mi cuerpo estremecerse mientras mis manos cubrían mi cuerpo. Estaba vestido, pero no le importaba. Al cabo de un rato me sacó de allí, me secó y me acostó desnudo sobre la cama.- Usted necesita descansar.- ¿Para que esnifes cocaína? – me burlé. – Ahora entiendo las fiestas... ¿Hace cuánto que pasa esto?- A
- Lo siento, no pude traer todas mis cosas. – dije, sentándome en el asiento que me asignaron en el avión.Tom se sentó a mi lado:- Todo lo compras ahí, gatita.- ¿Y si nos quedamos más tiempo del que esperamos?- Usted compra aún más. - Él sonrió.- Estofado.Apoyé la cabeza en su hombro:- Tom, ¿me prometes que no me dejarás sola allí tan pronto como lleguemos?- Promesa.- Quiero conocer gente primero. Sabes que odio estar solo.- Inicialmente nos quedaremos en casa de mi pareja. Hizo un punto.- Qué hombre tan amable. - Observé.- Viviremos en la Villa, como la llaman. Es donde viven los empleados. Incluso sugerí hospedarme en una habitación del mismo resort o en una más sencilla. Pero dijo que quiere que nos sintamos bienvenidos y felices. Me gusta él.- ¿Ya conocías a este hombre antes de cerrar el trato?- No... Nadie lo conoce muy bien. Odia aparecer en los medios.- Creo que es inteligente. Hoy en día todo es tan peligroso. También deberías tener más cuidado.- Quiero que te