(Presente, centro psiquiátrico)
Renata y yo nos miramos por unos minutos que para mi son una eternidad. No sé si mi presencia la incomoda o le disgusta. Pero no me importa ahora. Avanzó un paso hacia ella. Despacio. Cautelosa, dándole tiempo de huir. Pero lo que hace me descoloca por completo. Renata corre hacia mí y … Me abraza. Solo recuerdo haber compartido con ella tres de estos abrazos. El primero cuando pensé estar embarazada de Orson, el segundo cuando mis padres se divorciaron y el tercero, el día que casi muero de sobredosis.
La arrullo durante un rato. Su delgado cuerpo tiembla.
—Lo siento, yo no quería hacerlo. —murmura desesperada.
—Shh, eso ya no importa —bisbiseo
—¿Me van a sacar de aquí? —Pregunta separándose de mi.
Miro a Félix, no sé que planes tiene. Pero de lo que si estoy segura es que Renata se viene a Madrid conmigo.
—Vendrás con
—¿Por qué creen que haya hecho eso? —Pregunta Eric.Horas después de llegar al hotel, todos nos encontramos reunidos en el salón de la habitación doble. Compartiremos camas, nadie quiere estar solo.Félix me mira, no sabe si puede decirle a mi jefe mi pasado.—Una larga historia. Pero en resumen, en nuestra adolescencia nos culparon de un asesinato, él fue el culpable y estuvo en prisión. —Explico tranquila, después de este día dudo que aun tenga trabajo.—¿Creen que fue por venganza? —Pregunta Jessica.—Imposible, no tiene razones para querer vengarse.—Si, las tiene. Yo me escapé, y ustedes lo dejaron solo cuando estuvo en prisión. Creo que nos guarda rencor por vuestra falta de apoyo.—En ese caso, no creo que sea suficiente para explotar un centro psiquiátrico.Todos estaban de acuerdo. Pero yo sabía que razones los llevaron a
—¿Tú y Jane, tienen algún rollito? —Pregunta Félix tomando asiento al lado de Eric—No.—¿Por qué se besaban?—¿No crees que Jane es lo suficientemente mayor para decidir a quien besa?—Lo sé… soló me preocupó por ella. Ya ha sufrido lo suficiente, no merece todo lo que está pasando. —Confiesa sutemor. A Félix, aunque lo oculte muy bien, se preocupa por Jane como no lo hace con nadie más.—Sé que te preocupas por ella. Pero la Jane que vi hoy, es capaz de acabar con un ejército si se lo propone. Ella es fuerte. —Dice Eric.—También es ágil, muy ágil. —agrega Félix, orgulloso.—Llevo días de conocerla y me doy cuenta del potencial que tiene. Ella es única. No debes preocuparte de ella, porque ella sabe cuidarse. Deberías empezar a cuidarte tú, estoy seguro de que primero acaban contigo que
Llego a al que fue mi hogar, ahora una montaña de escombro y humo. El caos de hace un rato desapareció, dejando en su marcha, dolor y pérdidas.Me acerco todo lo que puedo y trato de descubrir que explosivos usaron. Aunque no sé mucho del tema, sospecho que no fue una bomba o dinamita.—Explosivos de alto orden —Dicen a mis espaldas. Sin voltearme, sé de quién se trata—. ¿Hallaste algo? —Pregunta.—Nada, no hay nada. Es como si la tierra se la hubiese tragado. No podre hacer una despedida digna. —Susurro en su pecho. Él me aprieta y besa mi frente.—La encontraremos, viva o muerta.—¿Lo prometes? —Pregunto genuinamente.—Lo prometo. —Con este dicho, nos separamos. Callados caminamos hacia su coche.—Jane, ¿Qué ha pasado con el coche que llevaste?Apenada, acelero el paso. Pero él, al ser más alto que y
FlashbackEstoy en una jaula de metal, desnuda, esperando un plato de comida, no importa si está en mal estado. “El amo” estaba follando con otra de sus rehenes, seguramente por el culo, no me importa. Según él, yo estaba desgastada. Follaba con todos los días con varios hombres. Suena una campana, es hora de ver las buenas nuevas, aunque de buenas, nada. A cuatro patas llego a un extremo de la jaula donde se encuentra la salida. Ahí me espera Darren, uno de sus colegas.—Sal puta, hoy es tu día de suerte. —Dice dándome un puntapié— ¿cuánto tardaré en hacerte correr? Creo que a mis amigos les encantarías, eres una gran putita caliente.Pienso en un insulto, sé que me golpeara, pero ¿qué más da? No espero salir con vida, es mejor acabar con esta agonía. Me estrujó las neuronas buscando uno adecuado, no soy mal hablada, por lo que recurro al Alemán.—Verpiss dich! —Le digo. Cierro los ojos y espero la bofetada o
A la mañana siguiente me despierto, desconcertada miro a mi alrededor. Estoy en una habitación diferente a la mía, recuerdo el momento en el que me pase al cuarto de Eric, dormir en sus brazos, el beso. Exasperada, me levanto y me voy a mi habitación.«¿Qué he hecho?»No quiero que Eric se haga falsas ilusiones y lo primero que hago es demostrarle interés. «Imbécil»Me doy una ducha que dura una hora, necesitó un respiro. Algunas lágrimas traicioneras se me escapan, rápidamente las limpio. Una vez me doy por satisfecha y con valor para empezar el nuevo día, me envuelvo en un albornoz y salgo. Me miro al espejo , me veo otra vez, tengo el mismo aspecto de hace seis años. Ojeras, cansancio y ojos rojos. Mi aspecto deja mucho que pensar. Intento tapar las ojeras con maquillaje, aunque lo logro, sigo viéndome pálida. Buscó en mi mochila unas gotas para los ojos, recuerdo haberlas guardado
Después de prometerle a Renata ir a buscarla al día siguiente, muy temprano. Llegamos a las motos. Debemos comer o pronto estaremos en el hospital.Antes de llegar al restante miro la hora. Les informo y coinciden conmigo, es muy temprano para comer. Los convenzo de ir al mercadillo, Eric y Félix protestan, pero al final claudican.Miro miles de cosas, ninguna me gusta y a Jessica tampoco. El gentilicio desdesperan a Félix y Eric. Estamos por irnos, pero mis ojos encuentran un letrero que pone «Sexshop» tiro del brazo de Jessica para entrar, puede que encuentre algo que me guste.Antes de entrar alguien tira de mí.—¿Vas a entrar? —Asiento, claro que voy a entrar—. ¿Debemos acompañarlas? —Asiento nuevamente.—Claro, tigre. Debéis acompañarnos. —Eric me suelta y entra al local. Detrás de él voy yo.Al entrar miles de juguetes sexuales y disfraces se exti
Llegamos a casa, está en silencio. Renata se echa en menos. Subo a mi habitación y me cambio por ropa más formal. Debo ir de compras, la ropa de Jessica no me queda muy bien. Bajo nuevamente, los chicos están tomando una cerveza.—¡Mierda! ¿Dónde está Jane? —pregunta Félix, exaltado.—Aquí. —respondo entrando a la cocina.—Me llego una alerta, ¿sabes de ella? —asiento—. Lo siento, me dejé el móvil aquí. ¿Estás bien?—Si, no te preocupes.—¿Vas a salir? —asiento nuevamente—. Jane, no quiero que salgas sola.—Estaré bien. Además, Jessica no puede acompañarme y quiere que tú estés con ella.—¿Le ocurre algo?—Dolores menstruales, ya sabes, una mierda.—Está bien. Eric puede acompañarte.—No, no es necesario. Puedo cuidarme sola, Félix. Eric tiene planes más importantes.—Eso no es cierto, p
El camino al “lugar” es silencioso, únicamente la música se escucha de fondo. Analizó el cuerpo de Eric, hombros anchos, espalda larga y musculosa, brazos fuertes. Subo a su cara, la analizó en silencio. Me concentro en su forma de fruncir el ceño, en la forma en que entreabre los labios para soltar el aire. En el movimiento de sus ojos color esmeralda, la delicadeza con que agarra el volante, en como mueve su pierna con impaciencia mientras espera el cambio de color en el semáforo. Con cuidado agarro su mano. Él me mira. Le sonrió.Si debemos recorrer el camino hacia el infierno, ¿por qué no disfrutar el viaje?Concentrada en nuestras manos entrelazadas no me percato cuando el auto se detiene. Eric suena su garganta, levantó la vista y lo veo: el lugar.Es un campo de flores con un pequeño riachuelo, la luz de la luna se filtra entre las pequeñas olas haciéndolo un espejo asombroso de su magnífica bell