Cuando suena la irritante y molesta alarma que no recuerdo haber puesto me levanto y me ducho. Busco algo cómodo entre las perchas de ropa, encuentro unos pantalones de mezclillas y una camisa blanca, me lo pongo y lo complemento con unas botas militares. Bajo a la cocina por un café y los encuentro a todos sentados y listo para partir. Sorprendida con aquello pregunto:
—¿Pensaban ir sin mí?
—No querida, por eso puse la alarma —dice Félix—. Toma y vamos. —me entrega un café y me empuja hasta el ascensor.
En cuestión de horas aterrizamos en suelo Neoyorquino, estoy por besar el suelo al puro estilo de Juan Pablo ll, los aviones nunca han sido lo mío.
—Vamos a su tienda. —Félix nos guía por la ciudad. Miro a Eric, esta tan sexy en pantalones y camisa que lo detengo, espero que todo el grupo se nos adelante unos pasos. Le doy un beso y seguimos caminando agarrados de las manos.
A la mañana siguiente Isabelle esta como loca llamando a todo el mundo para conseguir una modelo. Renata intenta ayudarla, pero corre al baño cada cinco minutos para vomitar. Jessica está en un cuarto con Félix, vaya a saber haciendo qué. Eric no ha llegado y Orson tampoco. Los espero para salir de compras, algo diferentes a las normales. Necesitamos armas y tengo el lugar perfecto para encontrarlas. A las diez menos quince salimos del departamento y nos acomodamos como podemos en el Volvo negro de Jessica, es uno de los autos con más espacio. Tendremos que conseguir uno más grande o una camioneta familiar.—Pudimos haber venido por separado —Se queja Orson—. Eric me hubiese traído en su Austin Martín. —refunfuña.—Ya te lo dije, Orson. Necesitamos un auto sencillo. —Explico cansada.Cuando llegamos al lugar todos se asustan y Félix me susurra al oído:—Pequeña, ¿estás segura de q
Cuando llegamos a la casa, Isabelle camina de un lado a otro como quien tiene al diablo dentro. Grita e insulta a una persona por teléfono y yo me apiado del desafortunado. Al parecer no encuentra la modelo aún.Me escapo un rato a mi habitación a recibir una llamada de John. Quiere que vaya a verlo.Logro salir sin que nadie me vea. Eric y Félix están ocupados con los chicos nuevos; Jessica y Renata no están a la vista. Enciendo mi moto y antes de salir veo a Alec. Intento esconderme pero es imposible.—¿Vas a algún lugar? —pregunta montándose en la moto.—Si, y si no te importa voy tarde. —muevo la moto de lado a lado para que baje—. Necesito ir sola. Sabes de lo que hablo.Al final, comprende que es algo que tengo que hacer sola y baja. No necesito un escolta, estaré perfectamente.Cuando llego pongo mi placa a la vista, saludo a todo bicho viviente.
La noche llega y con ella nuestra preparación para la gran fiesta de moda. Jessica, Laura y yo nos arreglamos juntas en mi habitación mientras discutimos quien tiene más posibilidades de coger esta noche. Laura, con un simple y corto vestido de cuero, botas hasta la rodilla se ve despampanante.Jessica va un poco más cómoda, un vestido sin mangas y zapatos de tacón. Ella al igual que Laura no entrarán a la fiesta. Se quedarán junto a Renata, Alec, Massimo y Orson en un una camioneta, haciéndose pasar por una camioneta de periodistas. Yo me voy por algo más descarado, mi misión es conseguir llevarme a Francesco a algún cuarto o camerino para que Eric y Félix entren en acción.Con un conjunto de dos diminutas piezas: un top que cubre exactamente mis pechos y una falda ceñida al trasero, zapatos negros de tacón completan el look. Al final acordamos que yo seré la modelo y que Eric y Félix entraran haciéndose pasar por estilistas gais.
Cuando la alarma suena, me quiero morir: apenas cerré los ojos. Pero consiente de que todos estarán despiertos, me levanto y me ducho. Esta vez, dejo los pantalones de mezclilla y me prendo con unos leggins de cuero, una camisa blanca y tenis.Bajo, como era de esperar, todos están reunidos tomando café y desayunado en la mesa y encimera.Según escucho, la conversación se divide entre la pasada noche y videojuegos.—Buen día. —Dice Félix quien se levanta y me besa la mejilla— hay tortitas de fresa, para ti.Con una esplendorosa sonrisa le agradezco. Saludo uno por uno a todos los presentes y cuando me detengo frente a Eric, este vuelve a besarme en la boca. Todos ríen.—¿Francesco? —pregunto mirando a mi alrededor.—Está en el baño, aún. Ya le dimos comida. —Responde Massimo.A las doce del mediodía estamos bajando del coche,
—Jane, ¿qué te parece si celebramos esto como en los viejos tiempos? —Propone Jessica con una amplia Sonrisa.—Jess, no creo que sea oportuno. —Advierte Félix mirándola con contundencia.Los observo a los dos de hito en hito. Como se retan con la mirada y como brillan.Jessica se muerde el labio, tremenda loba. Félix sonríe y aparta la mirada. Eric permanece en su lugar, comiendo pequeños bocados. Orson y Alec que saben a lo que Jessica se refería, sonríen con picardía.No puedo decir que la propuesta no me tienta, me tienta mucho. Estoy con personas en las que confío y en cualquier caso estarán para defenderme. Aparto mi plato, me limpio la boca y musitó, sería:—Jessica, me parece una falta de respeto... —Ella me mira. Cambio el gesto por uno más risueño—, que no lo propusieras antes.Ella salta en su asiento y aplaude. Félix también
Al día siguiente, por la noche, Félix me ayuda a poner la moto a punto. La mitad de los chicos de Marcelo, incluyendo a Orson y Eric se marcharon a sus casas.—¿Qué pasa con Eric? —pregunta Félix mientras acomoda la moto junto a los coches.Sentada en el piso y comiendo una paleta respondo:—Nada, ¿debería pasar algo?Él solo niega con la cabeza y me tiende la mano. La tomo, me levanto. Vamos directamente a la sala de investigación para preparar las armas, chalecos y demás.A la mañana siguiente llegamos minutos antes de iniciar a la carrera. Al final, decidimos venir: Félix, Alec, Eric y Laura a la carrera. Nos encontraremos con el resto después. Me cambio en una milésima de segundos. Eric me ayuda a ponerme la faja pistorela mientras yo me pongo una funda pernera. En caso de una persecución no querría estar desarmada.Salgo a la pista sonriendo pese a la incomodidad qu
Cuando salgo de la impresión, levanto la vista y veo a Alec encima de mí con los ojos cerrados. Me asusto. Lo echo a un lado con ayuda de los demás. La sangre no es mía, es de Alec. El tipo que choco anteriormente con el muro le disparo. Como si leyese mi mente, Eric saca el arma y le dispara varias veces.Junto a Jonathan y Félix asisto a Alec, que tirado en el suelo se retuerce.—Quieto, estarás bien. —le digo desesperada.Abro su camisa. La bala le dio en el costado del estómago. Miro a Renata en busca de ayuda: ella es doctora.—Tenemos que sacarlo de aquí. —Dice. Hace presión en la herida para parar la hemorragia.Los chicos lo agarran con cuidado de no lastimarlo más y lo suben a uno de los coches. Yo subo primero y me acomodo de modo que la cabeza de Alec repose en mis piernas.—¿A dónde vamos? —pregunta Orson al volante.—No podemos ir a un hospital, sería s
Tengo un fuerte dolor de cabeza. Intento mover el brazo derecho, pero este no me responde. Agitado abro los ojos y lo primero que veo son los ojos color esmeralda de Eric. Me sonríe y me quita el cabello de la frente. Desorientada miro a mi lado, veo a Alec, con una transfusión de sangre en proceso. Pequeños fragmentos de lo que paso hace unas horas llegab a mi mente.—¿Él está bien? —le pregunto a Eric.Me noto la boca seca y el cuerpo débil, a dolorido; como si me hubiesen pasado un camión por encima.—Está bien. Renata dice que en unas horas despertara. —Me acerca un vaso a la boca—. Bebe.Le hago caso. Una sustancia espesa y dulzona se desliza por mi garganta. Agradezco el frescor. La bebo toda y me asiento en la cama. Eric con cuidado de no lastimarme el brazo vendado, me acomoda la almohada.—&ique