Lucero Intentaba rezar todo lo que me enseñaron en el convento y hasta lo que no existía cuando Sharif se separó de mí, no sé qué está pasando con mi sentido común que pareciera perderlo cuando él está tan cerca, pero lo peor de todo fue cuando me giré al escuchar la voz de Abiud al otro lado de la línea, no entendía lo que decía con claridad, pero sabía que era él, entonces la cara de Sharif pasó a una de total preocupación, cortó la llamada y tomó mi muñeca con fuerza. —Tenemos que salir de aquí, corre. Nos levantamos en el acto rumbo al auto, nos habíamos apartado bastante y la arena no ayudaba demasiado. —¿Qué ocurre? ¿Otra vez los gorilas de tu padre? —pregunté bastante preocupada sin dejar de correr. —Sí, al parecer nos encontraron y vienen por nosotros. Aceleramos el paso tanto como nos fue posible y al estar a diez metros del parqueadero vemos cómo dos camionetas van ingresando, el problema es que no importa si logramos llegar al auto porque solo hay una vía de escape y
Sharif Estaba desesperado con toda esta situación, ahora no sabía si agradecer o maldecir más el hecho de que nos quedáramos juntos, pero primero debía averiguar qué pretendía mi abuelo con todo esto y no fue sino hasta la quinta llamada que por fin contestó el móvil. —¿En dónde estás y por qué no me dijiste que nos quedaríamos con Amal? —Hola para ti también, yo estoy muy bien gracias —respondió sarcástico. —No te hagas, estoy atrapado en la casa de Amal con Lucero por culpa de los hombres de mi padre ¿y tú confabulas con el universo para que nos quedemos aquí sin que sepamos nada? —Es lo mejor Sharif, hoy fui a hablar con tu padre para intentar una conciliación, pero todo terminó en discusiones y amenazas. —Eso lo comprendo, pero ¿qué tiene que ver con quedarnos aquí? —Que él sabe que me marcharé y será más fácil ingresar con sus hombres en mi ausencia, ya hablé con Abiud para que se quede en otro lugar y ustedes se refugiarán con Amal, además, dijiste que los persiguieron ho
Lucero —Lo que dice es una acusación bastante grave señora Amal. —Lo sé y por eso nunca se lo dije a Ahmed, pero más que nada, porque no tenía pruebas de ello y la única persona que podía decir algo era Defne, además, su prometido había salido del país y fue imposible rastrearlo. —¿Y por qué dice que ellos son los culpables de su muerte? —Defne se comprometió con un hombre de un estatus diferente, no era pobre, pero tampoco provenía de una familia como la de Abiud, siquiera para decir al menos que era “aceptado” ¿Me comprendes? —asentí. —Defne me explicó que este hombre, una semana antes de ella fallecer, le dijo que el compromiso se cancelaba, primero porque no la amaba, pero ella no creía esas palabras a raíz de todo lo que vivieron, entonces lo presionó bastante esos días hasta que él le confesó la verdad… —¿Y cuál es? —Omar y Farehya lo amenazaron con desaparecer a su familia si continuaban con el matrimonio; porque ellos querían casar a Defne con un empresario mucho mayor q
Sharif Me encontraba bastante ansioso al saber que pasaríamos la noche juntos, o bueno, no juntos; juntos, pero sí en la misma recámara, ella también se veía muy tensa con toda la situación, pero me di cuenta que rápidamente cayó dormida, esto, porque dejé de escuchar sus uñas chocarse entre sí, algo que al parecer hacía inconscientemente, yo en cambio me la pasé mirando al techo alrededor de una hora. Después de este tiempo, me levanté un momento para ir al baño y al regresar, no pude evitar verla, esa imagen de ella me hizo sentir tranquilo, estaba muy serena durmiendo de lado y abrazaba la almohada como a un oso de peluche, parecía una niña, entonces escucho que tocan la puerta suavemente y la voz al otro lado de la puerta activó nuevamente mis nervios. —Sharif ¿estás despierto? Era imposible negarme porque ella sabía que tenía problemas para dormir y por lo general solía tardarme en hacerlo, así que llevé rápidamente las cosas a la cama, pero justo antes de dejarlas, Lucero ca
Sharif Esta vez, ella se impulsa robando mis labios y tomé tanto aire como pude en lo que mis brazos se apoderaron de su cintura cortando la distancia entre nosotros. Sus manos se desplazaban por mis brazos, recorrían mis hombros y bajaban por la estorbosa camiseta que no hacía más que asfixiarme, pero al sentir su piel en la mía perdí la escasa razón que me quedaba. La atraje dejándola a horcajadas sobre mí, ella se impulsaba dejándose llevar como si este baile lo hubiéramos hecho antes, como si nuestros cuerpos se reconocieran de toda la vida. Me separé un instante retirando mi camiseta y sentí sus zafiros desnudar mi alma ante el deseo que los dibujaba, aceleraba mi corazón, generaba un vacío en mi estómago que no quería terminar y por un instante creí que se iría, así que corté un poco la distancia acunando mis manos en su rostro para que no lo apartara. —Última oportunidad De Almeida, vete ahora y prometo no volver a molestarte, o quédate y afronta lo que venga conmigo. Supli
Alison Al menos agradezco que Tarifa esté a nada de Rabat en avión, porque la angustia que sentía con la llamada de Abiud era descomunal, por suerte todo salió bien en el vuelo y ahora por fin puedo salir de aquí tras hacer el registro en migración, pero justo en toda la puerta me encuentro con ese hombre y no sé si es el terrible sol que hace, el estrés acumulado que tengo o lo que tiene por decir lo que me hace fruncir tanto el ceño. —Ya estoy aquí, ahora dime ¿dónde está Luz y qué diablos le hicieron? —Hola para ti también —responde sarcástico. —Dejemos las formalidades para después, ahora responde lo que te pregunté. —Este no es el mejor lugar para hablar, ven conmigo. Seguí el camino tras él hasta llegar a una camioneta, me sentí un poco desconfiado, pero ahora necesitaba saber qué pasaba con mi hermana, sin embargo, no esperaba encontrarme a otro hombre mayor dentro de esta. —Buenos días y bienvenido a Rabat, mi nombre es Ahmed Qattan. Quedé enmudecido al escuchar el nom
Lucero Abrí mis ojos de a poco sintiendo algo duro bajo mi cabeza, pero al ver que me encontraba acostada sobre el pecho de Sharif recordé lo ocurrido, mi corazón y pulmones trabajaban erráticos y mis nervios se intensificaron al ver que estaba desnuda al igual que él, pero la sonrisa que dibujó en su rostro me hizo olvidarme de todo, me hizo sentir más tranquila y me quedé admirándolo, detallando cada facción de su rostro que yacía en paz mientras dormía. Creo que nunca lo vi tan sereno y feliz como ahora, así como yo tampoco me había sentido tan segura y deseosa de estar con un hombre hasta anoche. Me sentí mal al ver cómo salió del cuarto tan disgustado y al no poder conciliar el sueño, quise hablar con él para aclarar las cosas, pero el tenerlo tan cerca y escuchar la sinceridad de sus palabras me hizo perder la cordura, me dejé llevar por todas las reacciones que desprendía de mí y aun cuando me cohibí al punto de querer huir cuando descubrió mi camisa, él me hizo sentir desead
Sharif Todavía sigo sin creer nada de lo ocurrido anoche ni lo de hace unos minutos, tampoco me creería el increíble momento que podría estar pasando ahora mismo con Lucero de no ser porque me sacó casi a las patadas de la habitación para que no me duchara con ella, lo que me parece completamente ridículo, pero considerando que ayer casi me asesina por dejarla morir de hambre en la mañana, no imagino cómo sería hoy después de todo lo que hicimos. Por suerte me conozco bien esta casa y Amal siempre nos enseñaba a Defne, Abiud y a mí a cocinar, mi abuela no era tan apegada a esto, decía que para eso estaba la servidumbre, pero tengo excelentes recuerdos con ellos aquí en la cocina, una que hace mucho tiempo no pisaba y al hacerlo ahora me inundaba de una alegría inigualable, aunque quizás sea también por Lucero. —Definitivamente necesito de esa misma medicina para levantarme así cada mañana. Me giré en el acto viendo que Amal ingresaba muy sonriente a la cocina con una mirada de: “S