Sharif Me encontraba bastante ansioso al saber que pasaríamos la noche juntos, o bueno, no juntos; juntos, pero sí en la misma recámara, ella también se veía muy tensa con toda la situación, pero me di cuenta que rápidamente cayó dormida, esto, porque dejé de escuchar sus uñas chocarse entre sí, algo que al parecer hacía inconscientemente, yo en cambio me la pasé mirando al techo alrededor de una hora. Después de este tiempo, me levanté un momento para ir al baño y al regresar, no pude evitar verla, esa imagen de ella me hizo sentir tranquilo, estaba muy serena durmiendo de lado y abrazaba la almohada como a un oso de peluche, parecía una niña, entonces escucho que tocan la puerta suavemente y la voz al otro lado de la puerta activó nuevamente mis nervios. —Sharif ¿estás despierto? Era imposible negarme porque ella sabía que tenía problemas para dormir y por lo general solía tardarme en hacerlo, así que llevé rápidamente las cosas a la cama, pero justo antes de dejarlas, Lucero ca
Sharif Esta vez, ella se impulsa robando mis labios y tomé tanto aire como pude en lo que mis brazos se apoderaron de su cintura cortando la distancia entre nosotros. Sus manos se desplazaban por mis brazos, recorrían mis hombros y bajaban por la estorbosa camiseta que no hacía más que asfixiarme, pero al sentir su piel en la mía perdí la escasa razón que me quedaba. La atraje dejándola a horcajadas sobre mí, ella se impulsaba dejándose llevar como si este baile lo hubiéramos hecho antes, como si nuestros cuerpos se reconocieran de toda la vida. Me separé un instante retirando mi camiseta y sentí sus zafiros desnudar mi alma ante el deseo que los dibujaba, aceleraba mi corazón, generaba un vacío en mi estómago que no quería terminar y por un instante creí que se iría, así que corté un poco la distancia acunando mis manos en su rostro para que no lo apartara. —Última oportunidad De Almeida, vete ahora y prometo no volver a molestarte, o quédate y afronta lo que venga conmigo. Supli
Alison Al menos agradezco que Tarifa esté a nada de Rabat en avión, porque la angustia que sentía con la llamada de Abiud era descomunal, por suerte todo salió bien en el vuelo y ahora por fin puedo salir de aquí tras hacer el registro en migración, pero justo en toda la puerta me encuentro con ese hombre y no sé si es el terrible sol que hace, el estrés acumulado que tengo o lo que tiene por decir lo que me hace fruncir tanto el ceño. —Ya estoy aquí, ahora dime ¿dónde está Luz y qué diablos le hicieron? —Hola para ti también —responde sarcástico. —Dejemos las formalidades para después, ahora responde lo que te pregunté. —Este no es el mejor lugar para hablar, ven conmigo. Seguí el camino tras él hasta llegar a una camioneta, me sentí un poco desconfiado, pero ahora necesitaba saber qué pasaba con mi hermana, sin embargo, no esperaba encontrarme a otro hombre mayor dentro de esta. —Buenos días y bienvenido a Rabat, mi nombre es Ahmed Qattan. Quedé enmudecido al escuchar el nom
Lucero Abrí mis ojos de a poco sintiendo algo duro bajo mi cabeza, pero al ver que me encontraba acostada sobre el pecho de Sharif recordé lo ocurrido, mi corazón y pulmones trabajaban erráticos y mis nervios se intensificaron al ver que estaba desnuda al igual que él, pero la sonrisa que dibujó en su rostro me hizo olvidarme de todo, me hizo sentir más tranquila y me quedé admirándolo, detallando cada facción de su rostro que yacía en paz mientras dormía. Creo que nunca lo vi tan sereno y feliz como ahora, así como yo tampoco me había sentido tan segura y deseosa de estar con un hombre hasta anoche. Me sentí mal al ver cómo salió del cuarto tan disgustado y al no poder conciliar el sueño, quise hablar con él para aclarar las cosas, pero el tenerlo tan cerca y escuchar la sinceridad de sus palabras me hizo perder la cordura, me dejé llevar por todas las reacciones que desprendía de mí y aun cuando me cohibí al punto de querer huir cuando descubrió mi camisa, él me hizo sentir desead
Sharif Todavía sigo sin creer nada de lo ocurrido anoche ni lo de hace unos minutos, tampoco me creería el increíble momento que podría estar pasando ahora mismo con Lucero de no ser porque me sacó casi a las patadas de la habitación para que no me duchara con ella, lo que me parece completamente ridículo, pero considerando que ayer casi me asesina por dejarla morir de hambre en la mañana, no imagino cómo sería hoy después de todo lo que hicimos. Por suerte me conozco bien esta casa y Amal siempre nos enseñaba a Defne, Abiud y a mí a cocinar, mi abuela no era tan apegada a esto, decía que para eso estaba la servidumbre, pero tengo excelentes recuerdos con ellos aquí en la cocina, una que hace mucho tiempo no pisaba y al hacerlo ahora me inundaba de una alegría inigualable, aunque quizás sea también por Lucero. —Definitivamente necesito de esa misma medicina para levantarme así cada mañana. Me giré en el acto viendo que Amal ingresaba muy sonriente a la cocina con una mirada de: “S
Alison No puedo creer que me dejara convencer de empezar ahora con la investigación en vez de ver a mi hermana, pero debo reconocer que al menos Ahmed (quien me dejó llamarle por su nombre), se ha dedicado a investigar a Ramiro en lo que Abiud y yo revisamos las empresas de los Qattan una a una, desde las de Ahmed hasta las de su hijo Omar e incluso las de Sharif. —Me sorprende que me permitan ver todo esto a sabiendas de que podría vender esta información y ganarme una fortuna. Ahora me encontraba revisando una empresa de Omar Qattan que me estaba dando un poco de dificultad comprender. —Será mejor que no te atrevas —responde Abiud sin apartar tampoco la vista de la carpeta en su mano. —Si te estamos dando esta confianza es porque necesitamos tu ayuda y no nos sirves de nada si no estás al tanto de todo. —Lo que no entiendo es por qué no sacan a Sharif de aquí junto a nosotros, sería más fácil para todos. —En realidad no, su padre está empeñado en encontrarlo como sea, el cont
Alison Después de un extenso día por fin nos fuimos a la casa de Amal Balima, la amiga de Ahmed, ella recién lo había llamado para preguntarle si iría a cenar y al comentarle que estaba en compañía de nosotros nos invitó a todos, así que finalmente llegamos a su enorme residencia (por no mencionar el sector tan lujoso en el cual me encuentro) y uno de los trabajadores nos guía hasta ella quien está en una gran sala leyendo una revista, pero al percatarse de nuestra presencia viene de inmediato saludando a Ahmed con un abrazo y un semblante que dejó mucho por decir, con Abiud sí era maternal y a mí me miraba de pies a cabeza. —Imagino que tú debes ser Alison Manrique —dice ella sin dejar de analizarme con una gran sonrisa. —Mucho gusto, mi nombre es Amal Balima, Ahmed me habló de tu llegada. —El placer es todo mío señorita Amal ¿o debo decir señora Balima? —estiré mi mano la cual tomó cual dama de sociedad y dejé un sutil beso en sus dedos. —Señorita Amal querido, hace mucho enviud
Alison—¿¡Te acostaste con Sharif Qattan!? ¿¡En qué rayos estás pensando Lucero!? —reclamé furioso.—Ali cálmate, solo pasó, fue algo impulsivo.—¿Solo pasó? ¿Algo impulsivo? ¡Estás loca Luz!, pero tú no haces esas cosas por ser impulsiva ¿Acaso tú…? —detuve mis palabras detallándola más. —Tú… estás enamorada de él… —murmuré sin poder creer mis propias palabras, pero era la única explicación que tenía.—Ali no es tan así, apenas y hemos hablado, solo fue algo que pasó y ya.—No Luz, estás enamorada de Sharif, no sé si no quieres admitirlo o no te das cuenta del hecho, pero lo estás.Todavía seguía sin creerme mis palabras y ella mucho menos lo hacía al escucharlas, entonces ambos caímos recostados en el sofá como si hubiéramos corrido una maratón, el silencio fue todo lo que nos quedó, procesábamos mis palabras en medio de él y entonces nos miramos comprendiendo el dilema tan grande en el cual estaba ella, quien se acomodó en mi pecho muy conflictuada por el asunto en lo que yo la rec