Anastasia, Felisa y Romina componían el grupo de amigas que había conocido, los novios de Felisa y Romina y el hermano de Anastasia también nos acompañaban, Roman, Marcial y André. Siendo ambos hermanos los únicos solteros del grupo.Cada tarde nos reuniríamos en mi casa, había destinado un salón precisamente a esto, los chicos eran letrados abogados y doctores, las chicas estudiosas filosóficas e investigadoras del comportamiento de las especies. André era médico, de él aprendí más sobre nuestro nuevo mundo, licántropos, brujos y elfos eran solo algunas de las especies con las que compartiamos territorio. También aprendí que el lugar en donde estábamos no existían en realidad para el mundo humano, los brujos habían construido un sólido sigilo en todo nuestro entorno, siendo así un gran territorio escondido del mundo. Pero la mayoría, como Saya, vivían en cercanía de los humanos, inclusive entre ellos.Todo lo que escuchaba era como volver a los cuentos de antaño y llenaban mi alma d
Las tardes pasaban tan rápido con buena compañía, había empezado a acostumbrarme a esta extraña vida tranquila. Me sentía como en una película, socializando esperando a mi amado que llega del trabajo, todo color de rosas, rosas carmines para ser exactos. Xavier siempre fue muy cercano y atento por lo que un cambio por más mínimo que fuera era bastante notorio, él siempre estuvo en desacuerdo con mis actividades grupales, nunca quiso integrarse ni compartir con nosotros y los chicos tampoco tenían gran simpatía por él. Dadas sus profesiones yo esperaba algo diferente, Xavier ahora trabajaba en los laboratorios de genética y los chicos también eran cercanos a esa área. Por esa razón me pareció poco llamativa su distancia, estaba enojado por mi terquedad. Pero los días avanzaban y cada vez nos veíamos menos, no llegaba a casa y si lo hacía eran momentos tensos y sin hablar mucho. Había algo en sus ojos que encendían mis alertas, algo estaba mal, pero no quería saberlo en realidad. No q
A pesar de toda mi rabia e indignación no podía soportar ver a Xavier en un estado tan demacrado. Él decía que estaba destrozado por nuestra separación y que se arrepentía profundamente de su desliz.Después de muchos intentos de reconciliación por su parte, acepté volver a intentarlo, pero no me sentía lista para volver a dormir con él, así que solo se cambió a una habitación mucho más cómoda que la anterior. Xavier se mostró sumiso y complaciente durante todo ese tiempo, además nunca descuidó sus compromisos laborales ni sociales, pero todos podían notar lo miserable que parecía, así que había toda una campaña de reivindicación a su favor.A los pocos meses se celebraba nuestro aniversario de iniciación, una especie de cumpleaños, en realidad era más una excelente excusa para celebrar. Xavier y yo habíamos sido iniciados con un año de diferencia, pero en días muy cercanos, así que la celebración era para ambos.Él pareció especialmente dedicado a la preparación de la fiesta, quería
Había un magnetismo evidente entre los dos, yo estaba muy confundida, pero la sensación de que recorría mi cuerpo era lo más agradable que había experimentado en los últimos años. -Dijiste que era un placer volver a verme- dije casi en un susurro -¿Nos habíamos conocido antes?- pregunté sabiendo la respuesta, era imposible haber olvidado una presencia tan cautivadora. -Te he estado observando hace un tiempo, cuando supe que llegaste a vivir a la ciudad- Dijo relajadamente, como si no fuera alarmante el hecho de haber estado espiándome. -¿Eres alguna clase de acosador?- sonreí estúpidamente. -La verdad es que soy tu verdadero amor- respondió mientras volvía a tomar mis manos y las besaba dulcemente.El grito estridente de Xavier fue como un relámpago en la oscuridad, revelando la escena comprometedora entre nosotros. Me quedé inmóvil, pensando en que se aclararía todo en una charla. Pero Xavier caminó hacia mí con furia y me tomó el brazo con fuerza para arrastrarme hacia adentro
No sé cuánto tiempo estuve sentado ahí, pero mi cabeza daba vueltas una y otra vez a lo que habíamos vivido con Xavier. Cómo nos conocimos, cómo nos enamoramos, cómo me buscó... Cómo no le asustó en ningún momento mi transformación. Él lo sabía.Las palabras de Saya rebotaban en mi cabeza haciendo eco y dolían como graves puñaladas, todo el tiempo tuvo razón y yo no le hice caso embelesada por un amor que ahora ni podía afirmar si fue real.Yo no podía salir de la casa, si salía Xavier podía volver, así que envié a buscar a Saya lo más pronto posible, y como imaginé, ella no tardó en llegar con sus mejores ropas y los labios de rojo.-Pensé que te tomaría más tiempo- Dijo a penas entrando por la puerta, pero al mirarme a los ojos su expresión cambió de inmediato -¡Ese desgraciado te golpeó!- y tocó mi mejilla con delicadeza.Ya no había huella de su golpe, pero ella podía verlo en mis ojos, ella siempre sabía todo antes de que pudiera hablar.-Entra por favor- La llevé por el pasillo
La realidad del mundo suele ser demasiado cruda para que la aceptemos de primera mano, por eso nos refugiamos en los rincones de interacciones idealizadas, nuestro cerebro busca un lugar seguro y a falta de aquello lo inventamos o decidimos creer en el invento de alguien más.La soledad y la incertidumbre siempre fue parte de mi vida hasta que llegó él, era todo lo que estaba bien para mí, a pesar de que mi realidad no había cambiado en absoluto parecía más tolerable junto a su presencia.Era servicial, amoroso, encantador. Teníamos esa química sexual que subía a tope las endorfinas y me embriagaba en la sensación de bienestar a la que busqué aferrarme siempre a toda costa.Es por eso que no me costó asumir mi nueva vida con él en este punto, nada era realmente importante mientras estuviera junto a él y el panorama era bastante beneficioso ahora que la eternidad nos unía.Nunca me detuve a pensar en qué tan real era todo en mi vida, si él sentía lo mismo que yo, si él me amaba tan des
Desperté en una hermosa habitación rodeada por Saya y otras personas. Lo de despertar así podría hacerse una costumbre. Aún estaba molesta por su actitud y el no dejarme visitar la tumba de Xavier, ni tener ese último momento para despedirme. Tenía ganas de gritar, pero las personas a mi alrededor no me quitaban los ojos de encima, parecían esperar algo de mí. Me sentí como una mascota nueva que ella luciría a su antojo. -No me siento cómoda en esta situación Saya, será posible algo de intimidad- Dije entre dientes lo más despacio que pude. -¡Ay Beth, cariño! Estábamos muy preocupadas por ti, jamás habíamos visto a alguien en tu estado...- Soltó una chica alta y rubia agitando las manos con histeria.-¿Quién carajos es Beth?- Dije sorprendida y nerviosa. Los últimos días han sido tan raros. -Saya, de verdad, no tengo fuerzas para tus exposiciones frívolas sobre mi existencia.- Me puse una mano sobre los ojos y recliné la cabeza hacia atrás. -Señorita Elizabeth ¿Recuerda usted qué
Me acerqué con cautela y respondí a su saludo con una sonrisa nerviosa. Sobre la mesa alcancé a ver varias copas, sobres y frascos. El olor metálico de la sangre invadía el ambiente y sentía la garganta ardiendo. Pasé la lengua por mis labios instintivamente, aún parecía tan repugnante para mí ser consciente, pero la oscuridad dentro de mí parecía dominarlo todo lentamente.-Bueno, creí correcto comenzar tu inducción con la alimentación, supongo que esa cabecita está llena de mitos de la televisión ja ja- Reía él con tanta naturalidad acomodando sus lentes en un gesto ingenioso y demasiado cercano. La familiaridad que sentía con él cada vez era más latente.-¿Por qué hay tantos frascos? ¿A cuántos han matado para traer todo este... Banquete?- Pregunté aún en un tono sarcástico y duro -Exactamente a eso me refería- Se acercó a la mesa con elegancia. -Te he traído desde lo más fino y codiciado, auspiciado por un amigo- Guiñó un ojo a Saya. -Hasta lo más común de nuestra dieta- Empezó