—¿Qué sucede, Sol? ¿No vas a decirme qué era eso tan importante que debías contarme? —No sé si deba decírtelo, Nacho. No ahora que sé que tú y la Sra Rebecca son hermanos. —¿O sea que se trata de ella? —pregunta y la chica asiente.—Entonces dime qué pasa con mi hermana. —Está bien, pero me prometes no decir nada. —Sí, te lo prometo. —responde cruzándose de brazos. —Escuché una conversación entre el Sr Emilio y la Sra Yolanda, y él le dijo claramente que la niña Sofía, es una Ferrer. —Eso no puede ser, Sol. Además Sofía también ¡es mi hermana! —exclama emocionado y a la vez sorprendido; y es que hasta ese momento, Nacho no se había percatado de ello. Sol se lleva las manos a la boca con asombro:—Joder, te he dicho algo que no debías tampoco saber. —Debiste oír mal, Sol. —masculla. —Estoy muy segura de lo que oí, pero si no me quieres creer allá tú. Ahora cuéntame cómo eso que la Sra Rebecca es tu hermana. Nacho comienza a contarle la historia de cómo se enteró qu
Rebecca no puede creer lo que está escuchando. Emilio estaba desvariando, ¿se había vuelto loco?—¿Qué dices, joder? —Lo que escuchaste y si no quieres creerme, ve y dile a Yolanda que te cuente la verdad. —espeta apartándose de ella.Hasta ese instante, Rebecca había llegado a pensar que Emilio estaba perdiendo la razón, pero al escuchar mencionar el nombre de su madrina, sus convicciones desaparecen por arte de magia y su vida da un vuelco extremo. La pelicastaña siente una fuerte punzada en el vientre. Se lleva las manos a la parte baja de su abdomen, respira tratando de controlar aquel dolor, mientras Emilio la observa con preocupación.—¿Qué te sucede? ¿Estás bien, Rebecca? —se aproxima a ella. —¡No me toques! No te atrevas a ponerme un dedo encima. —advierte levantando su mano y poniéndole un límite, sin dejar de sostener su vientre con la otra mano. —No quieras comportarte como una niña. Dime si te sientes algún malestar, ¿necesitas que llame a Rosa? —El rostro de Em
—¿Pasa algo con mi bebé? —pregunta con insistencia.—Puedo observar que la placenta está más abajo de lo normal, Rebecca. —dice señalando en la pantalla del monitor la posición de la placenta. —¿Y eso que significa? —interroga visiblemente angustiada. —La placenta baja es una condición atípica en la que la placenta se ubica en la parte inferior del útero —explica— lo cual exige que la gestante esté en reposo por determinado tiempo hasta que la placenta suba nuevamente al lugar donde debería estar. De no ser así, pone en riesgo el embarazo. —¿Pero afecta a mi bebé? Dime la verdad Rosa. —Puede empeorar si no tomamos la previsiones necesarias. Deberás evitar estar mucho tiempo de pie, caminar por largas distancias, tampoco podrás usar tacones. Y sobre todo no podrás tener relaciones sexuales hasta tanto no hayas mejorado. —Eso es lo de menos, Emilio y yo… —Guarda silencio y suspira, luego agrega— Haré lo que deba hacer, no quiero que mi bebé sufra algún daño por mi culpa. —C
Ahora que Rebecca sabe toda la verdad sobre Sofía, no tiene más opciones que aceptar que Emilio reconozca a su hermana. No tenía ningún sentido oponerse a ello, ya no tenía derecho alguno para interferir sobre el futuro de la pequeña Sofía.El trámite se realiza de forma fácil e inmediata, a través de la cláusula que Ennio Ferrer estipuló en su testamento, en el cual mencionaba que debían ubicar a aquella mujer que en su pasado fue importante. Aunque nunca dejó claro que tenían dos hijas en común –por obvias razones– quería dejarle una buena cantidad de dinero y propiedades a Yolanda y a su otra hija. Ennio deseaba que sus dos hijas, Emma y Sofía tuviesen las misma oportunidades; sin imaginar el futuro que dos años después, viviría la pequeña Emma, a quien le había dado todos los lujoso posibles, pero lejos de su verdadera madre. Con el testimonio de Benavides, quien conocía sobre la relación extramarital de Ennio y Yolanda, y la prueba de ADN que Emilio había mandando a hacer
Rebecca llega a su nueva oficina, Borjas la recibe amablemente con un ramo de rosas. Aquel gesto tan particular halaga a la pelicastaña, quien le muestra una sonrisa sincera. —¡Bienvenida, Rebecca! Bienvenida al Healt Grupo. —¡Gracias! Gracias por este recibimiento y por tu apoyo, Borjas. —¿Ya almorzaste? —pregunta con entusiasmo. —Aún no, desayuné un poco tarde en la universidad, además debo arreglar las cosas que traje para ordenar mi oficina.—Hagamos algo, yo te invito a almorzar y luego te ayudo a arreglarlo todo, ¿de acuerdo? —¡Vale! Ambos salen del edificio y suben al coche de Borjas, él conduce a un restaurante bastante lujoso de la ciudad. —Después de ti, Rebecca —dice mostrando una sonrisa en su rostro y haciendo un gesto hacia el interior del restaurante.—¡Gracias! —Rebecca entra y el hostess los conduce hasta el área VIP del lugar. Toman asiento en una mesa retirada, cerca a una hermosa fuente, lejos de la ventana y del bullicioso de los transeúntes yend
Regreso a la mansión, pensando en lo que ocurrió con Borjas una hora atrás. Él es un hombre tan gentil y amable conmigo, que es imposible ocultar que podría ser la pareja perfecta que cualquier mujer sueña. Sin embargo, no puedo permitir que haya confusiones entre nosotros. Eso sería difícil para mí, trabajar al lado suyo cuidando constantemente de que cualquier palabra que diga o cualquier gesto que haga pueda provocar una situación similar a la de hace un momento. Bajo del taxi, busco las llaves y abro la puerta. Entro y al lado derecho veo a Emilio sentado, tomando una copa de vino. Él voltea a verme, se levanta del asiento y se dirige en dirección a mí.—Aguarda, Rebecca.Me detengo en medio del pasillo. —Sí, dime. —digo sin mirarlo a la cara, mientras guardo el manojo de llaves dentro de mi bolsa. —Quería saber como te fue hoy y cómo te sientes. —pregunta en tono suave y con visible interés. —Bien, estuve toda la mañana en la universidad bastante ocupada y en la tarde
Emilio toma la camisa del suelo, saca su móvil y atiende una llamada. Rebecca retrocede al escuchar, cuando –con una voz casi inaudible– Emilio nombra a su interlocutora:—¿Qué ocurre Carmina, por qué me llamas? La pelicastaña regresa hasta la cama sigilosamente, mientras él conversa en voz baja. Carmina le pide verlo, necesita hablar con él y se escucha desesperada. Para Emilio es difícil negarle su apoyo sobre todo cuando ella le asegura que su padre descubrió la traición de su madre. —Dame unos minutos y voy a para allá. —Termina de decir y comienza a vestirse de nuevo. Rebecca cierra los ojos, mientras siente su corazón hacerse añicos. Emilio sale de la habitación y la pelicastaña rompe en llanto. Fue una tonta al pensar que había posibilidades de reconciliarse cuando existen tantos obstáculos entre ellos. Aquella mujer era importante para su esposo, quizás se había enamorado de ella o quizás siempre estuvieron enamorados.Asqueada por aquella realidad, Rebecca se conf
—Conozco a alguien que puede ayudarnos.—¿Quién Rebecca? —pregunta Romina, aún consternada.—Descansa un poco, pediré algo para almorzar juntas y luego me acompañas a mi consultorio ¿Vale?—Gracias, Rebecca. No sé como agradecerte esto que haces por mí. Después de almorzar, Rebecca va hasta la clínica con su amiga. Durante el trayecto le habla sobre Borjas y como la ha ayudado desde que se conocieron, lo cual provoca cierta suspicacia en la pelirroja. —Creo que ese amigo tuyo está enamorado de ti… —Vamos, Romina, solo somos amigos. —Pues por las cosas que ha hecho por ti… es evidente tía, le gustas. —Deja de decir gilipolleces —masculla. Estando en el edificio, Rebecca le pide a Romina esperarla frente a su consultorio mientras ella se dirige a la oficina de Borjas. —Dr Suárez, lo solicitan por acá —anuncia la asistente por teléfono. —¿Quién me busca? —pregunta sorprendido. —La Dra Rebecca Cervantes. —Aguarde un momento, ya me estoy desocupando —contesta, ansios