Esa misma noche, luego de la cena, Yolanda se despide de Sofía y Rebecca, quienes junto a Emilio la acompañan hasta el coche. —Cuídate mucho madrina —grita desde la acera la pequeña al ver que Nacho pone en marcha el auto. Rebecca y Emilio cruzan miradas y sonríen ante la ingenuidad de la niña.Emilio levanta a su hermana, entre sus brazos y Rebecca camina detrás de ellos rumbo a la casa.—Me ocuparé de llevarla a su habitación. —dice Rebecca. —Yo lo haré —replica él, en tono suave.Ella asiente y se dirige hasta su recámara. Aprovecha de llamar a Romina para saber cómo se siente. Emilio en tanto, acuesta a la niña en su cama. —Descansa, princesa. —¿Te vas? —pregunta ansiosa.— mi madrina siempre me lee un cuento. Emilio sonríe, se regresa, toma del estante el relato preferido de Emma “El mago de Oz” y comienza a relatarle la historia a Sofía. A diferencia de otras veces, la pequeña Sofía no se duerme fácilmente. Quizás el deseo de Emilio de volver a su dormitorio, l
Rebecca deja que sus manos acaricien la espalda musculosa de Emilio, mientras las de él se mueven por todo su cuerpo. Rápidamente se deshacen de sus ropas, quedando totalmente desnudos, sus pieles se erizan, sus cuerpos se estremecen y sus sexos reaccionan ante el contacto de sus manos. Mientras ella separa ligeramente sus piernas, y él acaricia y frota su clítoris, Rebecca frota su polla como lámpara de Aladino para despertar al genio que lleva dentro y que cumplirá sus deseos más íntimos. Emilio la sostiene de los muslos, la levanta y ella se enlaza a sus caderas, él la sienta sobre la cómoda y comienza a besarla por todo su cuerpo. Sus labios descienden lentamente por su cuello, luego baja hasta sus pechos, se detiene algunos segundos para saborearlos, luego continua bajando cada vez más, siempre un poco más. Rebecca arde de ganas, su cuerpo se tensa, al ver como Emilio se dirige hacia el centro de su entrepierna. Lo sigue con la mirada, mientras él dilata aquel instante, se
Rebecca entra con la niña a la sala de emergencia, mientras Emilio se ocupa de los trámites administrativos en el hospital. Enzo se sienta a un lado, en el área de espera. Mueve sus piernas de forma impaciente, realmente se puede ver que está preocupado. Cuando entró a aquella habitación no lo hizo con la intención de provocar terror y pánico en su ‘hermana’. No esta vez. Siempre había actuado bajo la presión emocional y la convicción de que debía hacerle daño a la hija de la mujer que se interpuso entre sus padres. Aún recuerda ver a su propia madre llorar y sufrir por la traición de su padre. No sólo tenía una amante sino también una hija bastarda. El nexo especial que había entre ellos dos –madre e hijo– era tan fuerte, que su deseo de lealtad hacia ésta, lo llevó a querer vengarse de una niña inocente; claro, eso y la ambición desmedida por tener dinero.A pesar de ello, su perspectiva hacia la realidad que está viviendo, lo han hecho cambiar de forma de pensar, llevándol
Tras el examen de compatibilidad, la noticia de que Enzo es el donante potencial para Sofía, le devuelve a todos la esperanza. La operación se programa de inmediato, y todos los médicos se preparan para el reto que se les avecina. No sólo debían extraer el riñón de Enzo, sino trasplantarlo a Sofía. Aquel desafío es realmente exigente para todo el personal médico. La quirófano está listo para dar inicio a la operación. El grupo de especialistas se mueve con precisión, confiados en que uniendo sus conocimientos y esfuerzos, cada uno cumplirá su función en la compleja cirugía. Enzo y Sofía permanecen en la misma planta del hospital, pero en salas separadas, cada uno esperando ser intervenidos. Enzo, está acostado en la mesa de operaciones, siente pronto los efectos de la anestesia fluyendo por su cuerpo, llevándolo a un estado de semi-inconsciencia. Mientras, a su alrededor, los cirujanos se preparan, revisan los monitores y verifican que todo funcione perfectamente. La preocu
Al escuchar aquella difícil realidad, Rosa da algunos pasos hacia atrás. Siente en su pecho una profunda decepción, por segunda vez Enzo Ferrer la hería. —No debí creerle. Fui una tonta. Volvió a burlarse de mí—murmura, evitando que las lágrimas se derramen en su rostro. La rabia, la tristeza y la decepción la invaden por completo. A su edad, socialmente era difícil reiniciar desde cero, prefirió creer que Enzo había cambiado y que nunca volvería a dejarla. Sin embargo la cruel realidad le demuestra que nuevamente se ha equivocado.¿Qué iba a hacer ahora? Se pregunta.Da la media vuelta y se aleja apresuradamente de la habitación de su amante, llena de frustración y a la vez, con deseos de vengarse de él. Mientras regresa a su consultorio, se topa con una chica, quien la reconoce de inmediato.—Dra Park, ¿Cómo está? —Rosa levanta el rostro y aplana los labios mostrando a la pelirroja una sonrisa forzada. —¡Hola! —responde aún sin reconocer el rostro de aquella hermosa joven.
—No, en lo absoluto. —contesta Borjas. —Supe que Sofía estaba aquí y vine a ver si necesitaban algo. Se hace a un lado, Emilio se acerca y le entrega el vaso de café, a Rebecca. —Con su permiso, espero que estén bien y que Sofía se recupere pronto.—Hasta luego, doctor —finalmente Rebecca dice algo. Emilio abraza a Rebecca, no está dispuesto a dejarle oportunidad alguna a su rival.En tanto, en su consultorio, Rosa piensa en la manera de vengarse de la traición de Enzo. Toma el móvil de su escritorio y llama:—Querido Luciano ¿Cómo has estado? Quería saber si aceptas una invitación almorzar conmigo. El hombre al otro lado de la línea, le confirma:—Será un gusto, como siempre mi querida amiga. Horas más tarde, Rosa conduce hacia el lujoso restaurante italiano, que eligió para agasajar a su invitado. El elegante hombre llega puntual al local. Entra y es dirigido hacia la mesa que fue reservada en la zona VIP.Toma asiento
El golpe que recibe Enzo de sus atacantes, le provoca un derrame externo, el cual, gracias a la experiencia y pronta acción por parte de la enfermera de turno, logra manejar rápidamente. Presionando sobre la herida, llega a controlar el sangrado mientras llega el resto de los médicos a brindarle apoyo.Enzo, aún aturdido y con el dolor punzante en el costado, pierde el conocimiento, producto de la combinación del fuerte analgésico que la enfermera le había suministrado minutos antes, y el impacto de aquel golpe.Enzo es llevado y atendido por los médicos a la sala de emergencia donde logra ser estabilizado de forma rápida. Aún así los médicos deciden realizarse algunos exámenes para verificar que no haya lesiones internas. Tras un examen exhaustivo, los médicos confirman que por suerte, la hemorragia no era interna. No obstante, deciden dejarlo allí y monitorearlo de cerca. Aquel evento no había sido fortuito. La inquietud del médico de guardia y del equipo que lo acompaña, se m
Horas más tarde, Enzo es llevado a una nueva habitación. El director general del hospital, Jorge Castillo, asigna a uno de los guardias de seguridad para que custodie el pasillo. también le exige al jefe de departamento de vigilancia, monitorear en todas las entradas al nosocomio para que aquel suceso no se repita nuevamente. A un hombre como Jorge Castillo, cuya reputación es intachable, no le conviene ningún tipo de escándalo, en ese momento, mucho menos cuando se ha postulado por segundo período en el cargo de director general del hospital.No obstante, no puede dejar pasar por alto aquel hecho. Sospecha que hubo algún tipo de complicidad interna, quizás alguno de sus oponentes quiere hacerle una mala jugada para que pierda las elecciones.—Quiero que revises cuidadosamente las cámaras de seguridad, quiero ver como demonios ese par de delincuentes lograron entrar al hospital. —ordena. —Sí, jefe. —contesta el hombre. Por suerte para él, Enzo no quiso poner la denuncia a pesa