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Capítulo 5: Investigación Privada

— Isabella, he estado investigando tu pasado, y hay cosas que necesitas saber. Cosas que podrían cambiar tu vida—, comencé, tratando de mantener mi tono calmado y profesional.

Ella me miró fijamente, esperando mis palabras. 

—¿Qué has descubierto?—preguntó la mujer sentada enfrente de mí.

Saqué la carpeta de mi maletín y la abrí, mostrando los documentos y fotografías que había recopilado. 

—He encontrado información sobre tu familia, en particular sobre tu madre, Victoria Montoya. Parece que hay más en su pasado de lo que tú sabías.—

Isabella miró las fotografías y los documentos, reconociendo algunos rostros y lugares. 

—¿Qué significa todo esto?— Dejo después.

—Tu madre estuvo involucrada en algunos negocios turbios hace muchos años. Parece que estaba tratando de protegerte de algo o alguien— expliqué. —Hay personas que aún podrían estar interesadas en encontrarla, y eso podría ponerte en peligro.

Vi cómo Isabella procesaba la información, su rostro reflejando una mezcla de sorpresa y preocupación. 

—¿Por qué no me dijo nada? ¿Por qué me mantuvo en la oscuridad?

—Probablemente, para protegerte—, respondí. —Pero ahora que estás aquí, en Bogotá, es importante que estés al tanto de estos riesgos.

Asintió, tratando de asimilar todo lo que le había dicho. 

—¿Qué debo hacer ahora?— Pregunto Isabella un tanto inquieta.

—Primero, debes hablar con tu madre y obtener más detalles. Necesitamos entender exactamente qué está pasando y quiénes podrían estar detrás de esto— le aconsejará. Y segundo, debes tener cuidado. No confíes en nadie hasta que sepamos más.

Me despedí de Isabella, sintiéndome abrumado por la responsabilidad que tenía sobre mis hombros. Sabía que debía seguir investigando, encontrar más pistas que nos llevaran a la verdad. Pero también sabía que debía proteger a Isabella, asegurarme de que estuviera a salvo.

Esa noche, mientras revisaba los documentos en mi oficina, no podía dejar de pensar en la posible conexión entre Victoria Montoya y Alejandro Rivas. Había algo en esa relación que no cuadraba, algo que necesitaba investigar más a fondo. Decidí que mi siguiente paso sería averiguar más sobre Alejandro y su empresa.

Al día siguiente, me dirigí a la oficina de registros públicos para buscar información sobre los negocios de Alejandro. Pasé horas revisando documentos, buscando cualquier pista que pudiera ayudarme a entender la conexión entre él y Victoria. Finalmente, encontré algo que llamó mi atención: un contrato antiguo que vinculaba a la empresa de Alejandro con una de las compañías en las que Victoria había trabajado.

Sentí que estaba empezando a desentrañar el misterio, pero sabía que aún había mucho por descubrir. Decidí que debía hablar con Alejandro, obtener su versión de los hechos. Pero sabía que debía ser cuidadoso, no podía revelar mis sospechas demasiado pronto.

Esa tarde, llamé a Isabella para informarle de mis hallazgos. 

*Isabella, he encontrado algo más. Parece que tu madre tenía tratos con una empresa que ahora pertenece a Alejandro Rivas.*

Sentí su sorpresa al otro lado de la línea.

*¿Alejandro? ¿Qué tiene que ver él con todo esto?* Dijo la mujer desde la línea.

*No estoy seguro todavía, pero creo que podría haber una conexión. Necesitamos investigar más a fondo*, le expliqué.

*¿Qué sugieres que hagamos?* Preguntó, con un tono de determinación en su voz.

*Voy a seguir investigando. Mientras tanto, te recomiendo que te acerques a Alejandro y trates de obtener más información. Pero ten cuidado, no sabemos en quién podemos confiar*, le advertí.

Después de escuchar una confirmación con sus palabras, ahora más decidido, voy a continuar con esta investigación.

Colgué el teléfono, sintiéndome más decidido que nunca a descubrir la verdad. Sabía que el camino por delante sería difícil, pero estaba dispuesto a enfrentar cualquier obstáculo para proteger a Isabella y desentrañar el misterio que rodeaba a su familia.

Narración de Isabella 

Esa tarde, mientras trabajaba en un nuevo diseño, recibí un mensaje de Alejandro. 

—Isabella, me gustaría hablar contigo sobre un proyecto. ¿Podrías venir a mi oficina?— Dijo Alejandro desde el intercomunicador que conectaba a las oficinas principales.

Sentí un nudo en el estómago, pero sabía que debía seguir adelante. Me despedí de Lucía y me dirigí a la oficina de Alejandro. Al llegar, fui recibida por su asistente, quien me condujo a su despacho.

—Isabella, gracias por venir—, dijo Alejandro, con una sonrisa encantadora. —Por favor, siéntate.

Tomé asiento, sintiendo una mezcla de curiosidad y nerviosismo.

 —¿De qué se trata este proyecto?

—Estamos planeando una nueva colección y me gustaría que tú fueras la diseñadora principal. He visto tu trabajo y creo que tienes un gran talento— explicó Alejandro, con un tono serio.

Sentí una mezcla de sorpresa y emoción. 

—Es un honor, señor Rivas. Estoy muy agradecida por esta oportunidad.

—Por favor, llámame Alejandro— dijo, con una sonrisa. —Y no es solo una oportunidad para ti, Isabella. Creo que podemos hacer algo realmente especial juntos.

Mientras hablábamos sobre los detalles del proyecto, no podía dejar de pensar en la posible conexión entre Alejandro y mi madre. Decidí que debía aprovechar esta oportunidad para obtener más información.

—Hay algo que me gustaría preguntarte, Alejandro— dije, tratando de sonar casual. —He oído que tu empresa tiene una larga historia en la industria. ¿Podrías contarme más sobre eso?

Alejandro me miró con curiosidad, pero respondió con naturalidad. 

—Sí, mi empresa fue fundada por mi abuelo hace muchos años. Hemos pasado por muchas transformaciones, pero siempre hemos mantenido nuestro compromiso con la calidad y la innovación —dijo con una mirada de orgullo.

—Eso suena fascinante. ¿Alguna vez trabajaste con alguien llamado Victoria Montoya?—pregunté, tratando de mantener mi tono casual.

Alejandro frunció el ceño ligeramente, como si estuviera tratando de recordar. —Victoria Montoya… Sí, creo que mi abuelo mencionó su nombre alguna vez. Era una diseñadora talentosa, si no me equivoco. ¿Por qué lo preguntas?—preguntó Alejandro, mirando fijamente mis ojos.

Sentí que mi corazón latía con fuerza. 

—Es solo curiosidad. Mi madre también se llama Victoria Montoya, y me preguntaba si podría haber alguna conexión.— Alejandro asintió, pero no parecía sospechar nada. 

—Es posible. La industria de la moda es un mundo pequeño, después de todo

La conversación continuó, pero mi mente seguía volviendo a la posible conexión entre mi madre y Alejandro. Sabía que debía ser cautelosa, pero también sabía que no podía ignorar lo que estaba sucediendo.

Esa noche, mientras trabajaba en mis diseños, no podía dejar de pensar en las palabras de Alejandro y en la posible conexión con mi madre. Decidí que debía hablar con Diego nuevamente y compartir lo que había descubierto.

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