Capítulo III...

-Aranza…

-Marqués…quiero presentarte a mi mejor amigo Miguel Fernández de Córdoba…Conde de los Acevedos

-Un placer marqués de Alba – colocándose de pie y extiende su mano para saludar a Sebastián

Pero el hombre no se mueve y mira como si pudiera matar a Miguel.

-Marqués ¿esos son los modales que su madre Doña Valeria le ha impartido? – Sebastián queda en shock

-Perdón por mis modales – estrechando la mano de Miguel – estaba consternado, no sabía que la marquesa tuviera amigos

-Me encontraba en Francia, terminando mi doctorado en leyes en la Universidad de La Sorbona

-Entiendo, pero adelante disfrute de su estadía – mirando a Aranza – espero que mi marquesa me conceda unas palabras más adelante

-Claro marqués…pero primero hablaré de asuntos legales con Miguel, como te expliqué ayer; él es mi abogado

El mencionado apenas nota el ambiente tenso, pero lo disfruta porque así tendrá a Aranza para él…como debió haber sido desde un principio.

-Marquesa, no quiero ser inoportuno…así que cuando requiera de mis servicios puede llamarme

-Gracias Miguel – dando una sonrisa – Sofía escolta al Conde hacia la salida

-Cómo diga marquesa – haciendo una reverencia

Y así Miguel se marcha, Aranza y Sebastián quedan solos y el hombre desea explotar, pero no quiere perjudicar a su esposa, en especial por el bebé.

-Te dije Aranza

-Y yo te dije marqués…que NO seguiré casada contigo

- ¡¿Por qué no puedes entender?! ¡yo no quiero perderte!

-Porque sé que mientes, por tener el título de Duque del Infantado – sonriendo – así que a mí no me tienes que mentir, por cierto en dos días cumplo años, espero que al menos respetes ese día y no busques a la zorra de Lucía

Y así dando media vuelta; Aranza se retira.

-M****a…

-“¿Todo bien marqués?”

-No puede ser lo que me faltaba – girándose y ve la silueta sentada como si nada – ¿Qué quieres?

-“¿Qué te parece Miguel? Se me hace muy lindo ¿no lo crees?”

-Cierra la boca ¿Qué no ves? Ese idiota quiere quitarme a mi esposa

-“Entonces marqués de Alba, lucha…porque sino Miguel será el padre de tu hija” – y así se desvanece

-Nunca ¿me oyes? ¡nunca! ¡maldita sea!

Y así Sebastián se dirige hacia la habitación de Aranza y la encuentra leyendo un libro – Aranza

-¿Qué quieres? ¿no puedes dejarme en paz?

-Por favor, tratemos de salvar nuestro matrimonio…piensa en el bebé…

-Porque pienso en mi bebé es que quiero el divorcio, acaso ¿crees que voy a dejar que críes a mi hijo? ¿crees que voy a permitir que mi hijo crezca con tu ejemplo?

- ¡No soy un mal ejemplo! ¡¿de dónde sacas esas cosas?!

-Enserio – dando una sonrisa burlona – follaste con mi hermana el día de nuestra boda, la traes a esta casa y te revuelcas con ella en cada rincón de esta mansión – Sebastián queda en shock – así que no mientas marqués…

- ¡Por favor!

-Y yo te pido, por favor lárgate…verte me perturba – bajando la mirada hacia su libro – y no te preocupes, haré unos cuantos anuncios que te arruinarán

Sebastián apenas mira a su esposa, antes de dar media vuelta y marcharse…

Y Aranza queda en silencio, mientras empieza a llorar y tapa su boca para que no la escuchen lamentarse – lo siento bebé…pero tu padre no nos quiere, solo finge por el título de tu abuelo

Finalmente Aranza rompe en llanto…

Y afuera Sebastián la ha escuchado – voy a demostrarte que estoy diciendo la verdad te lo juro mi marquesa…

Mientras en un restaurante un par de “conocidos” se reúnen para concretar su plan para separar definitivamente a los marqueses.

-Y bien ¿Cómo te fue?

-Se nota que ese hombre me odia…pero es bueno, puedo usar eso a mi favor, verme como la victima de un hombre celoso

-Gracias, Miguel…yo mientras trataré de embarazarme de Sebastián, si doy a luz antes que la zorra de Aranza tendré todo, incluso el título de duquesa del Infantado

-Pero si Aranza tiene dos meses de embarazo…tendrías que provocarle un aborto sí o sí

-Bueno, convenceré a Sebastián de provocarle un aborto, es claro que finge solo porque teme perder el título de Duque, dado que Xavier no desea el título

-Bien…ayúdame que yo te ayudaré – sonriendo

-Tenemos un trato, pero ya sabes si no logramos separar a ese par, encerraré a la zorra esa en el ático de la mansión de Sebastián

-Qué drástica – sonriendo de modo siniestro

Misma sonrisa que es devuelta por Lucía.

Esa noche durante la cena, Sebastián planea acercarse de nuevo a Aranza…así que simplemente empieza a tomar coraje para poder hablar con ella, sin llegar a los gritos.

-Aranza

- ¿Qué pasa marqués?

-Te compré…esto – entregando una bolsita de regalo con diseños infantiles

Aranza toma el regalo y lo abre, sacando el pequeño contenido de esta y ella queda en shock al ver el lindo traje de recién nacida, color rosa, con diseño de mariposas bordadas, con todos sus accesorios y la joven madre queda pasmada.

-¿Eh? ¿Por qué rosa?

-Presiento que el bebé es niña – llevando su copa de vino a la boca – ¿te gusta?

-Es lindo, lo vi por la página web de artículos para bebé…

-Me agrada que te gustara…¿Qué te parece el nombre de Alma?

- ¿Eh? ¿Alma?

-Estaba pensando el nombre de la bebé?

-Apenas tengo dos meses, faltan aún tres meses para saber el sexo – mirando fijamente al hombre

-De ser niño “aunque sé que no” puedes escoger el nombre

-Quiero que lleve el nombre de mi hermano…

- ¿Xavier? – Aranza asienta – de acuerdo

- ¿No te molesta? No soportas a mi hermano

-Bueno, pero…tú quieres llamar así al bebé, Sofía me dijo que no debe contradecirse a una embarazada

La joven se sonroja de golpe, y Sebastián se siente complacido, “voy sumando puntos” piensa el hombre…

-Pero sabes que vamos…

-No digas esa palabra infame, no ahora; no arruines el momento Aranza

Aranza apenas suspira y vuelve a comer, mientras mira una y otra vez el lindo traje de bebé…y una sonrisa aparece en su rostro.

Y Sebastián se dice así mismo que está avanzando con su esposa.

-Quiero invitarte a cenar mañana

- ¿Eh? Pero si nunca…

-Quiero ser atento con mi esposa, hablé con mi padre y nos esperan en su mansión a las once

-Pero te molesta que vea a tus padres – formando un puchero

-Pero tenemos que darles la noticia de tu embarazo, si se enteran en tu cumpleaños no quiero ni imaginar a mi madre con su sermón

Y Aranza empieza a reír, haciendo que Sebastián sienta su pecho cálido…y una sensación inexplicable apareciera en su corazón.

-Está bien marqués, entonces buscaré algo que logre complacer a tu madre

-Con tu sola presencia ya complaces a mi madre – bebiendo vino

- ¿Qué?

-Ya sabes que mi madre te adora, por algo tu madre y la mía arreglaron nuestro matrimonio

Aranza apenas mira a Sebastián, y sigue comiendo en silencio…porque sabe que es verdad su matrimonio fue arreglado por sus madres, cuando Aranza estaba apenas en el vientre de su madre, aunque ella piensa que si su madre hubiese sabido que así sería su vida de casada, tal vez nunca hubiera arreglado el matrimonio de su hija.

-¿Deseas algo más?

- ¿Eh? ¿Por qué?

-Tengo que estar en el despacho

-No deseo nada más marqués – limpiando sus labios; para luego colocarse de pie – buena noche…

-Descansa, la bebé tiene que nacer sana

-No se sabe qué será – formando un puchero

-Sé que es niña y tendrá tu ojos

Aranza se sonroja de golpe.

-¿Qué cosas dices?

Y así la joven madre se marcha.

-Será niña, y tendrá tus bellos ojos verdes

-“O podría tener los tuyos”

-Lo dudo – mirando a la silueta andar por el comedor – ella tendrá los ojos de su madre

-“Esperemos marqués…quedan varios meses…todo puede pasar”

-No sé qué quisiste decir con eso, pero Aranza y mi hija estarán a salvo…guárdatelo en tu cabeza

-“Ok…pero sabes que Miguel y Lucía”

-Un tiro al pecho de cada uno y problema resuelto – sonriendo mientras bebe vino

-“Bien entonces empieza a practicar tiro…porque ese hombre Miguel es un experto en armas de fuego” – desapareciendo

-Por Aranza y mi hija aprenderé lo que sea ¡Pedro!

Y así el mayordomo en jefe entra en el comedor – ¿Qué desea señor marqués?

-Consígueme varias armas de fuego de todos los calibres

- ¿Practicará tiro señor?

-Sí…así que hazlo todo pero que Aranza no lo sepa, sabes que ella odia las armas

-Sí señor marqués – haciendo una reverencia

Luego de eso Sebastián se dirige hacia el despacho, en donde trabaja un poco en sus casos como abogado, mientras que en su habitación Aranza se encuentra hablando por teléfono con su suegra.

-Mi querida, que bueno que vendrán mañana, mi esposo me lo dijo

-Sí, Doña Valeria…pero ¿usted sabe por qué ese cambio en Sebastián?

-No lo sé querida – mientras se soba el mentón – fue sorpresivo cuando mi esposo me dijo que tú y nuestro hijo vendrán mañana para el almuerzo

-Es raro…pero bueno ¿desea que lleve algo en especial Doña Valeria?

-Mi dulce criatura…con cualquier cosa tú emanas grandeza, siempre lo supimos tu madre y yo; serías perfecta para mi hijo

-Agradezco sus palabras Doña Valeria – tapando su boca – tengo que irme, quiero escoger un traje digno de usted

-Está bien querida, descansa

Y la llamada se corta, Aranza corre hacia el baño en donde vacía su estómago, pero en el acto da una sonrisa.

-Mi bebé, no le hagas esto a mamá…tengo que comer o podremos enfermar

Al amanecer Aranza despierta y queda en shock al encontrar en su mesa de noche en un bello jarrón de porcelana un hermoso ramo de rosas blancas y rojas, y ella en el acto sabe quién le dejó aquel presente, así que simplemente se coloca de pie y se dirige al baño para ducharse y acomodarse para ir a la casa de su suegros, mientras que Sebastián, simplemente se cura sus heridas en las manos tras haber cortado la rosas.

-Carajo duele como el demonio…

-Marqués, debió usar los guantes

-Lo sé, pero joder quiero reconquistar a Aranza, que me cueste sangre

El joven apenas suspira mientras termina de curar las manos de Sebastián.

Al poco le anuncian que Aranza está en el vestíbulo de la mansión, y cuando él baja queda en shock al verla con ese bello vestido rojo, descubierto en los hombros, la tiara de la marquesa y la cinta real colocada sobre su hombro y diagonal bajando por su pecho.

-Aranza…te ves, hermosa

-Gracias Marques, ¿nos vamos?

-Claro – ofreciendo su brazo a la joven quien lo toma

- ¿Qué te pasó en las manos?

-Nada de importancia – pero Aranza levanta una ceja – está bien, me corté las manos tratando de dejar perfectas las rosas en tu habitación

-Pudiste usar guantes – viendo como abren la puerta de la limusina

-No quise – dando una sonrisa que hace sonrojar en el acto a Aranza

Y así el auto parte, durante todo el trayecto los marqueses conversan de cosas triviales, él de su trabajo como abogado, ella de su profesión como pediatra, así que al llegar a la mansión de la familia Martínez de Irujo, los espera el mayordomo en jefe, quien queda en shock al ver a Aranza del brazo de Sebastián.

-Marqués, marquesa…bienvenidos

-Gracias Felipe, ¿mis padres?

-El señor Daniel y la señora Valeria esperan por ustedes

-Bien – mirando a Aranza – vamos marquesa

-Vamos marqués

Y así bajo la mirada de sorpresa de Felipe, el matrimonio ingresa a la mansión de la familia de Sebastián, al llegar a la sala de visitas ven a Daniel leyendo un poco mientras fuma un puro, y a Valeria tejiendo algún mantel o carpeta.

-Madre, padre…

-Hasta que llegas – bajando un poco el libro

-Mil disculpas Don Daniel, pero el tráfico estaba imposible – dando una suave sonrisa que calma al hombre

-Mi querida Aranza, mi hermoso Sebastián…pasen tomen asiento ¿quieren beber algo?

-No madre, desayunamos apropiadamente – ayudando a Aranza a sentar, cosa que deja en shock a sus padres – ¿Qué les pasa?

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