Manuel

Los días se volvieron interminables hasta que al fin era jueves. Llegue a la clínica inquieto, ansioso e impaciente si ese niño era mío iba a estar feliz, quería un hijo, por eso asistí a esta clínica en primer lugar.

El problema es que tendría una madre; una que no tengo idea quién es, la cual no elegí. Pensé en darle dinero para que me dé la custodia completa.

También existía la posibilidad de que ella decida abortar. Infinidad de ideas cruzaron por mi mente estos días, lograba quedarme dormido del cansancio y si dormía, soñaba incoherencias

Tuve pesadillas sobre quién es la madre, en su rostro aparecieron todas las mujeres que alguna vez tuve en mi cama, también soñé que mataba a mi bebé con sus propias manos y yo no podía salvarlo

¡Me estaba volviendo loco!

Cuando el doctor llego a la clínica me acerque a él, sin esperar que me llame. Me hizo pasar a su oficina, sin debatir, tampoco es que tuvieran el derecho a discutir conmigo, lo perdió en el momento en que la instituc