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Y después de media hora, Belinda se detuvo para dejar que su padre condujese, porque no podía aguantar las constantes críticas de su madre, de cómo conducía su camioneta por la carretera.

Una hora y media después de eso, Belinda entró en el Aeropuerto Internacional de Fairchild y dijo adiós sin lágrimas a sus padres. Anthony abrazó despidiéndose de Gerard y no hizo una mueca demasiado exagerada cuando Berenice plantó beso tras beso en su cara.

—Bueno… ¿las Navidades?— preguntó Berenice mientras Belinda dio un paso atrás hacia su coche.

—Te llamaré,— fue la respuesta sin compromiso de Belinda.

Sin embargo, ya que estaba en la ciudad, Belinda decidió aprovechar el viaje, y ella y Anthony pasaron la tarde de compras Navideñas en Port Angeles. Para el momento en que regresaron de nuevo a Lynnwood, Anthony estaba dormido y la comida china para llevar que le había llevado a Edmond estaba fría y pastosa.

—Lamento lo de la cena,— se disculpó Belinda quince minutos más tarde, cuando Edmond ent
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