Miró el reloj. Quedaban sólo dos horas entre el presente y cuando Caroline estaría en el destino indicado de todos modos. No había suficiente tiempo para llegar allí, ¿verdad?Edmond pasó su mano por la cara con frustración. Si tuviera alguien con quien hablar sobre esto, alguien que entendiese por qué luchaba y aun así poder contemplar la situación de forma objetiva.Pero ese alguien no existía. Sólo había tres personas que conocían las circunstancias exactas que habían llevado a Edmond a esta encrucijada, y ninguno de ellos podría serle de ayuda alguna.Edmond deseaba hablar con Belinda y oír lo que ella tenía que decir sobre el tema pero, por supuesto, para que ella pudiese sopesar la situación, Edmond tendría que revelar la magnitud del por qué le preocupaba tanto el asunto. Y no estaba listo para hacer eso.Pero llamó a Belinda de todos modos, con la esperanza de que de manera indirecta, ella fuera capaz de ayudarlo.Y por supuesto, lo era.Después de una torpe invitación para Ac
—¿Ha sido manejable?— Edmond preguntó mientras Anthony saltaba sobre él. —Se portó bien. Nos hemos divertido,— Belinda insistió. Edmond se fijó en la cara enrojecida de Anthony y los mechones de pelo de las sienes, oscurecidos por el sudor. Podía sentir los ojos de Belinda sobre él y la pregunta silenciosa de su reciente experiencia flotando en el aire. —¡Hola, Papá!— Anthony le saludó. —Hola, hijo,— Edmond miró hacia arriba para ver la expresión de asombro en el rostro de Belinda. —¿Qué dices, le hacemos la cena a la Señorita Gardener esta noche? Anthony asintió enfáticamente. —¡Podemos comer mantequilla de cacahuete y jalea, Papá!— Belinda sonrió y puso una mano en la articulación del codo de Edmond, y la otra en su corazón mientras miraba entre Edmond y Anthony. —Lo ha estado —probando— toda la mañana,— Edmond le susurró en explicación del uso excesivo de su título por parte de Anthony. Belinda se rió, y cuando Edmond la miró, vio que su expresión no coincidía con la explos
Belinda debería haber sabido inmediatamente que Ariana estaba tramando algo cuando le llamó. La forma tan siniestra con la que había preguntado, —¿Te apetece compañía?—Era una forma muy poco —Ariana— de pedir permiso para hacer una visita. Normalmente, Ariana hubiese simplemente aparecido o hubiese llamado para decirle a Belinda que estaba a la vuelta de la esquina de su apartamento. A no ser que, por supuesto, necesitara algo. Entonces Ariana hubiese llamado cortésmente de antemano para asegurarse de que Belinda tenía lo que quería antes de simplemente dejarse caer.Pero la pregunta de si a Belinda le apetecía o no compañía, era una que Ariana nunca antes había hecho. Ariana era predeciblemente espontánea. Y una llamada para averiguar que estaba haciendo Belinda antes de aparecer no era espontánea. Tampoco predecible. Por lo tanto, cuando Ariana apareció una hora más tarde, Belinda no había podido predecir que iba a traer a Camille con ella.—Íbamos a ir de compras, pero el clima er
Bueno, hubiese sido difícil saberlo si uno no conociese a Ariana Brandon.—Yo sabía que seríais bueno el uno para el otro,— Ariana sonrió con orgullo. —Desde el momento en que vi lo nervioso que le pusiste en la fiesta de Anthony, supe que haríais buenas migas.——¿En serio?— Belinda se sorprendió. A ella no le gustaba Edmond entonces – en absoluto.Ariana asintió. —Él estuvo en casa el lunes y oí que le decía a Jayden lo bien que le comprendes. Realmente tiene miedo de estropear las cosas.——No debería. Las cosas van bien—.—Eso es bueno,— sonrió Ariana. —Parece muy feliz.——Y tú también,— agregó Camille en voz baja.Belinda miró a su amiga con algo más de empatía. —Lo soy,— confirmó ella. Era difícil hablar simplemente sobre lo feliz que era en su comprometida relación, sabiendo que Rosalía no solo estaba saliendo de no uno, sino de dos relaciones fallidas. En lugar de añadir sal a la herida, Belinda cambió de tema hacia su primer pavo de Acción de Gracias, pidiéndoles a sus amigas s
Belinda se volvió para mirar a Edmond, asegurándose de que vio que no estaba loca, y que había, de hecho, alguien al acecho en la esquina. —Edmond, ¿quién es ese?— susurró.Pero cuando se volvió a dirigirse a él, vio que todo el color había desaparecido de la cara de Edmond y que estaba congelado en su lugar, como alguien que ve como una bala avanza inevitablemente hacia su corazón.La persona en las sombra, un hombre, había dado un paso al frente y miraba a Anthony con particular interés.—¿Papá?— Anthony pidió, compartiendo la ansiedad de Belinda hacia el hombre frente a ellos, y por lo tanto suplicando que le tomaran en brazos.De repente, Belinda saltó y se sobresaltó cuando una profunda, retorcida risa maníaca estalló del hombre. Él fijó su inquietante mirada sobre Edmond y señaló.—¿Papá?— Él se rió sin humor.Los tacones de Caroline golpearon el suelo mientras corría por el pasillo y pasó a Edmond y Belinda hacia el hombre con la mirada salvaje en sus ojos.—¡No, no!— Caroline
Belinda volvió a aparecer en la sala de estar para ver que Edmond se había trasladado a la cocina donde estaba mirando por la pequeña ventana.—Le dije a Anthony que os ibais a quedar aquí conmigo esta noche. Espero que no te importe. Simplemente no parecía que estuvieras…— Belinda dejó de hablar cuando le pareció que Edmond no le estaba escuchando. —¿Edmond?——Sí, está bien,— respondió en voz baja.—Puedes usar mi cama. Yo me preparé el…——No voy quitarte la cama, Belinda,— Edmond parecía irritado por la idea. —Estaré bien.——Sólo pensé que tal vez…——¡He dicho que estaré bien!— Edmond insistió.Belinda se alejó en silencio en señal de rendición. Depositó una almohada y una manta de repuesto en el sofá antes de encerrarse en su cuarto de baño con un pijama limpio.El calor del agua penetró en la piel de Belinda y calmó sus nervios mientras se encorvada bajo la corriente de agua. Se preguntó si Edmond todavía estaría en su apartamento cuando saliese de la ducha, o si estaba escabullen
—Me di cuenta de que el tipo estaba haciendo un favor a mi padre, por lo que se tomó el doble de tiempo del que era necesario para explicar cómo limpiar y eliminar un atasco. Recuerdo que me moría de aburrimiento,— Edmond sonrió con tristeza. —Pero valió la pena porque la noche antes de mi doceavo cumpleaños, mi madre me dio un rifle de aire comprimido,— Edmond se detuvo a sonreír por el recuerdo. —Me lo dieron antes porque yo había planeado pasar mi cumpleaños haciendo una guerra de Airsoft con mi amigo y los amigos de su hermano. Lo primero que hice cuando me dieron el rifle fue llamar a Jimmy y le conté lo pesado que era y lo lento que iba a ir con él. Pasamos toda la mañana siguiente practicando, pero yo aún era muy lento. Jimmy tenía una pistola pequeña y me gustaba como funcionaba su arma más que la mía, así que nos turnamos usándolas.—Edmond se detuvo de pronto en su historia. La dificultad que suponía continuar fue evidente en la forma en que sus ojos comenzaron a llenarse de
Edmond podía sentir Belinda revolverse mientras soñaba a su lado. Aun estaba acostada sobre su brazo, y sin abrir los ojos, la apretó más contra él.Tal vez después de una noche de sueño reparador, después de tener la oportunidad de procesar todo lo que él le había contado, Belinda decidiría que Edmond no era alguien que quería en su vida. Tal vez diría que necesitaba tiempo para pensar las cosas y que quizás deberían tomarse un pequeño descanso el uno del otro. Tal vez esta sería la última vez que la sostenía en sus brazos, por lo que, quizás debería abrazarla un poco más fuerte, por el bien de los recuerdos.Sus dedos se contrajeron contra un trozo de piel, expuesta en la noche por la activa forma de dormir de Belinda.Sorprendentemente, ella apretó su abrazo contra él, también.Edmond no estaba seguro de si Belinda estaba despierta o no, así que con su mano libre, pasó sus dedos suavemente por el brazo. Ella respondió apretándose aun más contra él y enterrando su cara en su cuello.