—Es, eh… todo tuyo,— Ariana le dio unas palmaditas a Edmond en el brazo mientras caminaba hacia la puerta principal. —¡Buenas noches, Anthony!— dijo por encima del hombro.—Espera un momento,— Edmond intentó detenerla. —¿Ocurrió algo? ¿Se portó mal o algo así?——No, se portó genial—, contestó Ariana con ojos huidizos. —Pero te no voy a mentir, estoy cansadísima. Tiene más energía que una aquel edificio de energía nuclear.——Hmm,— Edmond murmuró. Eso no sonaba como Anthony. Por lo general era bastante apagado, contentándose con sumergirse en un proyecto que no incluía a otros.Cuando Edmond entró en el salón, hacia el sonido del televisor a todo volumen, oyó a Ariana abrir la puerta de entrada, y después de prometer llamar a Belinda para obtener todos los detalles en directo de su cita, se había ido.—¿Anthony?— Edmond se acercó a él con cautela.Anthony se volvió hacia el sonido y luego se centró en Edmond, sostenía un Pixy Stix abierto en cada mano.—¡Estás aquí!— exclamó con una can
—No, mi mamá no está en el cielo,— Edmond precipitó sus palabras. —Pero yo no vivía con mis padres cuando era un niño. No tenía a mi mamá o mi papá, pero no es igual para ti. Tienes… a tu papá. Me tienes a mí. Y donde quiera que yo esté, a partir de ahora, esa es tú casa. Nunca te voy a dejar, Anthony. ¿De acuerdo? Ahora que nos hemos encontrado el uno al otro…— Edmond bajó el volumen preguntándose cuánto de lo que estaba diciendo en realidad era comprendido. —¿Me conociste cuando era un bebé?— Anthony preguntó en voz baja. —Eh… no.— Edmond estaba decepcionado por tener que responder a esa pregunta de esa manera. —Entonces, ¿cómo sabes que eres mi papá?— Edmond nunca había considerado siquiera la idea de que, a diferencia de él, Anthony no había recibido ninguna prueba concreta de que Edmond era quien decía ser. Mientras que Edmond recibió pruebas de ADN y análisis de sangre, por no mencionar una historia que corroboraba la realidad; Anthony había sido simplemente llevado de aquí
Edmond estaba cansadísimo de toda esa culpabilidad. Había vivido con ella durante casi trece años, cada segundo de cada día, y aceptó esa sentencia como penitencia por lo que había hecho. Pero ahora que estaba empezando a fluir en la vida de aquellos que le importaban, y manchaba sus experiencias, no era tan fácil de soportar. Y aunque Edmond sabía que la situación de Anthony era muy diferente a la suya, no podía dejar de sentirse responsable, de alguna manera, por el giro de los acontecimientos que habían llevado la vida de su hijo por un camino similar demasiado pronto en su corta vida. Edmond sabía que tenía que preguntarle a Anthony sobre su experiencia en los hogares de acogida, pero sabía que no podría soportar si Anthony hubiese sido tratado mínimamente de la misma forma que había sido tratado Edmond. —No es mi jodida culpa— susurró Edmond al papel arrugado segundos después, cuando estaba de pie frente a él, sin ser consciente de haber hecho el esfuerzo de caminar de vuelta h
Miró el reloj. Quedaban sólo dos horas entre el presente y cuando Caroline estaría en el destino indicado de todos modos. No había suficiente tiempo para llegar allí, ¿verdad?Edmond pasó su mano por la cara con frustración. Si tuviera alguien con quien hablar sobre esto, alguien que entendiese por qué luchaba y aun así poder contemplar la situación de forma objetiva.Pero ese alguien no existía. Sólo había tres personas que conocían las circunstancias exactas que habían llevado a Edmond a esta encrucijada, y ninguno de ellos podría serle de ayuda alguna.Edmond deseaba hablar con Belinda y oír lo que ella tenía que decir sobre el tema pero, por supuesto, para que ella pudiese sopesar la situación, Edmond tendría que revelar la magnitud del por qué le preocupaba tanto el asunto. Y no estaba listo para hacer eso.Pero llamó a Belinda de todos modos, con la esperanza de que de manera indirecta, ella fuera capaz de ayudarlo.Y por supuesto, lo era.Después de una torpe invitación para Ac
—¿Ha sido manejable?— Edmond preguntó mientras Anthony saltaba sobre él. —Se portó bien. Nos hemos divertido,— Belinda insistió. Edmond se fijó en la cara enrojecida de Anthony y los mechones de pelo de las sienes, oscurecidos por el sudor. Podía sentir los ojos de Belinda sobre él y la pregunta silenciosa de su reciente experiencia flotando en el aire. —¡Hola, Papá!— Anthony le saludó. —Hola, hijo,— Edmond miró hacia arriba para ver la expresión de asombro en el rostro de Belinda. —¿Qué dices, le hacemos la cena a la Señorita Gardener esta noche? Anthony asintió enfáticamente. —¡Podemos comer mantequilla de cacahuete y jalea, Papá!— Belinda sonrió y puso una mano en la articulación del codo de Edmond, y la otra en su corazón mientras miraba entre Edmond y Anthony. —Lo ha estado —probando— toda la mañana,— Edmond le susurró en explicación del uso excesivo de su título por parte de Anthony. Belinda se rió, y cuando Edmond la miró, vio que su expresión no coincidía con la explos
Belinda debería haber sabido inmediatamente que Ariana estaba tramando algo cuando le llamó. La forma tan siniestra con la que había preguntado, —¿Te apetece compañía?—Era una forma muy poco —Ariana— de pedir permiso para hacer una visita. Normalmente, Ariana hubiese simplemente aparecido o hubiese llamado para decirle a Belinda que estaba a la vuelta de la esquina de su apartamento. A no ser que, por supuesto, necesitara algo. Entonces Ariana hubiese llamado cortésmente de antemano para asegurarse de que Belinda tenía lo que quería antes de simplemente dejarse caer.Pero la pregunta de si a Belinda le apetecía o no compañía, era una que Ariana nunca antes había hecho. Ariana era predeciblemente espontánea. Y una llamada para averiguar que estaba haciendo Belinda antes de aparecer no era espontánea. Tampoco predecible. Por lo tanto, cuando Ariana apareció una hora más tarde, Belinda no había podido predecir que iba a traer a Camille con ella.—Íbamos a ir de compras, pero el clima er
Bueno, hubiese sido difícil saberlo si uno no conociese a Ariana Brandon.—Yo sabía que seríais bueno el uno para el otro,— Ariana sonrió con orgullo. —Desde el momento en que vi lo nervioso que le pusiste en la fiesta de Anthony, supe que haríais buenas migas.——¿En serio?— Belinda se sorprendió. A ella no le gustaba Edmond entonces – en absoluto.Ariana asintió. —Él estuvo en casa el lunes y oí que le decía a Jayden lo bien que le comprendes. Realmente tiene miedo de estropear las cosas.——No debería. Las cosas van bien—.—Eso es bueno,— sonrió Ariana. —Parece muy feliz.——Y tú también,— agregó Camille en voz baja.Belinda miró a su amiga con algo más de empatía. —Lo soy,— confirmó ella. Era difícil hablar simplemente sobre lo feliz que era en su comprometida relación, sabiendo que Rosalía no solo estaba saliendo de no uno, sino de dos relaciones fallidas. En lugar de añadir sal a la herida, Belinda cambió de tema hacia su primer pavo de Acción de Gracias, pidiéndoles a sus amigas s
Belinda se volvió para mirar a Edmond, asegurándose de que vio que no estaba loca, y que había, de hecho, alguien al acecho en la esquina. —Edmond, ¿quién es ese?— susurró.Pero cuando se volvió a dirigirse a él, vio que todo el color había desaparecido de la cara de Edmond y que estaba congelado en su lugar, como alguien que ve como una bala avanza inevitablemente hacia su corazón.La persona en las sombra, un hombre, había dado un paso al frente y miraba a Anthony con particular interés.—¿Papá?— Anthony pidió, compartiendo la ansiedad de Belinda hacia el hombre frente a ellos, y por lo tanto suplicando que le tomaran en brazos.De repente, Belinda saltó y se sobresaltó cuando una profunda, retorcida risa maníaca estalló del hombre. Él fijó su inquietante mirada sobre Edmond y señaló.—¿Papá?— Él se rió sin humor.Los tacones de Caroline golpearon el suelo mientras corría por el pasillo y pasó a Edmond y Belinda hacia el hombre con la mirada salvaje en sus ojos.—¡No, no!— Caroline