El tiempo pasa y la convivencia no ha mejorado mucho, los prejuicios y los chismes han nublado el entendimiento de Mateo ¿sera merecedor del amor de Marie después de todo?
Marie Moreau Los jóvenes amigos de Marie llegaron a la mansión, Madeleine la saludó con el alboroto de siempre, como si no la hubiera visto el día anterior, con preocupación se percató de que Michael abordó al Mateo en la entrada y, luego de un intercambio breve de palabras, este lo siguió a su despacho.—Por favor, siéntate Dime, ¿en qué puedo ayudarte? —Mateo conocía perfectamente las intensiones del joven, no era ningún tonto, lo sabía por la forma en que actuaba cuando Marie estaba cerca.—Señor estoy seriamente interesado en Marie y he venido para que usted esté al tanto, voy a pedirle que sea mi novia.Mateo estuvo esperando esto por meses, para deshacerse de la responsabilidad que Marie le acarreaba, pero lo que no entendía eran sus propias emociones, se sentía mal al imaginar a Marie en una relación formal con Michael.Tuvo que contenerse para responderle al joven sin quedar en evidencia—Le agradezco su interés lo por mi protegida. ¿Lo puedo llamar Michael? —Luego de un ase
Marie MoreauApenas cerré los ojos mareada por haberme excedido en el trago, tocan la puerta con suavidad, que me pone en estado de alerta.— ¿Puedo pasar?— Pregunta Mateo desde el otro lado ¡ojala que no venga a pelear!, no soporto el dolor de cabeza, toda la distancia que hay entre los dos la impuso él. — ¿Cómo sigues, pequeña? — Tenia mucho tiempo que no me trataba así, ¡por poco me derrito!, luego me incomoda el término “pequeña” me sigue viendo como una niña cuando soy toda una mujer…No he experimentado el sexo, solo porque no he encontrado a alguien que me haga sentir como él.—Mejor, Mateo, gracias, referente a mi salida mansión sin su permiso, yo le aseguro que no volverá a suceder, le prometo que no lo hice por molestar o hacer cosas malas, solo quería apoyar a Madeleine. —Confesé manteniendo la mirada al suelo, solo Salí a divertirme, sanamente.No lo miro a los ojos, porque si lo hago se me traba la lengua, es el efecto que el causa en mí, me pongo tonta cada vez que el e
Mateo Acosta Temblando de rabia, el hombre dio media vuelta y salió como alma que lleva el diablo del jardín, el rugido del Ferrari, en la entrada le aviso a ella que él salió de la mansión a toda velocidad, tan afectado como ella por la discusión que acababan de tener.Marie se quedó congelada en el mismo lugar por demasiado tiempo, aunque no le quedaba mucho tiempo en la mansión, estaba segura que el tiempo que estuviera aquí iba a ser una completa pesadilla para los dos, sintiéndose desafortunada, no dejaba de preguntarse qué error o pecado había cometido en el pasado para merecerse tanto odio y desprecio del hombre por el cual aun latía su corazón enamorada.Al siguiente día siguiente Mateo acude a una cita con el dueño de industras Spears, una empresa con la cual tiene algo de tiempo trabajando y son muy importantes para el…—Estimado Mateo, gracias por responder a mi llamado —Dijo el dueño de Industrias Spears y abuelo de Michael, dándole la bienvenida a su empresa—Es un placer
Marie Moreau — ¡Maldita... sea mi suerte, pequeña! Tal vez pudieras hacerme un espacio, preferencial; debería de tener más derechos por antigüedad. ¿No crees? — declaró justo cuando se detenía el auto. —Tal vez antes... —Respondo sin terminar la oración porque la puerta es abierta por el mismísimo Michael en persona – Señor Mateo, Marie... ¡Estás hermosísima! —Michael puso fin al desagradable intercambio con su oportuna aparición.—Gracias, Michael, tú estás muy guapo como siempre—Respondió al tiempo que Michael depositaba un tierno beso en la mejilla.Michael ignoró la mirada asesina de Mateo y acompaño a la joven al salón donde se encontraban reunidos la gran mayoría de los invitados.—Abuelo, tengo el honor de presentarte a Marie Moreau, protegida del señor Mateo Acosta y la mujer más linda de Estados Unidos — Anunció Michael haciéndome poner roja hasta la raíz del pelo, ¡Qué pena!— ¿Seguro que no te has quedado corto, muchacho? Yo diría que la más bella del mundo. —Había una enc
Marie Moreau El resto del viaje prefirió ver pasar la oscuridad por la ventanilla del coche que mirarla a ella, no se sentía capaz de mantenerse estoico. Marie, por su parte, se sentía tan humillada que el resto del trayecto mantuvo la mirada en las manos entrelazas sobre su regazo.Apenas, el auto se detuvo frente a la Mansión, ella salió de auto como si estuviese ardiendo en llamas, el— ¿Qué demonios te pasa? —Mateo bramó detrás de ella pero Marie no se dignó a responder.Con grandes zancadas subió las escaleras y no paró hasta llegar al despacho de Mateo, con él pisándole los talones.— ¿Qué piensas hacer con esa botella de vino, Marie? —La detuvo del brazo al ver que tampoco recibiría una respuesta, ella tenía tanta rabia contenida, era tan injusto con ella—Creo que esto no es de tu incumbencia, así que, por favor, ¡déjame en paz! —De un fuerte tirón se zafó de la sujeción y lo miró con odio—. Si te preocupa lo que te costó, la botella agrégala a la lista de gastos que el homb
Marie MoreauEn compañía de sus amigos, Marie se obligó a festejar su noche y dejar tristezas, anhelos y sinsabores para el mañana; filosofía que aplicaba desde la muerte inesperada de su padre y que le ayudaba a seguir con el día a día.La fiesta de cumpleaños estaba resultando, todavía no era ni medianoche y la festejada ya no podía dar paso por el dolor de pies de tanto bailar y sospechaba que también se había pasado de con el trago porque ya empezaba a sentir los estragos se tambaleaba un poco al caminar y no podía dejar de reír como una tontaMateo por su parte no podía decir lo mismo, Sofia no se le despegaba ¡ni para ir al baño! y la imagen de la feliz Marie, de brazo en brazo, era una tortura para él.Se veía sensual, provocativa con esa pierna dorada, que lo estaba volviendo loco y moría por las ganas de tocar, de atrevido escote, que mostraba más de lo que él le hubiera permitido de sus turgentes senos, hombros y brazos; un pecado envuelto en seda dorada. La blanca piel, su
Mateo Acosta—Tú y yo tenemos una conversación pendiente, Marie—. Mateo la interceptó cuando estaba a punto de ascender la escalera rumbo a su habitación. La tomó del codo con firmeza, sin dejar duda de que lo acompañaría a donde él dispusiera, y ese lugar era el despacho, donde se trataban los temas de mucha seriedad.Marie fue obligada casi a volar para seguirle el paso en el trayecto, si no quería perder su brazo, aun así alcanzó a observar cómo los sirvientes terminaban de recoger el desorden de la fiesta, como si tuvieran esa varita mágica que ella necesitaba para volver el tiempo atrás.En el interior de la habitación fue liberada de forma abrupta, pero solo para que su Mateo metiera llave a la puerta, quién sabe con qué enferma intención.}Ella, por su parte, avanzó al centro para rodearse de espacio, por si necesitaba correr, mientras veía cómo el hombre que con una aura amenazadora se acercaba a ella.En un acto inconsciente se tallaba una y otra vez las sudadas manos en la
Mateo Acosta Su cuerpo le exigía hacerla suya antes de perderla, estar dentro de ella y dejarse llevar por sus deseos y anhelos aunque solo fuese una vezDecidido a llevarla al límite, abrió un pequeño espacio entre los cuerpos para mover sus manos con libertad, amasó los pechos con gula mientras sus oídos se regocijaban con los gemidos sensuales de la chica entre sus brazos. Dejó a cargo de sus labios la tarea de acariciar la tersa piel que asomaba por el escote y a sus dientes jugar con las aureolas que se dibujaban por debajo de la tela.Sus manos siguieron el recorrido hacia abajo, una se posó en el trasero redondo que antes recibiera su castigo, para hacer presión contra él y la otra se coló por debajo de la falda para acariciar la piel interna de los muslos.Cuando Marie impulsó su cadera hacia él, lo tomó como una invitación para ir más adelante. Con los dedos logró sortear la ropa íntima que se sentía pequeña y delicada, hacer contacto con el centro de su deseo Marie jadeó e