Mateo sigue equivocándose con Marie, todavía no se ha dado cuenta tampoco que esta perdidamente enamorado de ella...Esa es la razón por la que no puede sacarla de sus pensamientos
Marie MoreauEl lunes cuando voy a trabajar, tanto padre como hijo insisten en llevarme con ellos al trabajo con la excusa de que nos dirigimos al mismo lugar haciéndome sentir incomoda.Mateo me mira amenazante como diciéndome con la mirada, tenemos un trato, a mi me conviene que piense que entre su padre y yo hay algo, para terminar con este tira y afloja que hay entre los dos una vez por todas…El dijo que me dejaría en paz, si yo terminaba mi relación con su padre, dicha relación solo existe en las mentes más perversas.Debo reconocer que tanto don Joseph como yo tuvimos algo de culpa para que así lo pensaran, en el momento que fingimos frente a la madre de Mateo que teníamos algo... ¡Pero solo fue para que ella viera!, que él podía tener a la mujer que quisiera a sus pies.De hecho creo que él no tiene a la que quiere a sus pies porque tiene temor a enamorarse de nuevo.En el caso de Mateo, ese ser nació sin corazón, él nunca ha sentido nada por nadie y tampoco ha demostrado tene
Marie MoreauUna sola semana, dure habitando en mi casa, ¡me tuve que devolver a la mansión! porque Don Joseph, se sintió mal y sentí el deber de ir a cuidarlo.Verlo pálido en una cama, me rompió el corazón, no sé de donde salió ese maldito virus que lo dejo por una semana convaleciente, tuve que ir a una reunión y solo eso me separo de él.Apenas termino la reunión Cristal me avisa que tengo una visita de Inglaterra, solo con decirme eso chillo de la emoción.Cuando voy saliendo encuentro que le han ponchado dos llantas a mi auto ¡Y nadie vio nada! Mateo va saliendo de la empresa y me ofrece el aventón a casa, no me importa ir con él estoy muy feliz.Me subo a su auto, esta semana tuvo un cambio radical en la forma de tratarme, todos los días tiene detalles conmigo que no cambiaran para nada mi decisión de alejarme definitivamente de élApenas, llegamos a casa, Mateo y yo salgo corriendo del auto como una niña con juguete nuevo, Albert, sale a la entrada de la casa y yo salto encima
Marie MoreauHay cambios significativos en la conducta de Mateo, pero que me resultan demasiado sospechosos y yo no soy ninguna tonta para pensar que una persona cambia tan rápidamente de la noche a la mañana.Durante esta semana, se comporta muy amable conmigo, incluso me pidió disculpas por haberme juzgado mal, por supuesto que le dije que todo quedo en el olvido con una sonrisa como si pudiera olvidarlo fácilmente, ese perdón fue de la boca para afuera.A la hora del desayuno, me encuentro con Albert en el pasillo nos saludamos y caminamos juntos hasta el comedor, en la mesa se encuentra solo Don Joseph, esperando que le sirvan la comida—Buenos días, querido Joseph. —Al otro día, Marie se presentó a la mesa del desayuno con actitud renovada y de mejor ánimo.Antes de tomar asiento junto don Joseph, le dio un beso en la mejilla —Buenos días, pequeña. ¿Qué tal tu noche? ——Regular, ¿y la tuya? —preguntó sin dejar de mirarlo en tanto extendía la blanca servilleta de lino sobre sus pie
Marie Moreau¡El mejor hotel!, casi pego un grito al ver que el mejor hotel de esta comunidad rural, solo tiene diez habitaciones y nueve están ocupadas.Por lo que tuve que compartir habitación con Mateo, el veía de arriba abajo todo el lugar asqueado, por la humildad del lugar, por mi parte no estoy acostumbrada a estas condiciones, tenemos que compartir el baño con otras personas y la comida se sirve a una hora especifica, si no estás allí no comes.Las calles no están pavimentadas, es como entrar a otra época, el acceso en auto es casi imposible, por lo que desde el aeropuerto fuimos trasladados por una camioneta rustica, sinceramente no pensé que nuestra estadía fuese tan difícil y solo era el principio.—Buen día señorita, espero la estadía sea de su agrado. — Me dice la dueña del lugar atendiéndonos personalmente, mientras me entrega las llaves de la habitación, el lugar por lo menos está limpio, medito al entrar al pequeño espacio, lo que predomina en el lugar en la cama matr
Marie Moreau—Conozco perfectamente la forma de pensar de los hombres de este lugar y creo que es hora de cambiar las cosas por aquí, en esta casa mando yo Luis y si no te gusta te puedes marchar por donde viniste. — Le dice Esperanza al hombre conflictivo.—Si le hacen caso a esta mujercita, solo traerá desgracia, conozco perfectamente a las mujeres como ella. — Dice, el que ahora se llama Luis.—No señor no creo que conozca mujeres como yo, si así fuese este lugar fuese un lugar diferente. — Continúo con la discusión—Le repito señora, será mejor que se vaya por donde vino, yo soy el menor de sus problemas aquí.— Me dice el sentándose a comer como si nada, yo tomo asiento también y como si estuviera comiendo tierra, Mateo esta alerta, lo sé por su postura rígida y sus ojos como un depredador a punto de atacar a su presa.—La gente va levantándose de la mesa y cuando me dispongo a hacerlo la señora Esperanza me pide un momento a solas——Yo la sigo en silencio a la cocina. —Debes ten
Marie Moreau— Bajo del caballo temblando exactamente frente a la plaza, que se encuentra frente a un pequeño poblado, el calor es infernal, el sudor hace que la ropa se pegue a mi cuerpo, Mateo no se ve mejor que yo, se despoja de su chaqueta apenas llegamos.—Gracias.—Susurro a la policía montada, siento que estoy en una maquina el tiempo...Todo se luce como si estuviésemos en otra época, desde las fachadas de las casas hasta la forma de vestir de las mujeres.—¡Señorita Moreau!—, Un grito los pone alerta a ambos quienes voltean como si estuviesen sincronizados, el hombre les hace seña con las manos en la distancia y se acerca e ellos con un trote suave—Daniel, que sorpresa casi no puedo reconocerte.— Saludo al ex novio de Madeleine que luce un aspecto desalineado pero imponente, su rostro luce una espesa barba que lo hace lucir mucho mayor a los veinticuatro años que se que tiene.El hombre, respira agitado mientras trata de recomponerse, le sonríe a Marie con una expresión de preo
Marie Moreau—Daniel, ¿me llevas al hotel? Por favor. — Le digo a el ingeniero que está contento porque al parecer los hombres del pueblo comienzan a ceder ante mi inminente matrimonio, yo no quiero casarme y menos con una persona que me ha tratado tan mal.Enseguida, Mateo continua hablando con los hombres y sonriendo por haber logrado el acuerdo y Daniel me pregunta — ¿Dejaremos a tu prometido?——No te preocupes por él, — Susurro subiendo al auto con ganas de gritar como una loca, contengo las lágrimas, ¡estoy desesperada!, según él nos casamos mañana, ¿Cuándo hemos hablado nosotros de matrimonio?Al llegar al hotel, me doy un baño y me visto allí mismo, no hay privacidad como para andar en los pasillos con una toalla en el cuerpo, me miro al espejo y me encuentro pálida— ¡Felicidades, eres muy afortunada al casarte con un hombre tan poderoso y guapo como el señor Acosta!— Me dice Carolina, abrazándome sin permiso en el pasillo del hotel.—Gracias. — Respondo al separarme incomoda,
Marie MoreauEn la noche, después de meditar toda la tarde le digo –No me puedo casar contigo. ——Por favor no puedes echarte atrás a estas alturas, no sabes lo duro que fue organizar todo en una horas. — Me dice él con las manos en la cintura—Esto solo complicara las cosas. — Le respondo mordiéndome el labio de la ansiedad.—Somos adultos, estamos claros en todo. — Me dice y yo respiro profundo pensando que no, no tenemos claro nada.—Solo será un papel, cuando regresemos a Chicago, nos comportaremos como si eso no existiera. — Me dice y yo no le creo nada.—Vamos solo es un negocio. — Me dice sujetando mi mano entre las suyas.—Me arrepentiré más tarde por lo que voy a hacer, pero es muy difícil decirle que no a Mateo, el ten envuelve como la serpiente del edén...—De acuerdo me casare contigo. — Respondo en un susurro apenas audible, el me levanta en sus brazos dando un par de vueltas y me dice:—No te arrepentirás. — Viéndome a los ojos ¡Carajos ya me estoy arrepintiendo! Tengo ga