Fue muy injusto que la regañaran, pero esas cosas siempre pasan, ¡gracias por apoyar esta historia!, me encanta que les guste ¡besos!
Marie MoreauHay cambios significativos en la conducta de Mateo, pero que me resultan demasiado sospechosos y yo no soy ninguna tonta para pensar que una persona cambia tan rápidamente de la noche a la mañana.Durante esta semana, se comporta muy amable conmigo, incluso me pidió disculpas por haberme juzgado mal, por supuesto que le dije que todo quedo en el olvido con una sonrisa como si pudiera olvidarlo fácilmente, ese perdón fue de la boca para afuera.A la hora del desayuno, me encuentro con Albert en el pasillo nos saludamos y caminamos juntos hasta el comedor, en la mesa se encuentra solo Don Joseph, esperando que le sirvan la comida—Buenos días, querido Joseph. —Al otro día, Marie se presentó a la mesa del desayuno con actitud renovada y de mejor ánimo.Antes de tomar asiento junto don Joseph, le dio un beso en la mejilla —Buenos días, pequeña. ¿Qué tal tu noche? ——Regular, ¿y la tuya? —preguntó sin dejar de mirarlo en tanto extendía la blanca servilleta de lino sobre sus pie
Marie Moreau¡El mejor hotel!, casi pego un grito al ver que el mejor hotel de esta comunidad rural, solo tiene diez habitaciones y nueve están ocupadas.Por lo que tuve que compartir habitación con Mateo, el veía de arriba abajo todo el lugar asqueado, por la humildad del lugar, por mi parte no estoy acostumbrada a estas condiciones, tenemos que compartir el baño con otras personas y la comida se sirve a una hora especifica, si no estás allí no comes.Las calles no están pavimentadas, es como entrar a otra época, el acceso en auto es casi imposible, por lo que desde el aeropuerto fuimos trasladados por una camioneta rustica, sinceramente no pensé que nuestra estadía fuese tan difícil y solo era el principio.—Buen día señorita, espero la estadía sea de su agrado. — Me dice la dueña del lugar atendiéndonos personalmente, mientras me entrega las llaves de la habitación, el lugar por lo menos está limpio, medito al entrar al pequeño espacio, lo que predomina en el lugar en la cama matr
Marie Moreau—Conozco perfectamente la forma de pensar de los hombres de este lugar y creo que es hora de cambiar las cosas por aquí, en esta casa mando yo Luis y si no te gusta te puedes marchar por donde viniste. — Le dice Esperanza al hombre conflictivo.—Si le hacen caso a esta mujercita, solo traerá desgracia, conozco perfectamente a las mujeres como ella. — Dice, el que ahora se llama Luis.—No señor no creo que conozca mujeres como yo, si así fuese este lugar fuese un lugar diferente. — Continúo con la discusión—Le repito señora, será mejor que se vaya por donde vino, yo soy el menor de sus problemas aquí.— Me dice el sentándose a comer como si nada, yo tomo asiento también y como si estuviera comiendo tierra, Mateo esta alerta, lo sé por su postura rígida y sus ojos como un depredador a punto de atacar a su presa.—La gente va levantándose de la mesa y cuando me dispongo a hacerlo la señora Esperanza me pide un momento a solas——Yo la sigo en silencio a la cocina. —Debes ten
Marie Moreau— Bajo del caballo temblando exactamente frente a la plaza, que se encuentra frente a un pequeño poblado, el calor es infernal, el sudor hace que la ropa se pegue a mi cuerpo, Mateo no se ve mejor que yo, se despoja de su chaqueta apenas llegamos.—Gracias.—Susurro a la policía montada, siento que estoy en una maquina el tiempo...Todo se luce como si estuviésemos en otra época, desde las fachadas de las casas hasta la forma de vestir de las mujeres.—¡Señorita Moreau!—, Un grito los pone alerta a ambos quienes voltean como si estuviesen sincronizados, el hombre les hace seña con las manos en la distancia y se acerca e ellos con un trote suave—Daniel, que sorpresa casi no puedo reconocerte.— Saludo al ex novio de Madeleine que luce un aspecto desalineado pero imponente, su rostro luce una espesa barba que lo hace lucir mucho mayor a los veinticuatro años que se que tiene.El hombre, respira agitado mientras trata de recomponerse, le sonríe a Marie con una expresión de preo
Marie Moreau—Daniel, ¿me llevas al hotel? Por favor. — Le digo a el ingeniero que está contento porque al parecer los hombres del pueblo comienzan a ceder ante mi inminente matrimonio, yo no quiero casarme y menos con una persona que me ha tratado tan mal.Enseguida, Mateo continua hablando con los hombres y sonriendo por haber logrado el acuerdo y Daniel me pregunta — ¿Dejaremos a tu prometido?——No te preocupes por él, — Susurro subiendo al auto con ganas de gritar como una loca, contengo las lágrimas, ¡estoy desesperada!, según él nos casamos mañana, ¿Cuándo hemos hablado nosotros de matrimonio?Al llegar al hotel, me doy un baño y me visto allí mismo, no hay privacidad como para andar en los pasillos con una toalla en el cuerpo, me miro al espejo y me encuentro pálida— ¡Felicidades, eres muy afortunada al casarte con un hombre tan poderoso y guapo como el señor Acosta!— Me dice Carolina, abrazándome sin permiso en el pasillo del hotel.—Gracias. — Respondo al separarme incomoda,
Marie MoreauEn la noche, después de meditar toda la tarde le digo –No me puedo casar contigo. ——Por favor no puedes echarte atrás a estas alturas, no sabes lo duro que fue organizar todo en una horas. — Me dice él con las manos en la cintura—Esto solo complicara las cosas. — Le respondo mordiéndome el labio de la ansiedad.—Somos adultos, estamos claros en todo. — Me dice y yo respiro profundo pensando que no, no tenemos claro nada.—Solo será un papel, cuando regresemos a Chicago, nos comportaremos como si eso no existiera. — Me dice y yo no le creo nada.—Vamos solo es un negocio. — Me dice sujetando mi mano entre las suyas.—Me arrepentiré más tarde por lo que voy a hacer, pero es muy difícil decirle que no a Mateo, el ten envuelve como la serpiente del edén...—De acuerdo me casare contigo. — Respondo en un susurro apenas audible, el me levanta en sus brazos dando un par de vueltas y me dice:—No te arrepentirás. — Viéndome a los ojos ¡Carajos ya me estoy arrepintiendo! Tengo ga
Marie Moreau—Vámonos querida, debemos descansar. — Me dice Mateo arrastrando las palabras.—Está bien. — Digo nerviosa, cuando nos retiramos empiezan a bromear sobre lo que haremos esta noche y yo enrojezco hasta la raíz del pelo.Estamos casados, pero tener intimidad no está incluido en nuestro acuerdo, avanzo en silencio como res a matadero.— ¿Haremos el amor?— Me pregunta, mirándome a los ojos—No. — Respondo con dificultad sin verlo.—Solo una vez. — Me dice tomándome de la cintura y viéndome a los ojos, tiene los ojos oscurecidos y acercándose a mí, con el rostro a pocos centímetros del mío… ¡Dios! ¿Cómo me mandas esta prueba?, Pienso resistiendo las ganas de acortar la distancia y besarlo.— ¿No me deseas ya?— Me pregunta poniéndome contra la pared de la habitación, en el pasillo no hemos entrado aun, respiro agitada, pero debo resistir, caer en la tentación no me traerá nada bueno.—Esto no está bien. — Susurro, resistiéndome lo mas que puedo.—Marie. — Dice él con voz aterci
Marie MoreauMe despierto presa entre los brazos de Mateo que duerme con una sonrisa satisfecha en el rostro, con cuidado salgo de la cárcel de sus brazos y voy al baño, me levanto y veo la hora son las cinco de la mañana, ¡Quisiera ir a bañarme! Por lo que me visto, y llevo un cambio de ropa además de la toalla.No dejo de pensar en todo lo que paso ayer, todavía no puedo creer que hoy soy la señora Acosta, un matrimonio con Mateo, solo estaba enterrado con mis viejas fantasías, es increíble como algunas se vuelven realidad, pero eso no me hace feliz, porque a pesar que mi matrimonio ante la ley es perfectamente legal, mi corazón me grita que él no me ama y eso me duele ¡en el alma!.—Debiste quedarte acostada, debes estar agotada. — Me dice Carolina viéndome con una sonrisa cómplice.Sonrió con timidez, no sé que responderle, entro al baño y cierro desde adentro con seguro, me doy un baño de unos quince minutos, y alguien comienza a aporrear la puerta.—Tengo que ir a trabajar, por