¿Detenerme de qué?

La imponente sala de estar de la mansión de Don Salieri era un testimonio de la opulencia y tradición que impregnaban aquel ambiente. Muebles suntuosos y obras de arte adornaban el espacio mientras yo permanecía nerviosa junto a Dante. La atmósfera cargada de expectación parecía apretar mis pulmones, y de manera involuntaria, comencé a morder mis labios como gesto de ansiedad.

Dante, a mi lado, me miró con una expresión que mezclaba impaciencia y desdén. "Detente
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