Reposo y observación

Intrigada por la conversación, me volví hacia el hombre de traje azul marino junto a Michele. Se presentó como el Doctor Tommaso Esposito, un médico que, aparentemente, estaba allí para examinarme. Su mano se extendió hacia mí, y yo la apreté, sintiendo una mezcla de ansiedad y esperanza.

"Es un placer conocerte, Catarina", dijo el médico con gentileza. Su tono tranquilo y profesional calmó un poco mis nervios.

"El placer es mío, Doctor Esposito", respondí sinceramente. "Estoy ansiosa por entender qué está pasando conmigo".

Un vistazo significativo fue intercambiado entre Michele y el médico, indicando que era hora de comenzar. Michele expresó su acuerdo, enfatizando la importancia de aclarar mi situación lo más rápido posible.

Conforme me senté frente al médico, una mezcla de esperanza y temor se mezcló

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