Escuchaba claramente salir de un salón una dulce melodía proveniente de las notas de un piano, sentí una extrema curiosidad por averiguar de quién se trataba, quién era el maestro que con sus manos había captado mi atención con tan agradables y hermosas notas.La puerta estaba abierta y me asome en una esquina. Mis ojos buscaron con emoción al responsable de tocar aquellas notas bellísimas pero cuando inspeccione el salón se encontraba totalmente vacío. ― ¿Hay alguien aquí? ―Pregunte alzando mi cabeza y mirando en todo el salón ―.Las notas de aquel piano se hicieron más fuertes y la melodía seguía siendo hermosa, cautivaba mucho más y mi espíritu se sentía libre. Todo a mi alrededor comenzó a dar vuelta y mientras más fuerte se hacia la melodía todo giraba más rápido.Hasta que sentí que alguien me estaba dando toques suaves en mi cara.― ¡Leah, Leah, Leah! !Despierta! ¡Soy yo, Gabriel!Sentí un fuerte tirón en el cuello.― ¿Gabriel?, ¿Qué haces aquí?― ¿Lo olvidaste? ― Dijo dándom
Quede impactada, Gabriel me llevo a un estudio, tomo una libreta y comenzo a lee:Carla es una joven estudiante común y corriente que se siente cansada de la vida. Todo lo estresa, todo le fastidia. Ya no quiere seguir estudiando, tampoco quiere trabajar. Sus padres, se sienten afligidos por su nueva actitud perezosa, desganada y no encuentran la manera de animarla.Ella sueña en grande. Quiere ser famosa, una modelo de revista; como esas de Victoria's Secret, que modelan diariamente en las alfombras rojas, luciendo radiante con elegantes trajes.—Si yo tuviera la dicha de ser Angelina Jolie o Kendal Jenner, y modelar por la alfombra roja, así toda elegante, con tacones y maquillaje caro. Si yo pudiera imitar, las pisadas de las modelos de Victoria's Secret —Ella imagina estar en una alfombra roja, rodeada de paparazis, mientras imita a una modelo, que posa con estilo ante las cámaras—. Pero no, que voy a estar imitando yo, si cuando camino con tacones, parezco a Bambi, el venadito de
― Hace varios días que no me sentía así ― Le dije a Gabriel mientras me acariciaba el cabello ―.― ¿Así cómo, Leah? ― Respondió arqueando la ceja ―.― Pues así, conectada con el mundo real con el momento presente. Vivir este momento y no estar en un cohete recorriendo los distintos mundos que se crean en mi imaginación, sentir que verdaderamente estoy viviendo una novela donde no soy la autora sino que hay alguien más, a lo mejor alguna fuerza creativa, algún Dios que decide que sucederá en nuestras vidas.― ¿Crees que haya alguien superior a nosotros escribiendo un libro con más 7.9 billones de personas donde todos son protagonistas en el mundo desde su perspectiva?― Creo que la vida humana y la de todos los seres vivos son obras de un gran autor, un autor que tuvo que haber pensado en todo y con lujos de detalles, un autor adelantado a todas las épocas.El mundo a mi alrededor comenzó a girar como un trompo, y vi a Gabriel acercarse a mí a toda prisa para evitar que cayera al suelo
A través de mi ventana observaba la fría noche y como las gotas de lluvia recorrían el vidrio empañado de mi ventana. El destello de los rayos y el sonido de los truenos son episodios que disfruto ver y escuchar, aunque traen a mi mente un triste recuerdo.Dibuje con mi dedo índice un circulo y en su interior una carita triste.― ¡Leah! ¡Puedes bajar un momento a la sala! ― Dijo Madison desde la cocina ―. ¡Ha llegado alguien a quien deseo que conozcas!A quien se le ocurre visitar una casa a estas horas en una noche lluviosa probablemente se trata de alguien que no tiene nada que hacer… ¿por qué pienso así?... también puede tratarse de alguien a quien la lluvia le ha impedido llegar a su destino.― ¡Leah! ¡No seas maleducada y apresúrate! ― Madison elevo el tono ―.― ¡Voy enseguida! ¡Estoy buscando mis sandalias! ― Contesté mientras pasaba mi mano por la ventana empañada para borrar la carita triste.El sentimiento de arrepentimiento, el saber que pudimos evitar un problema o algo may
― Mi nombre es Emma, tengo 6 años, mi barquilla favorita es de mantecado con chispas de colores, y cuando no hay mantecado cambio la crema por la de chocolate y chispas de chocolate, me gusta ver comiquitas de unicornios con mis padres, mi camita debe estar tendida para dormir a las 8:00 de la noche y debo despertar a las 7:00 de la mañana tenderla y lavarme los dientes para desayunar. ― Comentó la nueva huésped con sus manos entrelazadas y los hombros encogidos en una postura de inseguridad ―.― Ainsss, pero que hermosura de pequeña eres Emma… tan tierna… tan linda. Tus padres antes de irse me dijeron que disfrutas muchísimo ir a los columpios y al subibaja. Mañana Leah ira contigo a comprarte una barquilla como te gusta y después te llevara al parque.― Sí, pero no debo subirme a los columpios ni al subibaja si antes he comido algo porque me dan ganas de vomitar.Lo que faltaba. Ahora me van asignar el cargo de niñera 24/7 no me parece justo ni debido tener que asumir con esa gran
― Tomate tu tiempo, piénsatelo bien, Leah, no quiero que te precipites. Quiero que estés completamente segura. Yo sé que no te gustan los niños desde aquel entonces, pero no debes cerrarte a la belleza de compartir con ellos. ― Me decía Madison, sentada en la esquina de la cama.Sacudí la cabeza y tape mis oídos fingiendo que no escuche nada de lo que me dijo.― Puedes hacer un mínimo esfuerzo por entenderme. No me obligues a tener que convivir con una mocosa que no conozco, que no tengo ningún interés por conocer.Comprendo perfectamente a Madison, su preocupación por mi rechazo a los niños, pero no puedo.Hice el esfuerzo por acercarme a ellos, pero mi corazón se encoge. Puedo verlos jugar desde lejos, verlos correr, andar en bicicleta y sin embargo me inunda un sentimiento muy frio lleno de tristeza y añoranza.― La pequeña Emma es una niña muy educada y gentil, no tocará ninguna de las cosas de tu habitación si no tiene tu aprobación. Date esa oportunidad, se amable, haz un dimin
La mañana pintaba un día soleado y resplandeciente, los rayos del sol a travesaban mi ventana encandilando mi vista.― Como pude olvidar cerrar las cortinas anoche ¿En qué momento me quede dormida?.― Buenos días, Leah. ¿Quieres probar la ensalada de frutas que me preparo la señora Madison?, espero no te moleste que haya abierto tu puerda. Me prometí antes de dormir que al amanecer aplicaría la ley del mínimo esfuerzo para superar esa secuela que aún permanece viva en mí. Me hice prometerme entre las heridas de mi corazón que iba a sanar, así el proceso fuese lento y doloroso, todo con tal de salir del capullo y convertirme en una mariposa.― Emma es que te llamas ¿verdad?― Sí ― Se acercó a mí y tomo su pequeña cucharita para darme de su ensalada de frutas. ― Abre la boca.― ¡Espera! ¡No te acerques así!… ― Dio un pequeño sobresalto porque alce mi voz ―.Tome conciencia de que mi tono no había sido el más adecuado y para suavizar le comenté.― Debes esperar que me lave los dientes,
Antes de regresar a casa habíamos acordado pasar a la biblioteca, tuvimos que caminar unas cuadras más para poder llegar y sin embargo para nuestra sorpresa, ya se encontraba cerrada.— No puede ser que ya esté cerrada si a penas son las 3:25 de la tarde — Comenté —. Emma golpeó la puerta con la esperanza de que el vigilante abriera. Por curiosidad ambas miramos a través del vidrio para averiguar si había alguien.— ¿Qué están haciendo ustedes dos? — Dijó un oficial de policía —. Está prohibido usmear a través de los cristales porque puede ocurrir un accidente donde alguna puede salir herida. Y usted señora está muy grande para incitar a su hija a seguirle el juego.¿Había escuchado bien ?. Cree que Emma es mi hija.— Señor policía, ella no es mi mamá es mi hermana. — Dijó Emma nerviosa —.— No importa si es tu mamá o es tu hermana, como adulta debe tener la facultad de pensar que una niña cerca de un objeto de vidrio representa un peligro. Imagínense que ese cristal se rompa, se ima