10

La mañana pintaba un día soleado y resplandeciente, los rayos del sol a travesaban mi ventana encandilando mi vista.

― Como pude olvidar cerrar las cortinas anoche ¿En qué momento me quede dormida?.

― Buenos días, Leah. ¿Quieres probar la ensalada de frutas que me preparo la señora Madison?, espero no te moleste que haya abierto tu puerda.

Me prometí antes de dormir que al amanecer aplicaría la ley del mínimo esfuerzo para superar esa secuela que aún permanece viva en mí. Me hice prometerme entre las heridas de mi corazón que iba a sanar, así el proceso fuese lento y doloroso, todo con tal de salir del capullo y convertirme en una mariposa.

― Emma es que te llamas ¿verdad?

― Sí ― Se acercó a mí y tomo su pequeña cucharita para darme de su ensalada de frutas. ― Abre la boca.

― ¡Espera! ¡No te acerques así!… ― Dio un pequeño sobresalto porque alce mi voz ―.

Tome conciencia de que mi tono no había sido el más adecuado y para suavizar le comenté.

― Debes esperar que me lave los dientes,
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