Los días posteriores al secuestro transcurrieron en un extraño limbo para Bianca. El trauma de haber estado en manos de los enemigos de Luca la perseguía en cada pensamiento, y la sombra de la violencia que había presenciado se sentía como una barrera invisible entre ellos. Cada vez que cerraba los ojos, revivía el momento en el que Luca irrumpió para salvarla, el sonido de los disparos, las miradas de los hombres que la habían mantenido prisionera. Ahora, el peligro no solo estaba fuera, sino también en su mente.En su habitación, Bianca miraba por la ventana hacia las calles de Roma. La ciudad se movía como si nada hubiera ocurrido, mientras ella sentía que su mundo se tambaleaba. Sabía que Luca estaba tratando de contactarla. Su teléfono vibraba constantemente con llamadas y mensajes que no tenía la fuerza para responder. Necesitaba espacio para pensar, para decidir si este amor valía el precio que estaba pagando.Mientras tanto, Luca estaba en su oficina, con los puños apretados s
El silencio en la oficina de Luca era denso, como el aire previo a una tormenta. Sentado frente a una mesallena de informes y documentos, sostenía en sus manos una carpeta que había cambiado todo. El nombre en el encabezado, escrito con una caligrafía precisa, pertenecía a uno de sus hombres de mayor confianza: Marco.Matteo, siempre a su lado, lo observaba con cautela. —No quería crearlo al principio, Luca. Marco siempre ha sido leal… o al menos eso pensamos. Pero las pruebas son claras. Ha estado vendiendo información a la banda rival durante meses.Luca cerró los ojos, apretando los puños hasta que sus nudillos se pusieron blancos. —Esto no es solo una traición a mí. Es una traición a todos nosotros… a Bianca.Matteo asintió, aunque sus palabras fueron más duras. —Debes decidir qué hacer, y rápido. Si Marco sigue vivo, es un peligro. Y si Bianca sigue a tu lado, también lo será.El comentario fue como un golpe directo al estómago. Luca sabía que Matteo tenía razón, pero la idea
La noche era fría, y la ciudad parecía un reflejo de sus emociones: vibrante por fuera, pero oscura y rota en su interior. Bianca caminaba por las calles silenciosas tras haberse escapado de una tensa cena familiar. Las palabras de su madre y Stefano seguían resonando en su mente: “Piensa en el futuro, Bianca. Piensa en lo que es mejor para todos, no solo para ti.”Pero, ¿qué significaba "lo mejor"? La presión de cumplir con las expectativas de su familia estaba aplastándola, pero lo que más la atormentaba era la incertidumbre sobre su relación con Luca. Amarlo era como caminar sobre un campo minado, pero alejarse de él se sentía como perder una parte de su alma.Mientras tanto, Luca estaba en su oficina, rodeado de mapas y planes. Matteo estaba a su lado, pero su expresión era sombría. —Si tomamos esta ruta, Luca, no habrá marcha atrás. Podríamos destruir a la banda rival de una vez por todas, pero las represalias serán brutales. No solo nosotros estaremos en peligro, sino también…
La luz tenue del amanecer apenas se filtraba por las ventanas de la oficina de Luca. Había pasado toda la noche revisando información, hablando con contactos y trazando un plan que iba en contra de todo lo que había construido. Pero no había otra opción. Bianca era su prioridad, incluso si eso significaba tragarse su orgullo y buscar ayuda en lugares peligrosos.—¿Estás seguro de esto? —preguntó Marco, su tono cargado de duda. Estaba sentado al otro lado del escritorio, observando cómo Luca guardaba un arma en su chaqueta.—No, no estoy seguro —respondió Luca, su voz grave—. Pero si este pacto garantiza su seguridad, entonces no tengo opción.Marco apretó los labios, claramente incómodo. —Hacer un trato con Salvatore… sabes que eso puede costarte más que tu liderazgo. Ese tipo no perdona ni olvida, Luca.—Lo sé. Pero también sé que Salvatore respeta la fuerza. Si juego bien mis cartas, esto podría ser el comienzo de algo más grande.Mientras Luca preparaba su encuentro con Salvatore,
La villa estaba rodeada por un frondoso bosque, un refugio cuidadosamente elegido por Luca para garantizar seguridad y privacidad. Había ordenado a sus hombres que bloquearan los caminos de acceso y patrullaran el perímetro, convencido de que allí Bianca estaría a salvo, al menos por un tiempo. Pero ambos sabían que no podían quedarse allí para siempre.Bianca miraba por la ventana, observando las hojas balancearse suavemente con el viento. Por fuera, la villa parecía un oasis de calma, pero en su interior sentía cómo el peso de las decisiones, de los miedos y de los sacrificios que había hecho, comenzaba a aplastarla.—¿En qué piensas? —preguntó Luca, entrando en la habitación con dos tazas de café. Su voz era suave, casi susurrada, como si supiera que ella estaba al borde de romperse.—En todo —respondió Bianca, girándose para tomar la taza que él le ofrecía—. En cómo llegamos aquí, en mi familia, en si alguna vez podremos escapar de todo esto.Luca suspiró y se sentó junto a ella,
La tensión en el aire era casi palpable mientras Luca reunía a sus hombres en un almacén abandonado en las afueras de la ciudad. Era un lugar seguro, o al menos lo había sido en el pasado. La amenaza creciente y la traición que acechaba en su círculo lo obligaron a extremar precauciones. La reunión era crucial: debían organizar un contraataque que no solo recuperara el control, sino que enviara un mensaje claro a sus enemigos.Bianca había insistido en acompañarlo. —No quiero quedarme esperando, Luca. Si esto también me afecta, quiero ser parte de la solución.Luca se había opuesto inicialmente, preocupado por su seguridad, pero ella había demostrado ser más obstinada de lo que él esperaba. Finalmente cedió, aunque mantuvo a Matteo y otros hombres de confianza a su lado todo el tiempo.En el almacén, los líderes de los diferentes sectores de la organización estaban reunidos alrededor de una mesa improvisada. Un mapa de la ciudad estaba extendido frente a ellos, con marcadores indican
El majestuoso salón de eventos de la familia Mancini estaba decorado con candelabros relucientes, cortinas de terciopelo y flores dispuestas con precisión artística. El baile benéfico anual era un evento imperdible entre la alta sociedad. No asistir era un desaire social, y Bianca sabía que su ausencia no sería tolerada. Su madre la había presionado con más fuerza de lo habitual.—Debes estar impecable esta noche —le había dicho esa mañana mientras ajustaba el dobladillo de su vestido—. Stefano estará allí, y es una oportunidad para mostrarle que aún formas parte de este mundo.Bianca apretó los dientes ante la mención de Stefano, pero decidió no discutir. Las semanas recientes habían sido un torbellino de emociones y conflictos, y aunque no quería volver a ese entorno, sabía que su presencia era inevitable.Cuando llegó al evento, Bianca llevaba un elegante vestido negro con detalles dorados que realzaban su figura, acompañado de una máscara veneciana que ocultaba parcialmente su ros
El aire frío de la madrugada se colaba por las ventanas abiertas de la oficina de Luca, donde él se sentaba en silencio, rodeado de papeles y documentos que apenas había tocado. Había pasado días planeando cada movimiento, cada decisión. Pero, por primera vez, el peso de sus elecciones no recaía en sus enemigos ni en sus negocios, sino en Bianca.—No puedo seguir arrastrándola a esto —murmuró, más para sí mismo que para Marco, quien estaba parado cerca, observando a su jefe con una preocupación silenciosa.—Sabes que ella eligió estar contigo, Luca. Bianca no es una mujer débil —respondió Marco con cautela.Luca negó con la cabeza, apretando los puños.—Eso no significa que deba seguir permitiéndolo. Mi mundo la está destruyendo, y si algo le pasa...Marco no respondió. Sabía que Luca había tomado una decisión y que nadie podría hacerlo cambiar de opinión.Mientras tanto, Bianca caminaba inquieta por la terraza de la mansión de su familia. Habían pasado días desde que Luca empezó a di