20Kendall y yo estábamos desnudos tirados en el piso de mi oficina, ella estaba frente a mi, mirándome con una sonrisa traviesa, yo espere un poco, estaba seguro que iba a decir alguna locura.— ¿Quieres jugar a la botella? — Me preguntó.Me rei, era increíble como podía leerla tan bien, Kendall era como un libro abierto, siempre poniendo mala cara para tratar de ocultar sus verdaderos sentimientos, pero lo que más me gustaba era que ya sabía cuando estaba tramando algo, así no me tomaba desapercibido, ahora antes de que ella hiciera o dijera algo yo ya estaba preparado.— Estamos desnudos — Le recordé.Ella se levanto y corrió a un lado de mi oficina, después regreso con una botella, y se sento de nuevo frente a mi.— Jugaremos a preguntas incómodas — Me dijo.— No es necesario jugar, siempre terminas haciéndome ese tipo de preguntas — Le dije.Kendall puso los ojos en blanco.— ¿Vamos a jugar si o no? — Me preguntó con molestia.— Está bien — Le dije.Ella puso la botella frente a n
Dos Semanas DespuésEra sábado, y me sentía muy mal, hace días le habia enviado un mensaje a Caesar, pero él nunca contestó, quería llorar, había Sido una estúpida al desperdiciar la oportunidad de decirle que también me gustaba.Pero hoy iba a ir a buscarlo, le diría que me gustaba, que si se daba la oportunidad me encantaría tener algo más con él.Cuando le dije eso y salí de su oficina, quise regresar, pero fue demasiado cobarde y simplemente me fuí.Respiré profundo y me senté en la cama, levanté el celular que estaba en la mesita de noche y fui a los mensajes, pero ninguno era de Caesar, apague el celular y lo tire en la cama.— ¿Kendall estas despierta? — llamo mi madre.Yo me levanté de la cama y abrí la puerta, ella entro y se sentó en la cama, me miró de arriba a bajo y después puso mala cara.— ¿Que pasa? — Le pregunté.Mi madre me quedo observando por un momento largo, después se levanto de la cama y empezó a caminar, iba y venía.— ¿Puedes detenerte y decirme que pasa? — L
Caesar empezó a gritarme por teléfono, pero yo no le entendía que me decía.— Voy al baño — Le grite también.empecé a pasar por la multitud para abrirme paso al baño, entre y cerré la puerta con seguro.— ¡Dónde carajo estás Kendall! — Me grito.Yo me detuve de inmediato, aparte el celular de mi oreja y lo quedé mirando.Este tipo idiota como se atrevía a gritarme.Volví a ponerme el celular en la oreja.— ¡No me grites! — Le grite.— Si yo fuera Paulina tu no me gritarías —Le dije.— Lo siento, ahora dime dónde estás, te escuchas muy borracha — Me dijo más calmado.— ¿Vendrás por mi? — Le pregunté.— Si, ahora dime dónde estás — Me respondió.Me di la vuelta y salí del baño, volví a pasar por la multitud, pero está vez era para salir de la discoteca donde me encontraba.Salí de la disco y camine un poco, después me tire en el suelo y me senté.— Estoy afuera, y no estoy borracha — Le respondí.— Enviame tu ubicación, pero hazlo ya por favor — Me pidió.Yo le colgué y le envié mi ubi
Abrí los ojos y me levanté, mire a mi alrededor y me baje de la cama, me pase las manos por la cara, yo era una estúpida.Salí de la habitación, el olor a café inundó mi nariz.— Pensé que no te ibas a levantar — Me dijo Caesar.Él se acercó a mi y me entrego una taza con café.— Dime que te vomité encima — Le dije.Él arrugó el entrecejo.— ¿No recuerdas lo que pasó ayer? — Me preguntó.Yo negué con la cabeza haciéndome la loca, recordaba claramente todo lo que le había dicho y lo que él me había dicho a mi.— No me vomitaste — Me dijo.— ¿si tus papás son tan estrictos por qué te dejan pasar la noche fuera? — Me preguntó.— A mi papá no le importa lo que haga, le da igual si me quedo una noche fuera o una semana, a él lo único que le importa es que no manche su preciado apellido — Le respondí.— Tu papá es una mierda — Me dijo.Yo me encogí de hombros.— Lo se, ¿y cuéntame cuando te vas a casar? — Le pregunté.— Aún no lo sé con certeza, pero me gustaría hacerlo en dos o tres meses
Entre a la habitación que Domenic me había asignado, mire el lugar con mala cara, esto se veía triste, vivir debajo de un puente era mejor que esto.Tire mi maleta al suelo y le di una patada, camine al baño y entre, al menos el baño era lindo.— ¡Primita! — Me llamo Paulina.Yo salí del baño y le di una sonrisa, de esas que se notaban que eran hipócritas.— Domenic me pidió que te ayudará en tu comportamiento, te prometo que cuando salgas de aquí serás alguien totalmente diferente — Me dijo.— Me gusta como soy, y creeme yo no voy a cambiar — Le dije.— No te preocupes, te enseñaré a ser una señorita — Me dijo.Yo me cruce de brazos y la quedé mirando.— ¿Y como se supone que me ayudarás? — Le pregunté.— Lo primero será hacer que te veas como una, todo entra por los ojos, y tú no te ves como una, por el momento — Me dijo.Yo bajé la vista y mire mi mini vestido.— Me gusta mi ropa — Le dije.Ella sonrió un poco.— Es muy vulgar, pero no te preocupes, te he comprado ropa adecuada — M
La puerta de mi oficina se abrió y entro Kendall, en un vestido precioso, parecía una muñequita, sus facciones finas la hacían lucir inocente, era como una aparición, un Ángel, todo en ella gritaba pureza, Kendall era perfecta.— Te voy a patear el culo — Me dijo.Yo respiré hondo, ella sabía cómo arruinar las cosas, ahora me preguntó que fue lo que me gustó de ella, si la chica era angel con espíritu de camionero.— ¿Ahora que hice? — Le pregunté.Kendall se acercó a mi y se sentó frente a mi.— Simplemente le puedes decir que ya no te quieres casar y ya, no es tan complicado — Me dijo.— No es tan fácil, cuando le propuse matrimonio a tu prima habían algunas personas que están dispuestas a hacer negocios conmigo, simplemente por el compromiso con tu prima — Le dije.Ella se cruzó de brazos y me miró aún peor que antes.— Entonces es por dinero — Me acuso.Me rasque la cabeza, ahora no sabía cómo explicarle las cosas de manera que no sonarán frívolas.— No me casare con ella, solo nec
Salí de la oficina y camine hasta las escaleras, yo mire de un lado a otro buscando a la chica que nos prohibió subír, pero ella no estaba por ningún lado, así que aproveche y empecé a subir los peldaños de las escaleras.A un lado de la escalera en la pared habían varias pinturas, con familias vestidas de época, era extraño y se sentía tenebroso, si yo viviera en este lugar, ya hubiera tirado todo eso, sería tan incómodo ir y venir con todos esos ojos mirándote.Seguí caminando y cuando llegue al siguiente piso, una enorme pintura con cuatro personas llamo por completo mi atención, me acerque y la mire con detenimiento.Todos se veían tan serios he inexpresivos, menos el niño, que tenía el ceño fruncido y parecía odiar a todo el mundo.— A la basura también iría está — Dije bajito para mí misma.El sonido de tacones hizo que saliera corriendo y entrara a la primera habitación que alcance.Cerré la puerta con seguro y después me di la vuelta.Mi mirada se fijó en el enorme hombre rubio
Cuando las chicas se fueron, Domenic me mandó a llamar, yo fui a su habitación, él estaba de pie junto a su cama, con los brazos cruzados y con una cara de querer matarme.— Que sea la primera y última vez que traes a casa a personas sin antes avisar — Me regaño.— Tenía que hacer un trabajo, ¿si no las puedo traer aquí entonces a dónde las llevo? — Le pregunté.Él se acercó a mi y me agarró del brazo con fuerza, yo jale mi brazo con fuerza.— Antes de traer a alguien avísame, o dile a mi padre, ¡una de esas chicas se metió a mi habitación! — Me reprochó.Yo intenté no reírme, recordar las palabras de Clau era tan gracioso.— No te preocupes, no volverá a pasar, y pido disculpas por lo que pasaste, es que Paulina no me dejó llevarlas a mi habitación — Le dije.Domenic arrugó el entrecejo.— Hablaré con Paulina — Me dijo.Después con un gesto en la mano me despido, yo me di la vuelta y salí de su habitación, definitivamente Clau se merecía un regalo solo por haber incómodado a Domenic.