Kaleb:
—¡Quiero a todos esos hijos de puta muertos! —no puede ser lo que han hecho, mis manos tiemblan. Quiero hacerlos pagar.
—Pero si Dimitri…
—No hay duda de que fue él, quiero ir a su puta casa ahora mismo, quiero su casa hecha añicos, ¿me entendiste Camilo? —mi hermano asiente rápidamente.
—Puedo encargarme de traerlo vivo y… —no dejo que Nico termine y lo mando a traerlo.
Acabo de “hablar” con Sylvana, ni siquiera me ha dirigido una palabra. No puedo imaginar el dolor que está sintiendo, solo quiero ir a casa, tenerla en mis brazos y hacer que todo esto se borre de su mente y…
Sylvana:Estoy sentada en la cama de hospital, miro las sábanas blancas que cubren mi cuerpo. Doy un suspiro y escucho a Gianna.—Sylvana, te quiero… muchísimo y me duele verte así, en este corto tiempo que te conozco me has ayudado tanto, me has hecho… volver a ser feliz. No puedo verte así… —rompe a llorar y yo asiento sin mirarla.Las horas pasan lento, en mi cabeza hay miles de preguntas. ¿Haberme liado con este hombre trajo la muerte de mi padre?, ¿es Kaleb un peligro para mí?Ahora entiendo las palabras de Jimena, mi corazón se parte en dos y es por el dolor. Todo apunta hacia Kaleb, esos hombres lo hicieron por venganza. Yo ni siquiera tengo la culpa aquí… mi padre era
Kaleb:El aire de la madruga en Rusia es frío, San Petersburgo es muy bonito pero jamás viviría aquí.Nico me ha dicho que Dimitri ha corrido como cobarde que es y aún vaga por las hectáreas donde se encontraba su casa. He manipulado a la policía local y no han acudido al lugar aún. Mi móvil suena de nuevo—Lo tenemos hermano y… me ha dado —me alarmo al instante—Ve al hospital ahora mismo, atiéndete y mandaré Adrián a recogerte —se niega pero al final lo hace, nadie le estaba preguntando.▮▮▮▮▮▮▮▮Al cabo de unos 20 minutos una camioneta negra se estaciona frente a la
Sylvana:Camino por las calles de Indianápolis. No sé a dónde rayos me dirijo. Llevo conmigo la maleta pequeña que han traído para mí.Tomo asiento en la banca de un parque cercano. He caminado por lo que parece una eternidad.Abro la maleta y no hay nada de comida y mis tripas suenan como locas. Pero si hay una botella de agua, y… 20 dólares.Decido que es hora de descansar un poco. Coloco la bolsa de ropa como almohada y extiendo mi cuerpo por la banca sin percatarme me quedo dormida.Es nuestra antigua casa, mi padre baja las escaleras y me recibe con un abrazo.—¿Por qué estás aqu
Kaleb:Falta aproximadamente una hora para llegar a Indianápolis. Mis manos y piernas no dejan de moverse. Me ha informado Camilo que han encontrado a mi Sylvana. Tomo un sorbo más a mi sexto café. Quiero verla ya.▮▮▮▮▮▮El camino a casa es en silencio, Adrián se dedica a vigilar retrovisores y yo en pensar en Sylvana.He hablado con el encargado de la funeraria y el velorio y sepulcro será mañana por la mañana.Al fin aparcan el auto frente a la puerta principal y salto de él. Camino hacia mi despacho y no hay nadie, al girarme me encuentro con Camilo.—Ella ha subido… —dice nervioso y yo asiento. Subo sin mirar
Sylvana:Me tumbo de nuevo en la cama y dejo salir las pocas lágrimas que quedan en mí. Odio estar aquí, ¿Pero qué otra cosa puedo hacer?, No tengo dinero para irme. Más precisamente no llegaría ni al centro caminando y no llevo ni un dólar para comer que no sea propiedad de Kaleb Rocca.Prácticamente estoy en la calle, como en los últimos 3 años. Lo que antes veía como mi salvación ahora es mi cárcel.Golpes en la puerta me sobresaltan. Entra con cuidado Norma y deja una charola sobre la mesa.—Mi niña, come algo, no te me vayas a enfermar —susurra—No tengo hambre Norma, pero gracias.
Kaleb:—Llego tu turno jefe —dice el hombre que arregla las peleas y yo asiento. Hace bastante tiempo que no volvía a esto, lo necesito.—No vayas a cometer una estupidez —dice Nico. Subo al octágono y comienzo a pasearme alrededor.El hombre con el que me ha tocado pelar es bastante grande, casi 2 metros de estatura y más de 100 kilos de peso.Escucho a la gente gritar y después la campana suena. Me muevo de un lado a otro y el primer golpe llega directo a mi boca. Escucho las maldiciones de Nico y Adrián.—No debimos dejar que peleara así —suspiro y vuelvo a entrar a él y otro golpes más. Solo pienso en lo estúpido que soy, en el da&
Kaleb:Me he puesto un traje negro y una camisola blanca, he decido usar corbata. Iremos a la iglesia primero y debo confesar que hace 10 años que no me paró ahí.Miro salir del vestidor a Sylvana y se ve hermosa con su vestido negro hasta la rodilla. Lleva unos discretos zapatos de tacón y el cabello recogido, dejando ver su hermosa y pálida clavícula. Tengo que hacer un esfuerzo por ignorar esos raspones en sus codos y rodillas cicatrizándose.No me ha dirigido la palabra desde que despertó, ha tomado un café con leche y se ha sentado en el balcón de la habitación. No sé cuánto podré resistir a su silencio.—Te ves hermosa —digo suspirando y ella asiente sin mir
Sylvana:Gianna y yo vamos a paso lento. Miro el pasto verde cubriendo un poco mis zapatillas.—No dudes en llamarme si quieres hablar… si quieres reír, yo estaré para ti Sylvana —le dedico una sonrisa muy a la fuerza—Gracias, espero todo vaya bien —asiente varias veces y noto cuando Kaleb se empareja a nosotras.—Bueno, los dejo, mañana en la tarde me paso por allá —besa mis dos mejillas y le dedica una sonrisa torcida a su hermano. Los padres de Kaleb se acercan a despedirse y le agradezco de nuevo su compañía.▮▮▮▮▮▮El camino a casa es silencioso, me dedico a ver por la ventana y escuchar la m&uacut