—Bella, necesito que llames y mientas por Linda, ¿estamos? —dijo Daniell tomando aire, sabía que una noticia como esta era una mala y verdadera, Alex nunca mentía acerca de predecir la muerte y nunca se equivocaba ni exageraba ¿y porque lo haría ahora? No tenía motivos, y cuando dijo esa noticia fue la cereza que remataba el pastel, eso fue suficiente para dejar de ser Daniell Collingwood a convertirse en el ángel protector que había sido, había jurado recuperar el libro a sus hermanos y ahora era el momento de hacerlo y hacer todo lo que fuera para poder salvarla, pero quería hacer las cosas bien.
— ¿Me dirás qué pasa para que pueda comprender? Y ¿Por qué no simplemente llamamos a la policía? Ella fue secuestrada y llevada en ese auto negro —pidió ella antes de aceptar y haber dado su punto de vista sobre el asunto.
Demon hab&i
Pensé que lo peor había pasado, pensé que… ¡Diablos!, al parecer los vampiros no eran los únicos que me seguían y buscaban como sabuesos, habían demonios volando como pterodáctilos del parque jurásico, los mismos de mis pesadillas; tenían alas de murciélagos, de anatomía y cara deformes, chillaban en el cielo nocturno y la luna llena sobre ellos, mostrando sus feas y asquerosas figuras, esperaba a que no me vieran pero por ser alguien quien había derramado sangre en el palacio de la reina y (muy útil para rastrear) no era nada seguro poder confiar. No iba a estar tranquila, corrí aun pensando en Josh, no me lo podía quitar de la cabeza aun con esos demonios sobrevolando el cielo, justo cuando cruzaba un camino despejado –eso fue lo que vi—, corrí más rápido para no ser alcanzada, pero el suelo no era de tierra, era lo que debía
La rusalka no dijo nada más que verme fijamente, con esos ojos verdes brillando maliciosamente, seguía jugando con el agua, y yo mirando sus dedos moverse en formas circulares, para entonces no sabía que eso significaba que estaba llamando a sus compañeras que surgían las cabezas como de las tortugas del caparazón, debí haber nadado sin parar, pero no lo hice, ahora estaba rodeada por seis o siete de ellas; que tenían cabellos de colores, piel pálida, ojos iguales a la de la primera, vestidos de flores de pantano, algas, o cualquier cosa. Todas mirándome como alimento delicioso.Toda esperanza me había abandonado.Me giré de un lado y ahí estaba una, me giré del otro y ahí estaba otra, estaba rodeada por ellas, no era un hombre pero sí un alimento para ellas, recordé lo que el tío Cedric me había dicho: se alimentan de la juventud y la be
Greg había experimentado el viaje más loco de su vida, trasladarse de un lugar a otro siendo tragado por un vórtex lo había mareado, tanto que cuando pisó suelo de nuevo en cuestión de segundos, se cayó al suelo.Habían dejado detrás un fuego que lo consumió todo como si fuera una especie de chorro de lava ardiente, se preguntó cómo es que un ángel podía poseer tanto poder en un lugar como ese. La Ciudad de los Condenados era del tamaño de Aberdeen, con más bosques oscuros que casas y edificios, calles y avenidas, pero no se encontraba en el mapa como “la Ciudad de los Condenados” cuando quisiera encontrarlo, habían entrado en un mundo dentro de otro, eso es lo que le había dicho su tío, que ahora se preguntaba si eso era cierto, ¿él era su tío? Quería saberlo, habían aterrizado muy cerca de donde d
Greg…Pudo haber sido cualquiera, pero ¿Por qué a él? Había visto a un monstruo como ese llevarse a Josh, y Greg no era diferente, se lo había llevado de pasada, quien dio un grito al igual que yo, diciendo su nombre en un susurro ahogado, no me esperaba esto, no lo había imaginado siquiera. Pero tan rápido como sucedió una mancha se había llevado al hombre lobo, y no era ni uno de estos ángeles Vigilantes, sino el que decía llamarse mi protector, aunque era pequeño en comparación, se peleaban, el hombre lobo era fuerte pero también el que estaba en cuatro patas, se veía lo suficientemente enojado para acabar con una manada de ellos…, no me había dado cuenta de cómo o cuando me había echado a correr para ver y llegar a lado de Greg; quien estaba tirado, sangrando, me puse de rodillas, y le sostuve la cabeza y los hombros, intentando no ll
Alex:Greg estaba en peligro de muerte, pero Daniell sabía que el brujo y Claire harían buen trabajo, así no se molestó en ayudar. Solo se acercó a donde Alex, que estaba un poco más alejada que todos los demás, él sabía que ella había hecho algo especial y difícil sin decírselo a nadie.— ¿Por qué lo has hecho? —Interrogó viendo a Mila, que estaba junto a su amigo.—No he hecho nada —mintió ella, lo que a Daniell le sacó una sonrisa y ella repuso—. ¿Qué?—Nada, me impresiona que no admitas que has mentido y además de que has hecho que esta noche fuera luna sangrienta.—Nadie puede hacer eso.—Uno de los guardianes de las Veintiocho Mansiones de Levana, sí.Ella no le miraba, no quería admitir que hab&iacu
En un profundo lago de recuerdos aparecía una serie de imágenes que cambiaban de momentos, la sonrisa de una hermosa joven en una escuela y su amiga, cambiándose muchas veces a que la observaban de lejos y la salvaban de los peligros. Cada parte de ella pasaba una y otra vez, en especial sus ojos cafés y sus labios rosas. Un bosque y una pareja, ella temiendo, un joven apuesto rondándola como un depredador. Él era un ángel, con alas negras con ojos de igual color y después se fueron convirtiendo en espirales rojos, el sonido de alas desplegándose para emprender un largo vuelo, él se había mostrado a ella.Y se la llevó, después de eso me volví, estaba dentro de un enorme circulo que se asimilaba como el gran salón del palacio de la reina, pero en vez de ser flores extrañas; en el centro, había una especie de baptisterio pequeño, y todo se mezclaba con
Había estado dormida todo ese tiempo en el que recordé ese gran suceso, estaba en una cama blanda, con sábanas blancas, y al parecer alguien me había cambiado de ropa y esto me hacía sentir apenada. También había alguien despierto a mi lado, viéndome a los ojos profundamente, lo que me hizo sentir extraña.Daniell.—Buenos días —dijo acariciándome la mejilla.— ¿Dónde estamos? —Pedí saber incorporándome lentamente, él estaba sentado en la cama, con toda esa vestimenta de siempre, aunque llevaba ya una camisa blanca que lo hacía verse demasiado angelical.—En la casa de Cedric.— ¿Por qué no fuiste a tu casa? —Interrogué pasándome los dedos por entre mi cabello que caía en mi frente, el color azul aún estaba ahí, llegué a creer qu
—No te acerques. —Expuse, poniendo el Libro sobre mi regazo, aun siendo grande seguía estando pesado.—Descuida, no quiero tocarlo, solo... —dijo alzando sus manos.—Juré que no dejaría que ningún ángel caído bueno o malo pondría sus manos —le interrumpí.—Lo sé. Pero quiero decirte algo por si todo sale mal, ¿confías en mí? —Me preguntó sentándose a mí lado, viendo el libro.Asentí.—Lo que buscan no es el Libro de Enoc en su totalidad, sino lo que tiene en una de sus páginas: El Libro del ángel Raziel, los Misterios del Cielo.—Eso es lo mismo que dijo mi padre —dije observando, pasando mis dedos sobre el marco del libro, se veía tan antiguo ahora, la pasta era dura, los bordes fríos por el bronce, las líneas garabateadas en ella,