- Quieres explicarme ¿cómo rayos puedo escuchar a Tyler, en su forma humana, en mi mente? - Lo miré confundida.- ¿Son tontos o se hacen? - Nos miró con seriedad y su ceño fruncido, dejando en blanco sus ojos. - Eso significa que, ustedes, son realmente sus Opuestos. Tienen una conexión tan fuerte entre ustedes, que pueden comunicarse el uno al otro por telepatía. Tú también puedes hacerlo, Gabriella. - Fruncí mi ceño con confusión, dejando un poco abierta mi boca.- ¿Es en serio? - Sí, pendeja. ¿No recuerdas el día de la casi pelea? Sí, pero ese día Tyler estaba en su forma animal. Ah, verdad.Mi padre asintió, regalándon
Pude ver los ojos de Tyler melancólicos y cargados de tristeza. Pasó su brazo sobre mis hombros, uniéndome a él, dejando un tierno beso en mi sien.- Tranquila, Gab, él estará bien. Apenas salgamos de aquí, te llevo.- Gracias. - Sonreí con agradecimiento, ante sus palabras mentales, apoyándome en su pecho, sintiéndome más tranquila.El resto de horas que quedaron, se pasaron con rapidez y, cuando menos lo esperé, nos encontrábamos en el jeep de Tyler, junto a Dustin, en camino a mi casa.Menos mal que Eleanor nos dejó salir temprano. Lo sé.Suspiré en silencio al escuchar el razonamiento de mi con
Asentí en silencio, acomodándome en el asiento. ¿Qué puedo hacer para ayudar a mi hermano? Necesito avisarle a mi padre.- Ty, ¿me prestas tu celular? Necesito llamar a mis padres y me quedé sin saldo. - Tyler me pasó su celular sin dudarlo, dejándome marcar el número de papá.- Hola, Ty, ¿está todo bien? - Suspiré suavemente.- Papá, soy Gabriella. - Un pequeño silencio se produjo en la línea.- ¿Estás bien? ¿Qué sucede? - Podía escuchar la preocupación en su voz, imaginándolo con su ceño fruncido.- Es Benjamin; se siente mal. Ryan dice que necesita transformarse. - Escuché el suspiro de mi padre, seguido de un pequeño silencio.- ¿Tyler
Sentí que me movían con mucho cuidado, causando que abriera mis ojos, encontrándome a Benjamín, llevándome entre sus brazos hacia la habitación. Sonreí, acomodándome en su pecho.- Debiste despertarme y caminaría. - Sentí sus labios dejar un beso en mi cabello.- Soy tu hermano y siempre cuidaré de ti. - Asentí en su pecho, sintiendo que me acomodaba en la cama a los pocos minutos.- ¿Dónde están todos? - Ben se posicionó frente a la puerta, mirándome de brazos cruzados, con una seriedad poco común en él.- Dahlia fue a revisar el área. Los demás están reunidos en la aldea del Alpha. - Asentí, mirando hacia la ventana.La luz del sol comenzaba a esconderse entre aquellas nubes mientras, el silencio, se cern&i
Desperté en la gran cama, estirando mi brazo, queriendo sentir a Tyler, sin hallarlo a mi lado. Me giré con cuidado, buscándolo, dándome cuenta de que me encontraba totalmente sola en la gran habitación. Me senté en la cama con rapidez, cubriendo mi cuerpo con la sábana, sintiendo una leve incomodidad en mis caderas; algo extraño, ya que yo no soy virgen. Levanté mis hombros restándole importancia.Miré a mi alrededor, detallando el lugar.La habitación era algo rústica, toda en madera, pero hermosa. Había una ventana enorme, con unas cortinas blancas que, analizándola bien, era una puerta que daba salida hacia un balcón. Habían unas dos o tres ventanas más pequeñas alrededor. Un armario más grande que el mío, e incluso el de mi hermano juntos; al fondo, a la derecha, una puerta que, supongo, será el baño.A ambos lados de la cama, dos mesitas de noche, con unas lámparas pequeñas sobre ellas. Algo que llamó mi atención fue la pequeña hoja blanca, doblada por la mitad. Fruncí mi ceño,
Cerré mis ojos, intentando no perder la cabeza con aquella información, cuando su esencia chocó con fuerza en mi interior, haciéndome suspirar y respirar con calma.Abrí mis ojos, encontrándome con el rostro de Tyler a pocos centímetros del mío, su ceño fruncido y su mirada gris azulada, fría por la preocupación.- Te estuve buscando, Gabriella. Parecía un demente corriendo por toda la aldea, preguntando si te habían visto. No me vuelvas a hacer eso.¿Y dónde quedan sus súper habilidades de perro?Sonreí, dejando en blanco mis ojos, mirando a Lucía, quien observaba a Tyler con una sonrisa, negando en silencio.- ¿Crees que dejaría que le pasara algo, Tyler? Merezco más credibilidad y respeto.Tyler miró a Lucía, dejando a su ceño relajarse, riendo suavemente, acercándose a ella para abrazarla y dejar un beso en su cabeza.- Lo siento, Lu, pero sabes cómo me pongo. - Ella palmeó sus brazos con comprensión.- Lo sé, querido, lo sé. - Ambos se separaron, viéndola a ella mirarme con deter
Desperté y abrí mis ojos en la gran cama de la habitación de Tyler, que ahora se había vuelto mía también. Anoche habíamos llegado alrededor de las once de la noche, y me había costado un poco conciliar el sueño.Mi cuerpo estaba de medio lado, mirando hacia el balcón; las cortinas se mecían con suavidad debido a la brisa que corría por causa de la puerta que se encontraba entreabierta. Suspiré con suavidad, cerrando mis ojos, absorbiendo todo lo que sucedía, de nuevo: ahora vivo aquí, en la aldea.- Buenos días, princesa. - Me giré un poco para encontrar a Tyler saliendo del baño, con una toalla en su cintura y una bella sonrisa. Sonreí.- Buenos días. - Me acomodé en la gran cama, apoyando mi espalda sobre el espaldar de esta. - ¿Qué haremos hoy?Tyler me miró con una sonrisa mientras se acercaba a su armario; sacó lo que se pondría con rapidez y agilidad, girándose a verme del todo.- Podría llevarte a tu primer entrenamiento. - Fruncí mi ceño sin entender a lo que él se refería.-
Me incliné un poco, tratando de agarrar el morral, enderezándome con rapidez al sentir un dolor punzante en mis costillas.¡Estúpido Daniel! ¡Ojalá se caiga de las escaleras y se quiebre las piernas! Sonreí un poco ante el comentario de mi conciencia, ignorando un poco el malestar que sentía.Suspiré con suavidad, sosteniendo mis costados con uno de mis brazos, estirando el otro, alcanzando el morral con agilidad.Al tenerlo entre mis manos, saqué la ropa limpia, decidida a meterme en el baño, queriendo ayudar a mi cuerpo adolorido. Me levanté con lentitud de la cama, dirigiéndome a él; al entrar y mirarme en el espejo, casi me da un ataque cardíaco al ver el reflejo.Mi cuello tenía las leves marcas de las manos de aquel animal mientras, mi rostro, estaba totalmente sucio debido al lodo que se había pegado a mi piel; mi cabello también se veía extraño con aquella suciedad encima y ni siquiera hablemos de mi ropa.Negué en silencio, comenzando a remover todo aquello de mi cuerpo con