Freya Cranston No tengo idea de cuanto tiempo he dormido, pero siento que ha sido muy poco, teniendo en cuenta lo mucho que me costó perder conciencia luego de esperar como una tonta a que Ryan viniera a verme como le pedí.Es por eso que me cuesta demasiado abrir los ojos y entender que alguien está tocando el timbre de mi casa.— ¡Joder! ¿Es que acaso no quieren a su madre? Mal humorada y con los ojos aún pesados por el sueño, abro la puerta sin mirar antes y casi me da un infarto cuando unas manos me toman de la cintura y me alzan en volandas; solo soy consciente de lo que pasa cuando escucho un portazo. — ¡¿Pero qué coño?! —Me froto los ojos y no hace falta que averigüe de quien se trata, su perfume ya me resulta demasiado familiar—. ¿Qué mierda pasa contigo, Ryan? ¿Cómo te atreves a venir a estas horas?Abro al fin los ojos y me topo con una sonrisa traviesa que me derrite por dentro.—Lei muy tarde tú mensaje bichito, pero aquí estoy para lo que quieras de mí —me lleva hasta
Ryan Neeson Estoy confundido, no sé qué sucede conmigo; tal vez me he vuelto idiota o imbécil, pero después de hablar con Ezra y que me abordará sin rodeos sobre mis sentimientos por Freya, hizo tambalear muchas cosas dentro de mí. Es como si me hubiera vuelto más consciente de cómo me siento cuando estoy cerca de ella, de lo rápido que me palpita el corazón cuando me mira o de como hormiguea mi piel cada vez que la toco. Sin proponerselo, Freya ha trastocado fibras en mí que nunca nadie había alcanzado y me quedo muy claro después que Carol intento que la llevara a la cama y mi cuerpo no respondiera. Pensarla se ha vuelto mí viagra, un aliciente que me calienta la sangre en minutos; estar en su interior y ser arropado por su sexo es un privilegio, pero al mismo tiempo una deliciosa y adictiva tortura. Me he dado cuenta en los últimos días que cuando no está conmigo, siempre la pienso y la extraño. Me he descubierto añorando estar a su lado, oyendo sus groserias, haciéndola enojar
Freya Cranston — ¿Qué hablaban? —Inquiero tajante luego de que Ryan se ha ido. Blair recibe a Owen en sus brazos mientras yo me encargo de acomodar el cochecito de Faith al alcance de sus manos; la bebé sigue felizmente dormida. —Hmm... en realidad, solo quería saber si algo pasaba entre ustedes, pero... creo que se me salio un poquito la vena protectora. Mi ceño esta endurecido sin remedio, me siento molesta y no se bien si es con Blair, con Ryan o conmigo misma. Mi amiga acomoda al pequeño rubio sobre sus piernas y comienza a arrullarlo; parece cansado de tanto correr.—Sabes muy bien que no necesito que me cuides, Blair —me siento donde antes alcance a ver a Ryan mientras Blair y él hablaban; nos quedamos en silencio unos segundos en los que Owen cierra los ojitos.—Lo sé, pero creo que estar recién parida puso un poco loca —Blair me mira y niega medio sonriendo—. Yo solo quería sonsacarle información, pero todo se puso raro y bueno ya ves como acabo —juega con el pelo rubio de
Ryan Neeson —No sé qué tienes, pero te juro que me enloquece mujer.Hacerle el amor a Freya sin duda podría llegar a convertirse en mi pasatiempo favorito; y es que ella me complementa, es como si estuviéramos hechos para estar unidos, tocándonos sin descanso, devorandonos a besos y gimiendo a cada momento.— ¿Y qué pasará cuando te aburras de mí, Ryan? —Su pregunta se oye plagada de vacilación; lo puedo advertir en la entonación de su voz—. ¿Qué sucederá cuando te aburras de esta locura que hay entre los dos?A regañadientes dejo de besarla y me alzo sobre mis rodillas, para verla tendida sobre mi cama, totalmente desnuda con su pelo verde fundido con la seda azul de las sábanas revueltas; y verla así, sonrojada y tan llena de vida luego de haber alcanzado tres orgasmo, me hace compararla con una diosa del mar.—Es difícil que pueda cansarme de ti, bichito —me tiendo sobre su cuerpo y me deleitó en la tibieza que desprende su piel; el contacto hace imposible que pueda contralarme y
Ryan Neeson Freya se situó a mi lado y enlazó sus dedos con los míos, dejándome claro su apoyo.—Así es, Larissa —confirme sin querer sonar presumido, pero no puede evitar sonreír—. Resulta que entre ella y yo ocurrían cosas antes de que tú siquiera imaginaras conocerla y bueno, a raíz de lo que le hiciste, nos volvimos cercanos y nos dimos cuenta que queremos estar juntos —Freya se pega a mi torso y besa mi mejilla—. ¿No te parece romántico, primita?Larissa aprieta sus manos en puño y mira de un lado a otro negándose a creer lo que digo, luego baja la mirada y la alza de nuevo mientras lágrimas mojan su rostro. — ¿Por qué de tantas mujeres en el mundo tuviste que elegirla precisamente a ella? —sisea entre dientes y luego se dirige directamente a Freya—. Cuando te dije que te amaba, no mentía. Cometí un error y me disculpe por ello, incluso acepte que te vengaras de mí porque de verdad lo merecía, pero esto es demasiado —se le escapa un sollozo y limpia con rabia sus mejillas—. Te
CAPITULO 1 —No sé, Blair. No deberíamos estar aquí —se quejó, Cara, por enésima vez, resollando entre dientes—. Me parece una mala idea. Le dedique una mirada aprensiva, evadiendo mis ganas de rodar los ojos. —No deberíamos, pero ya estamos aquí y si tan mal te parece, bien puedes irte —discrepó Freya con enojo, dejando un apretón de apoyo contra mi hombro—. Blair necesita respuestas y aquí va a encontrarlas. —Necesito saber si Merylin está bien —fue lo mejor que se me ocurrió para justificar mi presencia en el edificio donde vivía nuestra amiga desde hacía unos meses; aunque la verdad era qué, necesitaba probarme a mí misma que lo que había dicho la malintencionada de mi suegra era una vil calumnia. Merylin era como una hermana para mí, ella jamás me traicionaría—. Tal vez está enferma, o se sintió mal después de la fiesta de anoche y sigue tirada en cama. Anoche había sido mi despedida de soltera, pero no habíamos bebido demasiado como para que Merylin, que estaba acostumbrada a
CAPITULO 2 Blair Cooper — ¿Estas segura de hacer esto, Blair? Cerré la maleta al fin llena con mis cosas y me senté a un lado sobre el colchón con un brazo apoyado sobre la misma. —Totalmente, Cara —vocalice en medio de un suspiro de agotamiento, a lo que, la gordita pelirroja negó en total desacuerdo—. Voy a ir a ese crucero, ya lo decidí. Necesito despejar mi mente y olvidarme de lo que sucedió —me frote los ojos para evadir las lágrimas que volvían con insistencia—. ¡Me lo merezco después de toda este desastre! Solo habían pasado unas cuantas horas desde que había descubierto a eso dos seres teniendo sexo como conejos y ni un solo minuto había dejado de llorar, martirizándome con pensamientos que iban desde responsabilizarme por lo ocurrido, hasta la conmiseración por mí misma. Necesitaba poner tierra de distancia y así ordenar mis ideas al respecto. No había mejor forma de alejarme que utilizar el boleto de la que sería para nuestra luna de miel soñada. Siete días en un cruce
CAPITULO 3Blair Cooper— “No me vuelvo a enamorar. Totalmente para qué. Si la primera vez que entregué mi corazón. Me equivoqué… —cierro mis ojos al sentir nuevas lagrimas bajar por mis mejillas y sonrió a boca cerrada, abrazando el dolor que se expande en mi pecho dejándome sin aliento—. No me vuelvo a enamorar. Porque esta decepción, me ha dejado un mal sabor. Me ha quitado el valor de volverme a enamorar… Ya jamás tropezaré. En nadie me fijaré. No me vuelvo a enamorar…”Alzo mi mano sosteniendo la botella de ginebra que ya me acabe mientras sollozo de forma lastimera al ritmo de una rola de Juan Gabriel. La música suena estridente dentro de mi camarote y no me importa si molesto a otros huéspedes. ¡Me vale verga! Se supone que estoy en primera clase y puedo hacer lo que me venga en gana. Que al menos me sirva de algo haber tenido un prometido forrado en dinero; aunque eso a mí nunca me importo en lo absoluto, pero la familia de Scott siempre pensó que yo era una perra interesada e