CAPITULO 33 Cara Reed Odio con todas mis fuerzas a Ezra Lennox. Lo odio tanto como me odio a mí misma por lo que hice. Blair no merecía ser objeto de las locuras de la amante de su marido y yo tampoco pensé que esa mujer no tuviera un límite. Atropellar a Blair no estaba en los planes, pero ya no había marcha atrás. Cualquiera puede pensar que soy una completa demente, pero es que nadie entiende la intensidad de lo que siento por Blair y de lo mucho que he sufrido estos años al verla en brazos de otros hombres que no han sabido valor la gran mujer que es. Siempre me considere una chica como cualquier otra. De joven siempre me atrajeron los chicos, fantaseaba con ellos, con un primer beso, un baile o una caricia; pero su crueldad me cambio la perspectiva. No es un secreto que soy una mujer obesa y mi sobrepeso acarreo la burla constante de muchas personas a lo largo de mi adolescencia y aun en mi adultez. Las personas desconocen el gran poder que tienen las palabras, lo hirientes y
CAPITULO 34Blair CooperMe duele todo… y cuando hablo de todo, es todo. Tanto así que me cuesta demasiado mover mis parpados y abrir los ojos. Poco a poco mi subconsciente va llenándose de los pocos sonidos que percibo: una respiración ruidosa, ronquidos gruesos y un molesto pitido que comienza a irritarme… quiero que se detenga.Intento moverme, pero no parece una tarea fácil y mientras más despierta me siento, más nerviosa me pongo. Me duele el pecho, es una especie de dolor difuso que se extiende por todo mi cuerpo. Respirar se me hace difícil, pero intento hacerlo despacio. Quiero levantar la cabeza, pero no puedo, hay algo en mi cuello, algo rígido que me inmoviliza, así que intento con mis piernas pero tampoco hay respuesta y empiezo a asustarme.El pitido de antes se vuelve más molesto y parece ir en ascenso, al igual que mi desesperación.— ¿Blair? —Alguien dice a mi lado con voz ronca; es un hombre—. ¡Blair, Blair, cariño! ¿Estas despierta?Yo conozco esa voz, sé que la con
CAPITULO 35Blair CooperA veces, solo a veces, el dolor emocional es más fuerte que el físico y justo ahora me doy cuenta de esa verdad.Hace dos semanas desperté del coma, luego de haber tenido un grave accidente que me dejo con una pierna rota y varia lesiones que con el paso de los días han ido sanando satisfactoriamente; debo decir que el fisioterapeuta que contrato Ezra ha ido de gran ayuda, porque sin él, ni siquiera podría sentarme aún. El proceso ha resultado doloroso, pero la motivación de poder movilizarme para ver a mi pequeño bebé ha sido mi foco.No he podido conocer a mi hijo y eso me está matando. Verlo solo en fotografías no es suficiente, necesito tocarlo, que él escuche y reconozca la voz de su madre. Necesito que él sepa cuanto lo amo y qué, aunque en un principio me aterro saber de su existencia, ni por un segundo lamento ser su madre.De todos los escenarios que pude imaginar para su nacimiento, ninguno fue tan traumático y doloroso como este. Pensar que él puede
CAPITULO 36Ezra LennoxDespués de un mes y medio, Blair al fin pudo volver a casa; aunque debía seguir guardando reposo, haciendo sus terapias de rehabilitación y esperar paciente hasta que el traumatólogo le autorizara que dejara de usar el collarín y la férula en su pierna derecha.— ¡Oh, Blair! No sabes cuánto me alegra que al fin hayas vuelto a tu casa —pronuncio con entusiasmo mi madre, quien junto a Maxwell habían venido para darnos la bienvenida—. ¿Cómo te sientes?Mi madre le tendió un vaso con agua y ella lo cogió sin grandes ánimos; una mueca parecida a una sonrisa forzada se dibujó en sus labios.—Usted es madre, así que ya debe imaginar el dolor que siento de no poder estar con mi hijo —respondió, cortante, pero al ver el gesto compungido de mi madre, se retractó—. Lo siento, Elizabeth. No estoy en mi mejor momento.El humor de mi esposa iba de mal en peor y no se le podía cuestionar, ella estaba en el derecho de sentirse irritada y enojada con el mundo. Nadie más que ell
CAPITULO 37Blair Cooper— ¿Ya has pensado en que nombre le pondrás a tu bebé?Negué con un ligero movimiento de cabeza.—La verdad es que no —complete y seguí dejando caricias con mis dedos enguantados en el piecito de mi bebé; le doy un vistazo a la enfermera que está de guardia hoy en la NUCI, ella me ve igual y sonríe—. Solo he tenido cabeza para pedirle al universo, y a quien pueda escucharme, que mi hijo salga adelante. No he pensado en nada más.—Haces bien, mujer —se acerca hasta dónde está mi silla de ruedas; ella trae puesto un traje azul igual que yo—. Y creo que ya te han escuchado; así que, no estaría mal que usted y su esposo escojan un nombre para él.Saco mi mano de la incubadora de mi bebé y muevo con cuidado la silla para poder ver de frente a la enfermera; después de un mes de haber obtenido el alta, debo seguir usando collarín y mi pierna sigue inmovilizada hasta obtener mi cirugía para quitar el tutor.— ¿Por qué lo dice? —cuestiono y miro hacia el cristal que da
CAPITULO 38Ezra Lennox—Sigo sin poder creer que el playboy más cotizado de Australia al fin haya sentado cabeza —vuelve a mencionar Ryan con tono socarrón—. ¿En serio te enamoraste de tu esposa?Doy un trago a mi copa de coñac y cierro mis ojos para disfrutar por más segundos el delicioso sabor del licor en mi paladar; sonrió con picardía y asiento lentamente al terminar el proceso. Mis amigos, a quienes no veía desde mucho antes de mi boda con Blair, me miran sin podérselo creer todavía.—Hasta los huesos, colega —ladee la cabeza—. Es imposible no enamorarse de una mujer como mi esposa.Ryan blanqueo sus ojos negros y resoplo en negación a mi respuesta.— ¿Para que preguntas algo tan estúpido, Ryan? —Se quejó el mayor de mis dos colegas, Thomas Collins, dueño de una de las cadenas hoteleras más fructíferas de toda Australia—. Si es que se le nota en los ojitos pizpiretos —bromeo con tono jocoso e incluso aleteo sus pestañas con rapidez.¡Cabrón!—Pues fíjate que tienes razón, ni si
CAPITULO 38Blair CooperTa vez debería calmarme y ver las cosas desde un punto objetivo como me lo sugirió Freya; tal vez, pero…Es que no me da la mald1ta gana de ser objetiva, ni de meditar absolutamente nada con respecto al video que recibí. He colmado el límite de mi resistencia y siento que mi vida es una puta caída libre, donde no sé qué nuevo tropiezo voy a encontrarme; y es que todo ha sido así desde que conocí a Ezra Lennox y ya no lo soporto más.—Blair, piensa bien las cosas. No tomes decisiones apresuradas de las que luego puedas arrepentirte —fueron las últimas palabras de Freya, antes de marcharse, luego de haberme ayudo a organizar lo que me traía entre manos para sorprender a mi marido.— ¿Eres realmente mi amiga? —Cuestione mientras intentaba abrocharme una prenda de ropa; Freya se compadeció y termino la tarea por mí.—Soy más que solo tu amiga —se sentó junto a mí en la gran cama King size que estaba en la habitación de Ezra—. Soy tu hermana, Blair.—Entonces apóya
CAPITULO 40 Ezra Lennox Quiero seguir durmiendo, pero no puedo. La noche pasada fue un sueño, poder al fin hundirme en Blair, beberme sus gemidos, morder cada centímetro de su piel… fue el put0 paraíso para mí. Pero esta mañana… esta mañana me he despertado en una mald1ta pesadilla y por más que intento despertar, no puedo. La felicidad que creía por fin encontrada se me esfumo de las manos, tan rápido como llego; lo de anoche con Blair fue el presagio de un fin inminente y ni siquiera lo advertí. —Buenos días, chiflada —digo un poco entre dormido y despierto, teniendo mi mano hacia el lado de la cama donde durmió Blair y me sobresalto al notar el espacio vacío y frio—. ¿Mi amor? Me incorporo sobre mis codos y con una mano me tallo los ojos para espantar el sueño, la habitación esta medio a oscuras porque a través de las cortinas se filtran algunos halos de luz solar. Termino de sentarme sobre el colchón y enciendo la lamparilla de noche para darle mejor visibilidad a mis ojos, b