CAPITULO 37Blair Cooper— ¿Ya has pensado en que nombre le pondrás a tu bebé?Negué con un ligero movimiento de cabeza.—La verdad es que no —complete y seguí dejando caricias con mis dedos enguantados en el piecito de mi bebé; le doy un vistazo a la enfermera que está de guardia hoy en la NUCI, ella me ve igual y sonríe—. Solo he tenido cabeza para pedirle al universo, y a quien pueda escucharme, que mi hijo salga adelante. No he pensado en nada más.—Haces bien, mujer —se acerca hasta dónde está mi silla de ruedas; ella trae puesto un traje azul igual que yo—. Y creo que ya te han escuchado; así que, no estaría mal que usted y su esposo escojan un nombre para él.Saco mi mano de la incubadora de mi bebé y muevo con cuidado la silla para poder ver de frente a la enfermera; después de un mes de haber obtenido el alta, debo seguir usando collarín y mi pierna sigue inmovilizada hasta obtener mi cirugía para quitar el tutor.— ¿Por qué lo dice? —cuestiono y miro hacia el cristal que da
CAPITULO 38Ezra Lennox—Sigo sin poder creer que el playboy más cotizado de Australia al fin haya sentado cabeza —vuelve a mencionar Ryan con tono socarrón—. ¿En serio te enamoraste de tu esposa?Doy un trago a mi copa de coñac y cierro mis ojos para disfrutar por más segundos el delicioso sabor del licor en mi paladar; sonrió con picardía y asiento lentamente al terminar el proceso. Mis amigos, a quienes no veía desde mucho antes de mi boda con Blair, me miran sin podérselo creer todavía.—Hasta los huesos, colega —ladee la cabeza—. Es imposible no enamorarse de una mujer como mi esposa.Ryan blanqueo sus ojos negros y resoplo en negación a mi respuesta.— ¿Para que preguntas algo tan estúpido, Ryan? —Se quejó el mayor de mis dos colegas, Thomas Collins, dueño de una de las cadenas hoteleras más fructíferas de toda Australia—. Si es que se le nota en los ojitos pizpiretos —bromeo con tono jocoso e incluso aleteo sus pestañas con rapidez.¡Cabrón!—Pues fíjate que tienes razón, ni si
CAPITULO 38Blair CooperTa vez debería calmarme y ver las cosas desde un punto objetivo como me lo sugirió Freya; tal vez, pero…Es que no me da la mald1ta gana de ser objetiva, ni de meditar absolutamente nada con respecto al video que recibí. He colmado el límite de mi resistencia y siento que mi vida es una puta caída libre, donde no sé qué nuevo tropiezo voy a encontrarme; y es que todo ha sido así desde que conocí a Ezra Lennox y ya no lo soporto más.—Blair, piensa bien las cosas. No tomes decisiones apresuradas de las que luego puedas arrepentirte —fueron las últimas palabras de Freya, antes de marcharse, luego de haberme ayudo a organizar lo que me traía entre manos para sorprender a mi marido.— ¿Eres realmente mi amiga? —Cuestione mientras intentaba abrocharme una prenda de ropa; Freya se compadeció y termino la tarea por mí.—Soy más que solo tu amiga —se sentó junto a mí en la gran cama King size que estaba en la habitación de Ezra—. Soy tu hermana, Blair.—Entonces apóya
CAPITULO 40 Ezra Lennox Quiero seguir durmiendo, pero no puedo. La noche pasada fue un sueño, poder al fin hundirme en Blair, beberme sus gemidos, morder cada centímetro de su piel… fue el put0 paraíso para mí. Pero esta mañana… esta mañana me he despertado en una mald1ta pesadilla y por más que intento despertar, no puedo. La felicidad que creía por fin encontrada se me esfumo de las manos, tan rápido como llego; lo de anoche con Blair fue el presagio de un fin inminente y ni siquiera lo advertí. —Buenos días, chiflada —digo un poco entre dormido y despierto, teniendo mi mano hacia el lado de la cama donde durmió Blair y me sobresalto al notar el espacio vacío y frio—. ¿Mi amor? Me incorporo sobre mis codos y con una mano me tallo los ojos para espantar el sueño, la habitación esta medio a oscuras porque a través de las cortinas se filtran algunos halos de luz solar. Termino de sentarme sobre el colchón y enciendo la lamparilla de noche para darle mejor visibilidad a mis ojos, b
CAPITULO 41Ezra Lennox— ¡¿Dónde está Blair y mi hijo?!— ¡Oye! ¿Acaso piensas que ser multimillonario y estar bueno te da derecho a irrumpir en una casa decente sin ser invitado?—No estoy para bromas, Freya —murmure sintiéndome como un león enjaulado en el pequeño living room del apartamento donde antes vivía mi esposa con sus amigas—. Blair desapareció esta mañana y se llevó a mi bebé.Freya, vestida con una camiseta vieja y ancha como pijama y el pelo azul revuelto, azota la puerta de entrada y me mira como si me hubiera salido una cabeza extra.—Eso es imposible —desestima cruzándose de brazos, haciendo que la camiseta se le suba y deje un trozo de su ropa interior a la vista; ella ni siquiera se inmuto por eso—. Blair ni siquiera puede mantenerse en pie por sus propios medios.Me rasque la nuca, rebosado por una opresiva contrariedad; ya que, lo que decía Freya era cierto, sin embargo, Blair había encontrado una manera para huir.—Pues para tu amiga eso no fue un inconveniente
CAPITULO 42 Ezra Lennox —Denme otro whisky, por favor. ¡Y esta vez que sea doble! — ¡Vamos, bro! ¿No crees que sea demasiado temprano para embriagarse? —No me importa un caraj0, Ryan —deje en claro mientras escurría lo que quedaba de mi último trago—. Mi esposa y mi hijo desaparecieron, no tenga puta idea de dónde buscarlos; así que, no tengo nada mejor que hacer —lo mire con gesto de obviedad y desdén a la vez—. Ya deja de joder, no ves que perturbas a tu primer cliente del día. Mi amigo resoplo y cuando vio que el barman me traiga mi trago, se lo arrebato sin dejarme siquiera probarlo. — ¡Hey! Yo estoy pagando por ese trago —murmure inconforme y con la lengua un poco pesada. —Y yo soy el mald1to dueño de este bar; por eso, yo decide a quien darle o no de beber —me aclaro con firmeza. —Eso es discriminación. —No, es sentido común, cabrón. Sonreí con tristeza ante ese apelativa que Blair usaba conmigo. —Me siento perdido, Ryan. En los negocios soy el mejor, en las conquistas
CAPITULO 43Cara Reed— ¡¿Qué coño crees que haces, estúpida?!Miro el cuerpo de Ezra tirado boca abajo, inmóvil y un charco de sangre empieza a marchar la alfombra de pelo corto; Tiffany tosía en busca de aliento mientras miraba con espanto el cuerpo a un lado de ella.—Creo que lo mate —musite como si despertara de un trance y deje caer la sartén que utilicé como arma homicida—. ¡Oh mierda! —Me puse las manos en la cabeza—. ¿Está muerto?Tiffany hizo es el esfuerzo de acercarse al cuerpo inerte y con su mano, hizo las veces de tantear su cuello en busca de pulsaciones; dejo salir una exhalación y asintió echándose hacia atrás.¡Gracias a Dios! Pensé aliviada.— ¿Por qué carajos lo golpeaste? —pregunto de pronto la rubia un poco más alentada y me tendió su mano, clara señal de que la ayudara a levantarse—. Te dije que no salieras de la habitación.Me miro con desaprobación y avanzo por el pasillo, directo al baño; la seguí como un perro tras su hueso.— ¡Te estaba ahorcando, Tiff! —L
CAPITULO 44Cara Reed— ¿En serio vas a matarlo?— ¿Tengo cara de asesina? —cuestiona con retorica ironía, blanqueando sus ojos—. ¡Por supuesto que no!—Pero acabas de decir…Tiffany resoplo con hastió y meneo la mano.—Sí, sí, ya se lo que dije, babe —me tomo de la mano para alejarme de la habitación donde Ezra yacía amarrado a su cama, inconsciente por los sedantes que yo le había conseguido—. Pero no lo dije en serio, es solo una manera de intimidarlo para que no me de dolores de cabeza innecesarios.Una vez en la cocina, ella me tomo del rostro con ambas manos y beso mis labios ansiosos de una forma feroz que dejo mi entrepierna palpitando.—Tienes razón, babe —conferí hechizada por su contacto; ella sabía cómo manipularme y yo gustosa se lo permitía—. Pero ya no puedes retener a Ezra por más tiempo aquí. Su familia ya debe sospechar y podrías meterte en serios problemas.Me beso una vez más y dejo una mordida en mi labio inferior que me hizo sangrar y gemir a la vez.—Podríamos,