CAPITULO 6
Ezra Lennox
—Me estas jodiendo, ¿no es cierto?
—En absoluto, hijo. Estoy hablando muy en serio —respondió mi padre sin miramientos, viéndome a los pies de mi cama en la cual yo seguía medio dormido—. Vas a casarte en un mes y no puedes negarte.
Di un respingo sobre la cama, quedando de rodillas con las sabanas de seda gris enrolladas entre mis rodillas.
— ¿Qué locura es esa, papá? —Bostece sin remedio y me pase las manos por el rostro intentando espabilar del todo—. ¿Cómo voy a casarme si ni siquiera tengo una novia como prometida? —La exasperación se hizo notoria en el tono de mi voz enronquecida.
—No hace falta que tengas una prometida, porque es evidente que ese tipo de protocolos no son tu costumbre, Ezra —me deje caer de culo de regreso al colchón mientras mi padre rodeaba mi espaciosa cama; se acercó a la ventana que daba al balcón de mi habitación y aparto las pesadas cortinas para que las luz del sol inundara el espacioso cuarto—. Desde niño siempre te gusto romper reglas y hacer lo que te viniera en gana. ¿Lo olvidaste?
Me frote los ojos resentidos por la claridad y deje salir un gruñido de protesta.
—Ahórrate el discurso fraternal, viejo —le advertí—. Sea lo que sea que hayas planeado para mí, de una vez te digo que lo olvides porque no pienso hacerlo.
— ¿Quieres que te entregue mi empresa?
—Ni le muevas por ahí, que ya sé que llevo las de perder, Maxwell —le recordé con amargura; ya habían pasado dos meses desde que Tiffany extinguió mi posibilidad más inmediata—. No se me olvida que para dirigir tu imperio debo casarme y formar una familia. Así que no empieces con lo mismo porque ya me resigne.
—Me sorprende que te des por vencido tan pronto, Ezra —se mofo mirándome de reojo con sus brazos cruzados; se veía más imponente que nunca con ese traje blanco con diminutas rayas negras.
—No a acostumbro a rendirme con facilidad, pero he aprendido a reconocer cuales batallas pueda ganar y cuales no —salí de la cama y me puse mi albornos de seda azul oscuro antes de ir junto a él—. Y en esta batalla contigo llevo todas las de perder, papá —lo abrace dejando una palmada en su espaldas—. Buenos días para ti también.
—Pues déjame decirte que estas a un paso de ganar esta batalla, como tú le llamas —rompí nuestro abrazo y arrugue mi frente ante su palabras que parecían lo bastantes certeras como para ser una simple broma—. No solo vas a convertirte en mi heredero, Ezra. En un mes serás el esposo de una linda chica y luego, en un par de meses también te convertirás en padre.
— ¡¿De qué coño estás hablando, Maxwell?! —Retrocedí, tocándome la frente a punto de perder la paciencia—. ¿Cómo que voy a ser padre? ¿Tan obsesionado estas con ese asunto?
—Encontré a la chica del crucero, Ezra —pronuncio con calma y no pude evitar fruncir mi ceño—. Acaba de esterarse que está embarazada —palidecí y me arrepentí de haberle contado lo que sucedió a mi padre en medio de una borrachera—. Ella está esperando un hijo tuyo.
Las comisuras de mis labios temblaron ante la inmensa carcajada que brotó de mi garganta.
— ¡Por supuesto que no, viejo! —Renegué sin dejar de reír—. Esa chica me aseguro que tomaría la píldora del día después.
—Y lo hizo, pero la píldora no funciono.
— ¿Y quién te asegura que no está mintiendo? —Me pase las manos por el pelo dando pasos inciertos alrededor de la cama—. Ella pudo haber mentido para conseguir una tajada de nuestro dinero. ¿Por qué la buscaste, papá? Yo no te pedí que hicieras eso. ¡Ella no me interesa! —me detuve con ambas manos posadas en mi cintura.
Maxwell deshizo la distancia entre los dos y me tomo por los hombros, reiterándome su comprensión, pero yo no necesitaba eso, sino un poco de sentido común y menos sentimentalismo al respecto.
—Tal vez no lo recuerdes, pero la noche que me hablaste sobre tu encuentro con esa muchacha, a pesar de lo ebrio que estabas, pude notar cuanto te afecto conocerla. Esa chica despertó sentimientos en ti, Ezra, pero eres demasiado estúpido, por eso decidiste olvidar el asunto —parpadee al escuchar su confesión—. Nadie mejor que yo te conoce en la vida, por eso me tome la osadía de buscarla y para mi sorpresa resulto ser alguien a quien conozco desde hace mucho tiempo.
— ¿En serio la conoces? —cuestione sin poder disimular mi entusiasmo.
Las comisuras de la boca de mi padre se alzaron levemente.
— ¿No que no te interesaba la chica? —Enarcó una ceja divertido con la situación—. Pero si, la conozco y sé que ella no jugaría con algo tan serio como eso, mucho menos por dinero. Además de que yo mismo comprobé lo de su embarazo.
Tuve que sentarme de nuevo en la cama para controlar mis nervios ante la realidad que se cernía sobre mí como un monstruo aterrador.
— ¿Cómo lo hiciste, papá? —me miró sin pizca de remordimiento al adivinar lo que hizo—. La investigaste, ¿no es así?
—Solo indague en sus rutinas y pague un poco de dinero en el laboratorio donde ella se hizo la prueba de embarazo —le dedique una mirada fulminante y reprobatoria—. No me veas así, solo hice lo que tú no fuiste capaz.
—Sera porque no quería involucrarme en el asunto, ¿eso te da una pista, viejo? —Resople con hastío—. Dijiste que la conoces, ¿de dónde?
—Se llama Blair Cooper —mi pecho vibro con una rara emoción al conocer por fin la identidad de esa bella mujer que me robo la paz con una sola noche en mi cama—. Y era la prometida del hijo de Robert Emerson.
— ¿No me digas que es la misma chica a la que dejo plantada el idiota de Scott?
Esto tenía que ser una broma de mal gusto; sin duda. Me había enredado con la prometida de mi rival de conquistas, bueno, mejor dicho ex prometida porque el muy pendejo la abandono en el altar, o eso me contaron mis padres.
Y ahora ella se convertiría en mi esposa y está esperando un hijo mío.
Irónico.
—Esa tal… Blair —dije dudoso—, ella sabe sobre todo esto de nuestra supuesta boda —mi padre me miro sin entender mi punto—. ¿Blair sabe quién soy? Quiero decir, ¿le hablaste sobre mí? —me levante una vez más de la cama para estar al nivel del hombre frente a mí.
Él puso una de sus manos sobre mi hombro condescendiente.
—Si te refieres a si le conté que eres un idiota mujeriego, la respuesta es no —respondió a modo de broma—. Blair está al tanto de que fue mi grandioso hijo quien puso su semilla dentro de ella, del resto ya te encargaras tú. Supongo que mientras tu madre organiza la boda, ustedes podrán conocerse mejor; así que, tienes un par de semanas para decidir que versión quieres que tu futura esposa conozca.
—Si dices que no está interesada en nuestro dinero, ¿cómo es que ella acepto así de fácil casarse conmigo? —Cuestione invadido por una inmensa curiosidad; habían muchas preguntas agolpándose justo ahora en mi cabeza.
—Se trata de mi nieto, Ezra —me contesto con mucha seriedad—. Así que la forma en que la convencí no importa, tampoco lo que ustedes quieran. Los dos hicieron sus elecciones y ahora deben lidiar con las consecuencias —me aclaro sin titubear—. Cuando se trata de la seguridad de mi familia, no hago concesiones, ya deberías saberlo.
Sus palabras me dejaron tan conmocionado que ni siquiera supe que responder; él solo me dio un beso en la mejilla como despedida.
—Por cierto, casi se me olvida decirte —hablo una vez a mitad del tramo que conducía fuera de mi habitación—. Esta noche he invitado a cenar a Blair —sonrió—. No hagas planes, por favor y compra algún obsequio para ella, ya sabes, debes causarle buena impresión para que termine de convencerse de que serás un esposo genial.
Vi su figura salir por la puerta doble de madera y cuando al fin estuve solo, me permití dejar salir toda mi frustración al respecto.
— ¿Un esposo genial? —Masculle entre dientes tirándome de vuelta sobre la cama—. ¡Imposible! Ni siquiera estoy seguro de querer casarme con esa chiflada.
CAPITULO 7Blair CooperEsto es una mala idea.¡No!Esto es una terrible idea.¡Una completa locura!¿En qué demonios estaba pensando cuando creí que aceptar la propuesta del señor Lennox era lo correcto?Debí hacerle caso a Freya cuando me dijo que huyera mientras mi vida siguiera siendo solo mía.—Me he vuelto loca —me digo a mi misma en un susurro mientras limpio las palmas de mi mano contra la falda de mi vestido rosado que traigo puesto y que resalta de manera favorecedora mi silueta; es una suerte que mi cuerpo no haya comenzado a manifestar ningún cambio notable, a excepción de mis malestares.Estoy sudando demasiado, ¿será por el embarazo o solo son los nervios?Llevo una mano a la boca y otra a mi barriga al sentir una arcada inesperada que amenaza con dejar salir un gran chorro de vomito por mi boca. ¡Esto no me puede estar pasando a mí! ¿Por qué tuve que salir embarazada?— ¿Señorita, Cooper, está usted bien? —me pregunta con tono condescendiente el hombre que va conduciend
CAPITULO 8Ezra Lennox— ¿Siempre eres así de imbécil?Esa pregunta mordaz, me hace saber que mi momento de paz ha llegado a su fin, justo cuando giro la cabeza y veo la curvilínea silueta de Blair caminar en mi dirección.No pienso admitirlo en voz alta, pero Blair es una chica muy hermosa y con unas curvas en su cuerpo que podrían convertirse en la perdición de cualquier hombre. Ella luce ardiente es ese pedazo de tela rosada que se pega a su cuerpo como un guante y ese cabello negro que le llega casi hasta el inicio de su culo, hace que mis ojos se desvíen ahí más tiempo del moralmente permitido. Mis recuerdos no le hicieron justicia a esta mujer, quizás los nervios del momento me jugaron una mala pasada y asociaron su belleza a un recuerdo negativo que siempre evoque de forma distorsionada y tétrica, pero ahora que la tengo frente a mí puedo ver que mi mente me jugo sucio.Mi futura esposa es toda una belleza, aunque tenga el carácter de una loca.—Casi siempre —ladeo una pequeña
CAPITULO 9 Blair Cooper — ¿En qué momento cambio tanto tu vida, Blair? Dejo de mirar la ecografía que me dio mi ginecóloga esta mañana en mi primer chequeo, para ver la expresión de preocupación en el rostro de Cara. —Hace casi tres meses ibas a casarte con el amor de tu vida y ahora resulta que vas a hacerlo con otro hombre que ni siquiera conoces bien y del cual estas esperando un hijo. Se me escapa una risita guasona. —Te dije que ese crucero cambiaria mi vida para siempre, ¿lo olvidaste? —Bromee guardando la copia de la ecografía dentro del sobre que enviaría a los Lennox, ya que ellos querían estar al pendiente de cada detalle de mi embarazo—. Ya no pienses más en eso, Cara —cerré el sobre de manila y lo deje a un lado de la encimera, bajo una fuente de frutas—. Ni siquiera yo pienso en eso. Baje del taburete para ir hasta el fregadero a lavar las verduras para el almuerzo, no sin antes dejar un beso en la mejilla de mi amiga que estaba sentada junto a mí con gesto ensombre
CAPITULO 10 Blair Cooper Ha pasado una semana y yo sigo sin poder procesar la confesión de Cara. Es algo que sin duda jamás me habría imaginado, ni siquiera en mis peores sueños y que no se malentienda, es solo que, ¿cómo se asimila que tú mejor amiga está enamorada de ti? — ¡Oh, por dios! ¡Ese vestido te queda precioso, Blair! —la voz emocionada de Elizabeth Lennox me trae de vuelta al presente; parpadeo alejando mi tormentosos pensamientos y busco mi reflejo en la pared de espejos que tengo frente a mí—. ¡Vas a ser la novia más bonita y envidiada de toda Australia! Me obligo a sonreír a pesar de que no me siento ni un poco cómoda con este traje que la mamá de Ezra pidió que diseñaran para mí. Literalmente es un traje de ensueño y digno de un cuento de hadas, pero sigo pensando que es demasiado tratándose de una simple ceremonia por el civil en el jardín de la mansión Lennox. Por más que me observo no termina de agradarme lo que veo. Es un vestido con corte de princesa y un llama
CAPITULO 11 Blair Cooper Listo, ya estaba hecho. Ya era oficialmente la esposa del futuro magnate y playboy, Ezra Lennox. Y la prensa se encontraba ansiosa y al acecho de la mansión, esperando la mínima oportunidad de obtener la primicia sobre nuestro oculto y misterioso romance que acabo con una precipitada ceremonia de bodas. La celebración fue ostentosa y muy elegante, aunque bastante intima, cosa que agradecí profundamente. De la misma forma que en mi anterior boda, todos los invitados fueron enteramente conocidos de la familia Lennox y no dejaron de mirarme durante toda la tarde como la atracción principal de un circo; era obvio lo que todos ellos pensaban sobre una recién aparecida como yo que antes había estado comprometida con otro hombre de familia pudiente, pero a estas alturas ya no me importaban sus opiniones. Freya y Cara habían estado a mi lado, habían sido mis testigos, pero se habían marchado apenas tuvieron oportunidad y no las culpó de huir; si yo hubiera tenid
CAPITULO 12 Ezra Lennox La cabeza me va a explotar del dolor que tengo y sé que me lo merezco por haber tomado más de la cuenta. Tengo sueño, pero sé que aunque quisiera seguir dormido mi cerebro no me dará tregua. Los recuerdos de la noche pasada se siente difusos y tengo que sentarme en la cama antes de recordar que anoche Blair y yo dormimos juntos por primera vez como un matrimonio, solo que sin sexo salvaje porque después del beso que le robe ella me bateo como un perro al darme una floja cachetada que quizás merecía por ser atrevido. Pero no me arrepiento, me gusto besarla y sé que ella también lo disfruto, solo que es demasiado orgullosa para admitirlo. No tengo tiempo de pensar en porque Blair no se encuentra a mi lado en la cama, ya que los sonidos que provienen del cuarto de baño me hacen saber lo que sucede. No sé si sea correcto o si ella lo apruebe, pero me arriesgo una vez más y salgo de la cama directo al baño para encontrar a mi esposa abrazada al retrete donde se h
CAPITULO 13Blair CooperTener una cita con Ezra no parecía demasiado tentador; sin embargo, salir de la mansión si lo era. Necesitaba ver el exterior más allá de estas paredes, ver a la demás personas vivir su día y fingir que la mía no había cambiado en nada, tal vez, visitar a mis amigas. Pero para eso, primero debía quitarme de encima a mi queridísimo esposo y eso hasta ahora no parecía algo fácil.Habíamos salido de la mansión en un lujoso auto deportivo que él parecía ansioso por presumir al mundo, dado que manejaba a una gran velocidad mientras la brisa matutina despeinaba su rubio cabello, con unas gafas de sol ajustadas sobre el tabique de su nariz y una sonrisa juguetona que amenazaba con partirle en dos el rostro.He de admitir que Ezra es un hombre en extremo apuesto y sensual, él era consciente y se valía de eso para impresionar a los demás; ya fuera que vistiera con trajes de oficina, conjuntos elegantes o ropa casual como la que justo ahora lucia como si de un actor de
CAPITULO 14Blair Cooper¿En qué demonios me metí? Y cuantas escenas como las de hoy tenía que soportar ahora que era la esposa de un maldito mujeriego.¿Cómo no pensé en esto antes?—Blair, hablemos de lo que paso —gritó una vez más el imbécil de mi esposo al otro lado de la puerta. No le había dicho ni una sola palabra en todo el camino de regreso a la mansión y eso lo tenía un poco histérico—. ¿No me digas que piensas pasar toda la tarde encerrada en el baño?Cruce las piernas hasta encontrar una mejor posición dentro de la espaciosa tina donde hice un nido con un montón de toallas para mi entera comodidad, aunque sabía que no duraría demasiado tiempo aquí metida, porque en algún momento me atacaría el hambre, eran casi las tres y ni siquiera había podido almorzar… y en mi estado eso era un problema.— ¡Déjame en paz, cabrón! —Grazne como respuesta y me sostuve la panza porque ya comenzaba a gruñir.— ¡Vamos, chiflada! ¡No seas infantil!¿Pero cómo se atrevía a insinuar tal cosa?S