CAPITULO 5
Blair Cooper
Veo una vez más el lienzo frente a mí y la sensación de que a mi girasol le hace falta un poco más de amarillo sigue carcomiéndome la mente, impidiendo mi avance. Me levanto del taburete y dejo la paleta en el caballete junto con el pincel para estirar un poco las piernas. Me limpio del mandil los restos de oleo que han quedado en mis dedos y me recompongo el moño mal hecho que luce mi cabeza esta tarde.
—No soy un experto en el arte, pero algo me dice que esa hermosa flor necesita un poco más de amarillo —opina una voz extraña tras de mí, tomándome desprevenida—. Y disculpa que sea un entrometido.
Mis ojos verdes buscan a la persona dueña de tales palabras y sonrió, al ver que se trata de uno de los benefactores de la casa hogar donde crecí junto con las chicas, además de ser uno de los pocos amigos de la familia Emerson que nunca me trato mal o me menosprecio por mi condición social. Él aseguraba no ser experto en arte, pero poseía varias galerías y museos en distintas ciudades del país; así que, era difícil no sentirse juzgada ante la mirada del dueño del Corporativo Lennox, el señor Maxwell Lennox.
—No me molesta en absoluto señor Lennox —respondí cohibida, bajando la mirada a sus lustrosos zapatos—. Yo también pensaba en lo mismo hace unos segundos —alce mis ojos al cuadro, intentado disimular lo nerviosa que me ponía su compañía.
—Eso quiere decir, que si tengo buen ojo, ¿no?—Comentó amablemente en un intento por aligerar la tensión que seguro revelaba la postura de mis hombros; lo observe por el rabillo del ojo acercarse un poco más con sus manos detrás de su espalda, dos guardaespaldas a unos cuantos metros de nosotros se mantenían alerta a los alrededores del patio—. Pero dejémonos de formalismos, odio que la gente me diga señor y menos si se trata de una chica tan bonita como tú, Blair. Te conozco desde que eras una niña revoltosa.
Mi mejillas se encendieron demostrando la vergüenza que sentí ante tal referencia.
—No sé si sentirme halagada de que un señor tan importante como usted recuerde el nombre de una chiquilla peleona y problemática —admití sobándome el brazo para distraerme con algo—. Le aseguro que ya he madurado, a al menos ya no soy tan problemática como antes.
Meneo su mano con un gesto ambiguo, restándole peso a mi pregunta; no pude evitar fijarme en el lujoso e imponente reloj de diseñador que llevaba puesto en la muñeca
—Eso es lo de menos —sonrió mientras sus ojos azules observaban con interés todos mis instrumentos de pintura sobre el viejo caballete que usaba desde hacía diez años, cuando aún vivía en este orfanato—. Tal vez las personas creen que por ser un hombre ocupado y con mucho dinero, no me fijo demasiado en las nimiedades de mi día a día, pero lo hago —me miró fijamente al pronunciar las últimas palabras—. Y curiosamente se mucho sobre ti, como por ejemplo, que este viejo caballete te lo regale yo —me miro a los ojos y sonrió ante mi gesto taimado—. Sé que siempre pensaste que solo fue una donación sin importancia, pero la verdad es, que desde que te conocí sentí una fuerte curiosidad sobre ti. Debo confesarte que hace unos años considere la posibilidad de adoptarte, pero tuve que desistir de esa idea.
— ¿Adoptarme? —Sus palabras generan un choque en mis neuronas—. No entiendo, ¿por qué me dice eso ahora, señor Lennox?
—Maxwell —me corrige y suspira—. Puedes llamarme Maxwell, Blair. Eso me gustaría mucho.
Meneo mi cabeza sin entender que pretende este señor al venir aquí a decirme esto.
—Mire, señor Lennox. En primer lugar aprecio mucho que se tomara unos segundos de su tiempo para hablar conmigo siendo un hombre tan ocupado —hable con una ligera molestia en mi estómago—. En segunda, me parece fuera de lugar que usted me diga a estas alturas del partido que pensó en algún momento adoptarme, pero no lo hizo. Eso cruel, demasiado para mi gusto.
Ignoró mi comentario.
— ¿Te gustaría saber la razón del porque no te adopte en aquel entonces, Blair? —Cuestionó sin miramientos, ajustándose las mangas de su traje café.
Quería mantener mi dignidad en esta conversación, pero la curiosidad era uno de mis puntos débiles.
— ¿Por qué? —Devolví la pregunta con un hilo de voz, temerosa de la respuesta aun cuando a estas alturas no tenía que afectarme.
—Porque tú ya habías encontrado tu propia familia —respondió sonriente y eso hizo estrujar mi corazón—. No te adopte porque no quería romper tu corazón al tener que separarte de tus hermanas. No podía quedarme con las cuatro y llevarte conmigo habría sido mucho más cruel —contuve un jadeo—. Pero me habría encantado haber sido el padre de una chica tan valiente y fuerte como tú.
Sin darme cuenta, varias lágrimas saltaron de mis ojos enredándose en mis pestañas, volviendo mi visión borrosa. Carraspee incomoda, tragando el nudo que se me había formado en la garganta y vi a mi alrededor que ya ninguno de los niños de la casa hogar jugaba por los alrededores del jardín; solo estábamos el señor Lennox y yo, además de sus guardaespaldas.
— ¿Qué es lo que busca con venir aquí a decirme todas esa cursilerías? —Me limpie las lágrimas con brusquedad y frustración mientras empezaba a recoger mis instrumentos de pintura—. Ya dejamos en claro que usted es un hombre muy ocupado y no pasa nada por alto, así que es obvio que está aquí por una razón en específico. ¿o me equivoco?
—Eres muy perspicaz, Blair —dijo sin más, deteniendo mis manos que temblaban de rabia—. Estoy enterado de lo que sucedió hace dos meses.
Me paralice ante su declaración.
— ¿Y que se supone que sabe, señor Lennox? —Respondí a la defensiva, soltándome de su agarre y provocando que se me cayeran varios tubos de pintura al suelo—. Si se refiere al ridículo que me hizo pasar Scott Emerson al dejarme plantada en el altar, pues déjeme decirle que es chisme viejo… ya lo supere —y en parte era cierto; mis pensamientos ya no giraban en torno a lo sucedido con Scott.
Y Cuando pensaba agacharme para recoger lo que había tirado, Maxwell me detuvo y lo hizo por mí con gran modestia.
—No hablo de eso, Blair —contesto sin remilgos, enderezando su postura y tendiéndome los tubos plateados con aspecto muy gastado—. A lo que me refiero es a lo que sucedió en aquel crucero que tomaste.
Mi próxima respiración se atoro en mi garganta y el señor Lennox tuvo que darme palmaditas suaves para ayudarme a respirar de nuevo con normalidad.
—Ya, ya estoy bien. Gracias —dije recelosa para que dejara de tocarme—. Y sobre el crucero… de una vez le digo que no sé a lo que se refiere —con el corazón latiéndome de prisa y la respiración acelerada me apresure a guardar todas mis cosas en mi mochila para irme cuanto antes de aquí, pero eso no sería tan fácil.
—Claro que lo sabes y aunque quisieras no podrás olvidarlo por lo que te resta de vida, Blair —una de sus manos se posó en mi hombro y eso me hizo perder los nervios.
— ¡No me toque, por favor! —Grite, sobresaltada y tuve que tomarme la cabeza para intentar calmarme; un regusto amarga escalo por mi esófago, quemando mi garganta—. Se lo repito por si no me escucho antes, señor Lennox… no sé de qué me habla.
—Te acostaste con un hombre la última noche en ese crucero, Blair —metió las manos en los bolsillos de pantalón y me miró como si habláramos del clima y no de algo demasiado personal—. No intentes negarlo, porque sé que lo recuerdas, muchacha —palidecí y mis manos comenzaron a sudar.
— ¿Acaso me está espiando señor Lennox?
Él rio con parsimonia y elegancia, negando a mi cuestionamiento.
—En absoluto, Blair.
—Entonces, ¿Cómo sabe sobre eso? —indague más confundida que nunca.
—Porque fue con mi hijo con quien pasaste la noche en aquel crucero —me aclaró con mucha seriedad—. Es a él a quien le sigo los pasos, Blair y hasta donde me informaron, ustedes dos pasaron esa noche juntos en su habitación.
— ¿Cómo puede estar tan seguro de eso, señor Lennox?
—Las cámaras de seguridad del barco te captaron cuando entraste a mitad de la noche al camarote de mi hijo y no saliste hasta la mañana siguiente —dijo tranquilamente—. Yo mismo vi los videos.
Un mareo me tomo desprevenida y tuve que sostenerme del brazo del hombre que tenía al frente para no caer de culo sobre la grama. Todo a mí alrededor comenzó a dar vueltas y mi cabeza se convirtió en un lio de pensamientos que por dos meses intente mantener a raya dentro de mi cerebro.
— ¿Te sientes mal, muchacha? —Me preguntó con evidente preocupación mientras me ayudo a sentar en mi taburete—. Puedo llevarte ya mismo al doctor si es necesario.
—No —dije de prisa y tuve que cerrar los ojos para controlar un nuevo mareo—. No hace falta señor Lennox —lo mire a través de mis pestañas y el gesto de preocupación en sus rostro me pareció genuino. ¿Cómo no me di cuenta antes del parecido? —. Lo que usted me quiere decir con todo esto, es que yo —titubee buscando las palabras correctas para decir.
—Lo sé todo, Blair —me puse una mano en el cuello y acepte la botella de agua que me ofreció uno de los guardaespaldas—. Sé que te acostaste en ese crucero con mi hijo y también sé que ese encuentro dejo consecuencias.
Bebí un largo trago de agua, antes de mirar al hombre frente a mí; mi cara se sentía arder de vergüenza.
— ¡Le juro que yo no esperaba que algo así sucediera! —dije de prisa al sentir mis ojos llenarse de lágrimas—. Me tome la m*****a pastilla y pensé que el asunto había quedado resuelto, pero luego —hipee al no poder contener un sollozo—… empezaron los mareos, las náuseas y no supe que pasaba conmigo hasta hace un par de semanas. ¡Se supone que la estúpida píldora debía cumplir su única función!
—Ya, ya, tranquila mi niña —me pidió con tono tranquilizador mientras dejaba cortas caricias en mi cabeza, sin darme cuenta estaba envuelta entre sus brazos y por primera vez me sentí segura, a salvo—. Sé que no fue tu culpa, ni tampoco la de Ezra —así que, ¿ese era el nombre del padre de mi bebé?—. Ya está hecho y ahora lo que tienes que hacer es asumir la responsabilidad y hacer lo correcto.
Lo aleje sin ninguna delicadeza y lo mire como si tuviera dos cabezas en vez de una.
— ¿De qué habla, señor Lennox? —Cuestione limpiándome las mejillas con las manos y secándolas del pantalón de chándal que traía puesto—. ¿Hacer lo correcto? ¿Y que se supone que es lo correcto?
—En tu vientre está creciendo mi nieto o nieta, Blair y lo correcto es que tú y Ezra se casen cuanto antes —sentenció sin derecho a replicas.
— ¡¿Casarme con su hijo?! —Asintió muy serio—. ¿Acaso se volvió usted loco?
—Loco estaría si dejara desamparado a un nuevo miembro de mi familia, Blair —contestó tranquilamente—. O mejor dicho, dos porque de ahora en adelante, como cosas del destino, tú pasas a ser parte de los Lennox y eso no lo pienso discutir ni contigo ni con nadie. ¿Estamos de acuerdo?
CAPITULO 6Ezra Lennox—Me estas jodiendo, ¿no es cierto?—En absoluto, hijo. Estoy hablando muy en serio —respondió mi padre sin miramientos, viéndome a los pies de mi cama en la cual yo seguía medio dormido—. Vas a casarte en un mes y no puedes negarte.Di un respingo sobre la cama, quedando de rodillas con las sabanas de seda gris enrolladas entre mis rodillas.— ¿Qué locura es esa, papá? —Bostece sin remedio y me pase las manos por el rostro intentando espabilar del todo—. ¿Cómo voy a casarme si ni siquiera tengo una novia como prometida? —La exasperación se hizo notoria en el tono de mi voz enronquecida.—No hace falta que tengas una prometida, porque es evidente que ese tipo de protocolos no son tu costumbre, Ezra —me deje caer de culo de regreso al colchón mientras mi padre rodeaba mi espaciosa cama; se acercó a la ventana que daba al balcón de mi habitación y aparto las pesadas cortinas para que las luz del sol inundara el espacioso cuarto—. Desde niño siempre te gusto romper
CAPITULO 7Blair CooperEsto es una mala idea.¡No!Esto es una terrible idea.¡Una completa locura!¿En qué demonios estaba pensando cuando creí que aceptar la propuesta del señor Lennox era lo correcto?Debí hacerle caso a Freya cuando me dijo que huyera mientras mi vida siguiera siendo solo mía.—Me he vuelto loca —me digo a mi misma en un susurro mientras limpio las palmas de mi mano contra la falda de mi vestido rosado que traigo puesto y que resalta de manera favorecedora mi silueta; es una suerte que mi cuerpo no haya comenzado a manifestar ningún cambio notable, a excepción de mis malestares.Estoy sudando demasiado, ¿será por el embarazo o solo son los nervios?Llevo una mano a la boca y otra a mi barriga al sentir una arcada inesperada que amenaza con dejar salir un gran chorro de vomito por mi boca. ¡Esto no me puede estar pasando a mí! ¿Por qué tuve que salir embarazada?— ¿Señorita, Cooper, está usted bien? —me pregunta con tono condescendiente el hombre que va conduciend
CAPITULO 8Ezra Lennox— ¿Siempre eres así de imbécil?Esa pregunta mordaz, me hace saber que mi momento de paz ha llegado a su fin, justo cuando giro la cabeza y veo la curvilínea silueta de Blair caminar en mi dirección.No pienso admitirlo en voz alta, pero Blair es una chica muy hermosa y con unas curvas en su cuerpo que podrían convertirse en la perdición de cualquier hombre. Ella luce ardiente es ese pedazo de tela rosada que se pega a su cuerpo como un guante y ese cabello negro que le llega casi hasta el inicio de su culo, hace que mis ojos se desvíen ahí más tiempo del moralmente permitido. Mis recuerdos no le hicieron justicia a esta mujer, quizás los nervios del momento me jugaron una mala pasada y asociaron su belleza a un recuerdo negativo que siempre evoque de forma distorsionada y tétrica, pero ahora que la tengo frente a mí puedo ver que mi mente me jugo sucio.Mi futura esposa es toda una belleza, aunque tenga el carácter de una loca.—Casi siempre —ladeo una pequeña
CAPITULO 9 Blair Cooper — ¿En qué momento cambio tanto tu vida, Blair? Dejo de mirar la ecografía que me dio mi ginecóloga esta mañana en mi primer chequeo, para ver la expresión de preocupación en el rostro de Cara. —Hace casi tres meses ibas a casarte con el amor de tu vida y ahora resulta que vas a hacerlo con otro hombre que ni siquiera conoces bien y del cual estas esperando un hijo. Se me escapa una risita guasona. —Te dije que ese crucero cambiaria mi vida para siempre, ¿lo olvidaste? —Bromee guardando la copia de la ecografía dentro del sobre que enviaría a los Lennox, ya que ellos querían estar al pendiente de cada detalle de mi embarazo—. Ya no pienses más en eso, Cara —cerré el sobre de manila y lo deje a un lado de la encimera, bajo una fuente de frutas—. Ni siquiera yo pienso en eso. Baje del taburete para ir hasta el fregadero a lavar las verduras para el almuerzo, no sin antes dejar un beso en la mejilla de mi amiga que estaba sentada junto a mí con gesto ensombre
CAPITULO 10 Blair Cooper Ha pasado una semana y yo sigo sin poder procesar la confesión de Cara. Es algo que sin duda jamás me habría imaginado, ni siquiera en mis peores sueños y que no se malentienda, es solo que, ¿cómo se asimila que tú mejor amiga está enamorada de ti? — ¡Oh, por dios! ¡Ese vestido te queda precioso, Blair! —la voz emocionada de Elizabeth Lennox me trae de vuelta al presente; parpadeo alejando mi tormentosos pensamientos y busco mi reflejo en la pared de espejos que tengo frente a mí—. ¡Vas a ser la novia más bonita y envidiada de toda Australia! Me obligo a sonreír a pesar de que no me siento ni un poco cómoda con este traje que la mamá de Ezra pidió que diseñaran para mí. Literalmente es un traje de ensueño y digno de un cuento de hadas, pero sigo pensando que es demasiado tratándose de una simple ceremonia por el civil en el jardín de la mansión Lennox. Por más que me observo no termina de agradarme lo que veo. Es un vestido con corte de princesa y un llama
CAPITULO 11 Blair Cooper Listo, ya estaba hecho. Ya era oficialmente la esposa del futuro magnate y playboy, Ezra Lennox. Y la prensa se encontraba ansiosa y al acecho de la mansión, esperando la mínima oportunidad de obtener la primicia sobre nuestro oculto y misterioso romance que acabo con una precipitada ceremonia de bodas. La celebración fue ostentosa y muy elegante, aunque bastante intima, cosa que agradecí profundamente. De la misma forma que en mi anterior boda, todos los invitados fueron enteramente conocidos de la familia Lennox y no dejaron de mirarme durante toda la tarde como la atracción principal de un circo; era obvio lo que todos ellos pensaban sobre una recién aparecida como yo que antes había estado comprometida con otro hombre de familia pudiente, pero a estas alturas ya no me importaban sus opiniones. Freya y Cara habían estado a mi lado, habían sido mis testigos, pero se habían marchado apenas tuvieron oportunidad y no las culpó de huir; si yo hubiera tenid
CAPITULO 12 Ezra Lennox La cabeza me va a explotar del dolor que tengo y sé que me lo merezco por haber tomado más de la cuenta. Tengo sueño, pero sé que aunque quisiera seguir dormido mi cerebro no me dará tregua. Los recuerdos de la noche pasada se siente difusos y tengo que sentarme en la cama antes de recordar que anoche Blair y yo dormimos juntos por primera vez como un matrimonio, solo que sin sexo salvaje porque después del beso que le robe ella me bateo como un perro al darme una floja cachetada que quizás merecía por ser atrevido. Pero no me arrepiento, me gusto besarla y sé que ella también lo disfruto, solo que es demasiado orgullosa para admitirlo. No tengo tiempo de pensar en porque Blair no se encuentra a mi lado en la cama, ya que los sonidos que provienen del cuarto de baño me hacen saber lo que sucede. No sé si sea correcto o si ella lo apruebe, pero me arriesgo una vez más y salgo de la cama directo al baño para encontrar a mi esposa abrazada al retrete donde se h
CAPITULO 13Blair CooperTener una cita con Ezra no parecía demasiado tentador; sin embargo, salir de la mansión si lo era. Necesitaba ver el exterior más allá de estas paredes, ver a la demás personas vivir su día y fingir que la mía no había cambiado en nada, tal vez, visitar a mis amigas. Pero para eso, primero debía quitarme de encima a mi queridísimo esposo y eso hasta ahora no parecía algo fácil.Habíamos salido de la mansión en un lujoso auto deportivo que él parecía ansioso por presumir al mundo, dado que manejaba a una gran velocidad mientras la brisa matutina despeinaba su rubio cabello, con unas gafas de sol ajustadas sobre el tabique de su nariz y una sonrisa juguetona que amenazaba con partirle en dos el rostro.He de admitir que Ezra es un hombre en extremo apuesto y sensual, él era consciente y se valía de eso para impresionar a los demás; ya fuera que vistiera con trajes de oficina, conjuntos elegantes o ropa casual como la que justo ahora lucia como si de un actor de