Estoy acostumbrada a sentarme y abrir las piernas, pero con la falda tipo lápiz que llevo puesta y teniendo en cuenta mi escritorio de vidrio, si alguien entraba, vería mi braga rosa y la verdad, no estoy preparada para tal bochorno.—Hola preciosa —Me saluda Esteban mientras sale del ascensor. Mi cara de sorpresa no le incomodó para nada, sabe que no debería estar aquí.Me levanté enseguida antes de que llegue a mi escritorio y susurro: —Si te ve Ashton va a despedirte, ya lo hablamos.Hace un sonido chasqueante con la boca, restándole importancia a mis palabras. Me cae bien, pero su soberbia me aborrece. Planta un fugaz beso en mis labios y acaricia mis brazos, intentando calmarme pero hace todo lo opuesto.—Yo te dije que no voy a ocultarme. Estoy contigo y no tengo por qué cuidarme de él —Su tono se tornó hostil. Siempre que habla de Ashton se siente un veneno muy específico en su voz.—Luna te necesito para verificar... —Ashton sale del despacho mirando su teléfono. Al no verme e
Al final el maldito logro convencerme.El tema de la fiesta es "Un nuevo amanecer para niños necesitados". Un nombre muy largo y poco memorable para el futuro, pero no soy quien para opinar.Estoy hecha un bollo en el asiento de atrás, usando un pantalón naranja y una de mangas abiertas rosa. Ashton intentó convencerme de usar el vestido que me compro para la ocasión, pero para mí es imposible concebir usar algo tan... Esponjoso.A Mara le gusto el vestido que rechace, así que se lo puso en lugar de la prenda que compro ella el día antes del evento.La vestimenta era naranja y rosa. Las invitaciones decían que el naranja representa la energía constructiva y el rosa la amabilidad, además de infancia e inocencia. Los colores juntos no me disgustaban, pero verlo a Ashton todo de naranja exceptuando su pantalón y corbata, me hizo estallar de risa más de una vez, pero ahora que estamos más cerca de llegar a la casa de sus padres, mis capacidades de reírme son limitadas.Mara está en el asi
Ashton y Mara se fueron a alguna habitación de la gran mansión para discutir dejándome sola, con un vaso de exprimido de naranja entre mis manos y el deseo de tener una embolia para no tener que soportar las miradas crispadas de la gente juzgándome por ser el problema de Mara.Parece que todos aquí la conocen y la quieren. La envidio, yo no consigo ese efecto en la gente.—Así que... Luna. ¿Cómo estás? —La madre de Ashton, Lorelei, se para en frente de mí. Percibo como no se acerca de forma cálida como con los otros invitados, de hecho, su postura esta más tiesa que las estatuas del patio.Ella es un poco más pequeña de estatura que yo. Tiene el cabello rubio corto, un vestido naranja al cuerpo —una figura envidiable, por cierto—, unas pestañas pronunciadas —falsas—, botox en cada rincón de la cara, pero creo que la mitad de este se encuentra en sus labios.Me es difícil dejar de observarlos, están brillantes, tengo miedo de que el labio superior me explote en la cara. —Fue un mal tra
Volver a la ciudad fue un total reto para mi cordura, tuve que caminar dos kilómetros para que por fin un Uber se dignara a aceptar mi viaje.Caminar para una persona en mi posición era algo atormentante. Caminar tiene como adición pensar y todos los recuerdos que me llevaron a desear tanto a Ashton, estaban reproduciéndose una y otra vez. A medida que daba cada paso, caía en cuenta de que para mí Ashton era más que un deseo carnal, significaba dejar atrás la sensación de abandono que estuvo persiguiéndome desde que tengo memoria; Permitirme sentirme vulnerable, tonta, enamorada.Estoy enganchada con Ashton de maneras en las que nunca podré terminar de comprender y supongo que él sabía eso.Me siento usada. ¿Hace cuánto sabe del embarazo de Mara? ¿Lo sabe y aun así decidió jugar conmigo? Claro que es capaz de hacerlo, no me sorprende, es un patán de primera, siempre lo fue, no sé por qué considere estar errada. Jugo más de una vez con mi estúpida y crédula cabeza.Creí ser mejor que e
Me lleva con él por las escaleras. Me resisto muy poco ante él. Cuando Ashton nota esto, me baja casi llegando al primer piso y avergonzado, mira al suelo, midiendo la corta distancia que dejo entre nosotros.No me sentía enojada por su arranque, al contrario, me sentía triste. Quería buscar entre sus brazos consuelo por lo que él me había hecho, por manipularme de tal forma que al final terminara creyendo que probablemente él valía la pena. Y tal vez, una parte de mí, aún cree que lo vale, pero no puedo denotárselo, no es lo correcto para ninguno.Mucho menos para Mara y el hijo que van a criar juntos.—Perdón, quería sacarte de allí sin pelear, si veía a Martínez iba a matarlo —Murmura más para sí mismo que para mí.Me abrazo a mi misma, sintiendo frío por la poca ropa que llevo puesta, pero asumo que también Ashton interviene en mi temperatura corporal, siempre lo ha hecho.Miro mis pies y recién me entero de que estoy descalza.—¿Por qué? —Me animo a preguntar—. ¿No es algo normal
Se puso delante de mí, giro y se agachó, dándome la espalda y haciéndome señas para que me subiera a su espalda. Accedí. Mis pies dolían por chocar con el suelo frío.Salte a su espalda. Mis piernas se enredaron en su cintura y él puso sus manos en mis muslos, agarrándome con delicadeza, como si me fuera a romper en sus manos.Escondí mi rostro en su cuello y percibí su fragancia. Me fascinaba su olor y la combinación que hacía el perfume en su piel.Ashton sintió la punta de mi nariz chocar contra su piel descubierta de la nuca y noté como el vello se erizaba, poniendo su piel de gallina, pero no dijo nada, solo siguió caminando escaleras abajo conmigo arriba de él.Llegamos al estacionamiento. Ashton abrió la puerta del copiloto de su coche y no dejo que saltara de su espalda, de hecho, me bajo delicadamente para que mis pies no tocaran la acera.Una vez en el asiento, él corrió hacia el lugar del conductor y cerró la puerta. Otra vez estábamos en este auto. No me sorprendería si ah
Ashton.Un par de semanas antes...— ¿No debería estar la demandante aquí? —pregunta el abogado defensor de Olga Shay, una de las encargadas del cuidado de los niños del orfanato donde maltrataban a Luna. La señora ni siquiera me saludo al entrar a la sala de juntas. No quería disimular su cara de asco, de hecho, creo que la hacía a propósito para generarme violencia.Le salía perfectamente bien. La detestaba. Pensar que ella le ponía las manos encima a Luna solo me hace pensar en formas de hacerle daño.—No debería preocuparse por eso, sino por la cantidad de pruebas que tenemos en contra de su cliente.No es del todo mentira. Quería evitar que Luna viera a la mujer que la ha maltratado tantos años pero un factor aún más importante es que no hablamos hace un tiempo y no deseaba cortar todo el esfuerzo que he hecho para no hablarle ahora. Necesitaba más tiempo. Requería dejar de sentirme emocionado cuando la veía. Busco que mi corazón deje de exaltarse cada vez que pasa a unos metros
Antes de que pudiera decir más y tomándolo desprevenido, salí del coche, con lluvia, pies descalzos y mi alma en pedazos. Mi primer impulso fue besarlo hasta quitar cada palabra dicha, pero desde el principio sabía que eso no era opción, no podría dormir de noche con la culpa y no sabría como contarle a mi terapia que lo bese mientras su novia estaba en casa embarazada.La lluvia no era calma, al contrario, era torrencial.Si el clima dependiera de mi estado de ánimo, la lluvia torrencial sería un perfecto reflejo de lo que siento por dentro, el mismo tormento me hunde el estómago y hace que mis mejillas se llenen de lágrimas. Mis pies estaban casi entumecidos, pero me impedí parar, porque si lo hacía, volvería corriendo con Ashton.Antes de que entrara al edificio otra vez, un brazo grande y firme me rodeo la cintura y me obligo a voltearme. Él se movió demasiado rápido. La luz del edificio iluminaba la cara de Ashton, su pelo caía por su frente y el agua fluía como una mini catarata