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05 Capítulo: El CEO Cretino

Tiziano se encontraba en medio de una reunión para discutir los puntos más importantes sobre el nuevo proyecto que se llevaría a cabo en la ciudad de Nueva York. Era crucial para él que todo saliera perfectamente, sin lugar a errores.

Afortunadamente, todo transcurría sin problemas y estaba seguro de obtener un resultado fantástico gracias a su talentoso y inteligente equipo, quienes estaban comprometidos en realizar la construcción asignada.

―Bueno, si alguien en esta sala tiene alguna objeción o pregunta, por favor levante la mano y le daré la palabra―, anunció Tiziano. Sin embargo, todos estaban de acuerdo y no hubo ninguna objeción.

―Muy bien, en ese caso, fue un placer discutir estos puntos con todos ustedes. Nos vemos el viernes de la próxima semana para verificar el avance―, concluyó Tiziano, finalizando la reunión antes de retirarse junto a su amigo Liam a su oficina.

Una vez dentro de la oficina, Tiziano caminaba de un lado a otro, preocupado por un escándalo en el que estaba envuelto con una mujer. ―Tiziano, creo que deberías detener esto. Solo son rumores y sería bueno convocar una rueda de prensa para desmentir lo que se está diciendo sobre ti―, aconsejó Liam.

―Sí, lo sé, Liam. Pero incluso las mentiras pueden dañar y arruinar tu imagen. No puedo creer que una mujer esté difundiendo tantas falsedades sobre mí. ¿Cuándo nos vimos en un hotel? Afirma que nos encontramos y la golpeé. No lo puedo creer―, respondió Tiziano con frustración, tapándose la cara con las manos.

Su amigo estaba convencido de que alguien se había infiltrado en la empresa y pretendía arruinar la imagen de Tiziano justo cuando estaba asumiendo un proyecto muy importante para la ciudad. No había otra explicación lógica.

―Por eso, no puedes perder más tiempo y debes convocar una rueda de prensa para desmentirlo todo. Ya sabes cómo funciona la prensa, siempre están buscando información y luego la distorsionan―, recordó Liam, instándolo a actuar cuanto antes.

―En este momento tengo mucho trabajo por hacer y no puedo enfrentarme a cámaras y micrófonos para hablar sobre algo que no es verdad. Deberías hacerlo por mí, después de todo, también te afecta―, agregó Tiziano, enojado por la situación.

―Lo haría por ti sin problemas, pero ambos sabemos que sería mejor que desmintieras todo cara a cara. Hazlo―, instó Liam.

Tiziano puso ambas manos en su cintura y mirando a su amigo, suspiró exasperado por tener que interrumpir su trabajo para enfrentar a la prensa, todo debido a una desconocida o tal vez una mujer dolida con la que tal vez había tenido alguna noche. Ahora, al no recibir más atención de su parte, se inventaba toda una historia.

Él no tenía la culpa de ser tan irresistible. Tiziano Fiorenmonti era como un imán para atraer a las mujeres. Aunque ser así tenía sus consecuencias, como lo que estaba experimentando en ese momento.

―De acuerdo, me he decidido a hablar con algunos medios y reporteros para que estén aquí hoy mismo y así poner fin a todo. Estoy seguro de que no dudarán en venir, siempre buscan alguna información―, aseguró Tiziano, bufando y volviendo a tomar asiento.

Liam le dijo que se retiraría para comenzar a llamar a los medios y organizar la rueda de prensa esa misma tarde.

Mientras tanto, Tiziano quedó en su oficina sentado en su cómoda silla giratoria, con la vista fija en su portátil. Sin embargo, sus pensamientos fueron reemplazados por la joven que se estaba adueñando de su mente cada día de manera más persistente. No le gustaba en absoluto.

―¿Qué me está sucediendo? No puedo creer que siga pensando en esa mesera―, se preguntó a sí mismo. Luego, comenzó a revisar otros documentos en su portátil y descubrió que había olvidado firmar uno de ellos. De inmediato, se puso manos a la obra para resolverlo, sin perder más tiempo y evitando cualquier contratiempo, algo que quería evitar a toda costa. Le parecía extraño que no hubiera puesto su firma en aquel documento digital, pero admitía que había estado algo distraído en esos días y no quería admitir en voz alta la razón de su abstracción, aunque sabía muy bien que, además de este escándalo que se estaba gestando, también tenía que ver con ella.

Elizabeth Miller, ella era la responsable de tener su mente en otro lugar, en vez de enfocarse en lo que realmente debía. Por eso se sentía enfadado consigo mismo. Nunca antes había perdido la cabeza por una mujer y ahora eso estaba sucediendo, y encima por una desconocida. No había razón para que se sintiera así, pero era lo que estaba experimentando en ese momento.

Después de un tiempo, pudo firmar lo que le faltaba y revisó los cálculos que habían hecho sus empleados respecto al nuevo proyecto. Debía enviar dos folios con toda la información al departamento de administración, así que decidió llamar a su secretaria, Melany, a través del interfono.

Aunque era joven, solo tenía veintidós años, Tiziano consideraba que Melany era la más competente para ocupar el puesto de secretaria, ya que nunca había tenido ninguna queja sobre su trabajo. Era reconfortante saber que podía confiar en ella para cualquier tarea laboral.

―Señor Fiorenmonti, estoy aquí como me solicitó. Estoy lista para cumplir sus órdenes―, informó Melany, acercándose respetuosamente al escritorio mientras esperaba recibir instrucciones.

―Sí, necesito que lleves estos documentos al departamento de administración. Por favor, asegúrate de informar al encargado que, si hay algún problema o algún cálculo no cuadra, aunque lo dudo, me lo hagan saber de inmediato. No quiero que luego sea demasiado tarde para solucionar cualquier inconveniente que pueda surgir―, ordenó Tiziano. ―¿De acuerdo? No quiero que haya demoras ni contratiempos―.

―Sí, no se preocupe, entiendo la importancia de este proyecto para usted. Aprovecho para preguntarle sobre el viaje que está programado para la próxima semana. ¿Debo acompañarlo o no es necesario?―, preguntó Melany, sin revelar su miedo a las alturas. Le daba vergüenza admitirlo ante su jefe.

―Bueno, supongo que tienes mi itinerario y sabes que el viaje no se ha cancelado. Por supuesto que necesitaré tu compañía para tomar notas. No creo que pueda pedirle a otra persona que me acompañe, ya que tú eres la más apta para este trabajo. ¿Preguntas esto porque tienes algún problema con ello?―, preguntó Tiziano, curioso. Melany no supo cómo responder, ya que no quería expresar la verdadera razón detrás de su pregunta.

―En realidad, solo quería asegurarme y mentalizarme. No, no tengo ningún problema―, respondió Melany, ocultando su verdadero temor.

***

Elizabeth, al día siguiente cuando su hermana se marchó a la secundaria, al rato recibió una llamada y para su sorpresa se trataba de uno de esos sitios con los que se puso en contacto hace algún tiempo. Era como si al fin habían sido escuchadas sus súplicas.

—Sí, soy Elizabeth, ¿de verdad tengo el empleo? —quiso saber, muy emocionada.

—Así es, hemos leído su currículum y lo encontramos interesante, por lo que decidimos darle el empleo.

Era el trabajo de recepcionista en aquel hotel, por lo que se sintió bien al saberse contratada. Había leído muy buenas cosas de aquel lugar de parte de los empleados, sería una experiencia diferente y confiaba en que todo iría bien. No tenía la menor duda de que, a  partir de ahora las cosas estaban mejorando.

—Vale, muchas gracias por avisarme y estaré por allá el día que se me ha indicado y la hora. De verdad, agradezco demasiado que me hayan dado la oportunidad.

—Descuide, le dejaré a través del correo toda la información que necesitas saber. Que pase un buen día.

—Sí, igualmente.

Cuando la llamada había terminado, no pudo evitar soltar un chillido de la emoción, como si fuera una cría. Nunca se había sentido tan bien como en ese momento, no tenía de qué preocuparse porque ahora volvía a ser una chica contratada. Se moría por darle la noticia a su hermana. Mientras tanto, no tardó en ponerse en contacto con Laura y contarle la buena noticia.

Ella también se alegró mucho por ella y le deseó lo mejor.

Lo que no sabía Elizabeth era que apenas sería el inicio de una pesadilla, que volvería a toparse con aquel CEO cretino.

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