Narrador Omnisciente.
—Es suficiente Cintia, no atormentes más a tu propia hija —dijo Marcelo furioso y en voz alta como dueño y señor de la casa Garces—, eso no te lo permitiré, tú le haces daño y pensé que era malo apartarte de su vida, pero es lo mejor ¿crees que quedaste bien, que tuviste la última palabra?, solo quedaste como una desvergonzada, una víbora que solo la motiva el dinero, jamás supiste apreciar el regalo que te dio la vida con esta hija, ahora es tarde, no me importa que no lleve mi sangre; eso nunca me importó, ella es mi hija y eres tú quien sobra en esta casa, ya que tanto Emiliano como ella te corrieron.
—Pues me largo, total para lo que me sirves, tú siempre un poco hombre, esta niña una mala agradecida y tú un pobre inf
Narrador Omnisciente.Al otro día en la mañana Bruno despertó con un dolor de cabeza bestial, su camisa estaba lavada y planchada, podía ir directo a la oficina, allá tenía ropa y la herida le dolía mucho menos que la noche anterior.Se arregló y salió de la habitación de invitados y lo recibieron para desayunar, Arantza afanada ayudando a las chicas del servicio con las viandas de comida y atendiendo a Marcelo que la miraba como padre orgulloso cuando ella le dio un beso en la mejilla.—Buenos días, querido… —le dijo Emiliano con voz fina bromeando junto a él sonriendo, Bruno también lo hizo.—Ahora tu casa es un sitio familiar y feliz. —, Bruno palmeo su hombro burlón, sin embargo, y aunque Emiliano puso los ojos en blanco, Bruno siente alegr
Narrador Omnisciente.«Pero que creí es Rogelio, un egoísta que no haría nada por nadie» pensó sintiéndose más desengañada de él, ese último gesto la hizo sentir que él no se merece nada de su parte y para cumplir como persona iría a saber de él, pero nunca sería amiga de un hombre tan terrible como él, que nunca le sumó a su vida, sino que le retó demasiado tanto que hoy se siente estúpida.Abigaíl se despidió de Daniel evadiendo darle una respuesta sobre la invitación a pasar tiempo con sus hijos y es que ya con la mala experiencia vivida no quiere mezclarse con hijos de otro y tomarle cariño sintiéndolo suyo propio, además que nota el interés de Daniel y sabe que en estos momentos no tiene cabeza para d
Narrador Omnisciente.Por su parte, Bruno había vuelto al hospital, pero no porque ya se sintiera culpable ni nada por el estilo, sino porque pensó en la posibilidad de encontrar a Abigaíl allí, puesto que, conociendo su manera de ser, sabía que ella iría a visitar a los Cisneros por qué es una mujer bondadosa.En cuanto la vio a punto de subir a un ascensor alterno al que él había llegado la jalo del brazo, causándole un susto porque ella no esperaba ser jalada por nadie y sin ver quién era ella forzó para que la soltara hasta que giró y lo vio.—Tenía que ser tú, déjame en paz, Bruno— le reclamó irritada y sintiendo como su corazón traicionero saltaba y su toque le picaba en la piel, en
Narra Abigaíl.Aún siento mi corazón latir a mil por hora y mientras me alejo de Bruno siento un dolor persistente instalarse en mi pecho, como si me faltara el aire y a la vez me costara respirar, cierro los ojos y me concentro en respirar pausadamente y las lágrimas brotan de mis ojos sin autorización, no en un llanto agitado, no hay gimoteos, solo lágrimas que salen una tras otra, en mi mente se repite lo que acabo de vivir con él, siento que su mirada era diferente, sus palabras fueron diferentes, no había burla, me mostraba lo que cree sentir, porque también entiendo que es imposible, Bruno no puede quererme, aunque él quizás así lo crea, es una obsesión y eso no es amor.—El amor entrega y no exige —, una vocecita en mi cabeza me insiste en que debo dar el paso y entregarme y
Narrador Omnisciente.—Que tiene que ver el mocoso Lambert, vieja víbora, venenosa, que no se te olvide que tú y yo tenemos la misma edad.Camila se echó a reír a todo pulmón disimulando y sin demostrar que la manera de tratarla de Rogelio la hirió, él siempre fue muy atento y amoroso y ahora la ponía de lado por otra mujer, pero muy contenta porque estaba segura, que él se lamentaría de sus palabras, cruzó los brazos.—Ay Roge, ese es justo el problema, eres viejo, pasado de moda, pobre diablo y arrastrado, tu tierna esposa, esa mocosa que crees que puedes manejar, la acabo de ver con Bruno Lambert y como él le metía la lengua hasta las amígdalas.Rogelio se echó a reír
Narra Abigaíl. El día de hoy me levante bastante indispuesta con un dolor de cabeza horrible que me hace marear y por supuesto me produce náuseas, pero no hago caso, saldré con el agente de bienes raíces a ver la empresa y que según me están esperando, emocionada por ese proyecto salgo a tomar un taxi, de camino al centro donde me espera el agente me quedó con la boca abierta al observar una enorme valla publicitaria de Sky Limited conmigo en ella, me veo de cuerpo entero con el apretado traje de piloto con los brazos cruzados en el pecho y mi enorme sonrisa, ¡Dios mío!, de verdad esas son mis piernas, se ven de infarto y más con semejante tamaño, el conductor me observa, una y dos veces y me sonríe pidiéndome un autógrafo, pero qué locura, no puedo evitar pensar en Bruno, él no quería que yo fuera la modelo, siempre tan autoritario y dominante, cierro los ojos y lo recuerdo en esa escalera de emergencia y vuelvo a pensar que
Narrador Omnisciente. Estando molesta, Cintia observó a Bruno, pero también agradeció que la libró de un discurso motivacional, puesto que piensa que no se irá de ahí sin reclamar lo que le pertenece a su hija; sin embargo, no reclama para bien de Arantza, sino para comodidad de ella misma porque conociendo a Marcelo sabe que no tendrá un solo centavo de su parte ahora que no tiene conque chantajearlo, —Quiero que impugne tú mismo el testamento de Braulio para que acepte ceder sin mucho escándalo la parte correspondiente a mi hija, vengo a pedirte esto de buena fe porque no te conviene que esto se sepa—, Bruno se acomodó en su asiento, ni siquiera le había interesado mucho saber las tonterías de esa mujer porque poco le interesa algo diferente a sus problemas reales: como cumplir su venganza y tener a Abigaíl
Narrador Omnisciente. —Yo la voy a defender y haré lo que ella quiera que se haga, si está de ella confirmar tus palabras lo haremos, y si no igual la acepté ya como mi hermana, si ella así lo pide le daré ese dinero que tanto ambicionas, pero será decisión de ella no tuya, por favor vete—, Bruno se levantó y le mostró a Cintia la salida. —Yo- yo lo siento mucho—, Arantza se derrumbó en llanto y él no dudó en prestarle su hombro mientras acariciaba sin malicia su cabellera negra justo como la suya. —Estoy aquí pequeña, siempre lo voy a estar— le consoló sin molestarle el llanto de ella, como le fastidiaba ver a alguien llorar a su lado y querer utilizarlo como paño de lágrimas, pero con ella sintió tristeza y preocupación. Luego de un rato ella se apartó, — estás bien, — tocó con suavidad