Narra Abigaíl.
Aún siento mi corazón latir a mil por hora y mientras me alejo de Bruno siento un dolor persistente instalarse en mi pecho, como si me faltara el aire y a la vez me costara respirar, cierro los ojos y me concentro en respirar pausadamente y las lágrimas brotan de mis ojos sin autorización, no en un llanto agitado, no hay gimoteos, solo lágrimas que salen una tras otra, en mi mente se repite lo que acabo de vivir con él, siento que su mirada era diferente, sus palabras fueron diferentes, no había burla, me mostraba lo que cree sentir, porque también entiendo que es imposible, Bruno no puede quererme, aunque él quizás así lo crea, es una obsesión y eso no es amor.
—El amor entrega y no exige —, una vocecita en mi cabeza me insiste en que debo dar el paso y entregarme y
Narrador Omnisciente.—Que tiene que ver el mocoso Lambert, vieja víbora, venenosa, que no se te olvide que tú y yo tenemos la misma edad.Camila se echó a reír a todo pulmón disimulando y sin demostrar que la manera de tratarla de Rogelio la hirió, él siempre fue muy atento y amoroso y ahora la ponía de lado por otra mujer, pero muy contenta porque estaba segura, que él se lamentaría de sus palabras, cruzó los brazos.—Ay Roge, ese es justo el problema, eres viejo, pasado de moda, pobre diablo y arrastrado, tu tierna esposa, esa mocosa que crees que puedes manejar, la acabo de ver con Bruno Lambert y como él le metía la lengua hasta las amígdalas.Rogelio se echó a reír
Narra Abigaíl. El día de hoy me levante bastante indispuesta con un dolor de cabeza horrible que me hace marear y por supuesto me produce náuseas, pero no hago caso, saldré con el agente de bienes raíces a ver la empresa y que según me están esperando, emocionada por ese proyecto salgo a tomar un taxi, de camino al centro donde me espera el agente me quedó con la boca abierta al observar una enorme valla publicitaria de Sky Limited conmigo en ella, me veo de cuerpo entero con el apretado traje de piloto con los brazos cruzados en el pecho y mi enorme sonrisa, ¡Dios mío!, de verdad esas son mis piernas, se ven de infarto y más con semejante tamaño, el conductor me observa, una y dos veces y me sonríe pidiéndome un autógrafo, pero qué locura, no puedo evitar pensar en Bruno, él no quería que yo fuera la modelo, siempre tan autoritario y dominante, cierro los ojos y lo recuerdo en esa escalera de emergencia y vuelvo a pensar que
Narrador Omnisciente. Estando molesta, Cintia observó a Bruno, pero también agradeció que la libró de un discurso motivacional, puesto que piensa que no se irá de ahí sin reclamar lo que le pertenece a su hija; sin embargo, no reclama para bien de Arantza, sino para comodidad de ella misma porque conociendo a Marcelo sabe que no tendrá un solo centavo de su parte ahora que no tiene conque chantajearlo, —Quiero que impugne tú mismo el testamento de Braulio para que acepte ceder sin mucho escándalo la parte correspondiente a mi hija, vengo a pedirte esto de buena fe porque no te conviene que esto se sepa—, Bruno se acomodó en su asiento, ni siquiera le había interesado mucho saber las tonterías de esa mujer porque poco le interesa algo diferente a sus problemas reales: como cumplir su venganza y tener a Abigaíl
Narrador Omnisciente. —Yo la voy a defender y haré lo que ella quiera que se haga, si está de ella confirmar tus palabras lo haremos, y si no igual la acepté ya como mi hermana, si ella así lo pide le daré ese dinero que tanto ambicionas, pero será decisión de ella no tuya, por favor vete—, Bruno se levantó y le mostró a Cintia la salida. —Yo- yo lo siento mucho—, Arantza se derrumbó en llanto y él no dudó en prestarle su hombro mientras acariciaba sin malicia su cabellera negra justo como la suya. —Estoy aquí pequeña, siempre lo voy a estar— le consoló sin molestarle el llanto de ella, como le fastidiaba ver a alguien llorar a su lado y querer utilizarlo como paño de lágrimas, pero con ella sintió tristeza y preocupación. Luego de un rato ella se apartó, — estás bien, — tocó con suavidad
Narrador Omnisciente.Después de explicarle a la doctora que Abigaíl fue referida, ella le indicó que se acostara sobre una camilla y luego la doctora le colocó al ecógrafo el gel de ultrasonido, empezando así su revisión.— Señora Sainz tiene usted 6 semanas de gestación, todo está normal, esos mareos y náuseas que se le presentan es por el cambio hormonal que presenta su cuerpo, así que le indicaré vigilar su presión arterial, aunque en este momento está normal, le recetaré algo para aliviar las náuseas, pero si persisten los síntomas debe volver antes de su cita previa para realizar otros estudios—, daba las indicaciones mientras seguía su revisión.Abigaíl no podía creer
Narrador Omnisciente.A Wilmer y a Lara les tocó una noche bastante peleada con esos dos ebrios y por demás desorden, uno que lo hizo limpiar una y otra vez y el otro que odiaba ver el reguero del otro exigiendo que se limpie con más rapidez, dando órdenes como si estuviera en la oficina, sin contar que no dejó dormir a nadie exigiendo que le dijeran sobre ese hombre que anda rondando a Abigaíl.—Tengo sueño, los quiero asesinar, cambiemos de casa y no les damos la dirección, justo como ha hecho Abi— dijo Lara agotada acomodándose sobre el pecho de Wilmer.—No sabía que fueran tan impertinentes cuando se encuentran en ese estado, nunca los vi tan borrachos, ellos siempre eran muy controlados, Bruno está desesperado y no debiste decirle nada sob
Narrador Omnisciente.Bruno se sentó frente a su amigo, pero no resistió, se aflojó la corbata y empezó a caminar en la oficina de Emiliano, así como lo hacía en la de él.—A mí me echaron un balde de agua fría. —Habló sin mirarlo.—Ya siéntate hombre, vas a hacer que me duela más la cabeza, ¿qué ocurrió? — indagó sintiendo que los movimientos de Bruno le causaban mareos.—Emiliano, ¿qué harías si de repente te informan que serás padre? — miró fijamente a Emiliano esperando ver su reacción.Emiliano abrió mucho los ojos y pasó su mano
Narra Bruno.Primero fuimos con un chofer de la empresa a buscar mi auto y la moto de Emiliano. Llegamos a la mansión Garcés y a Marcelo, el padre de Emiliano, se le ve mucho mejor.—Emiliano, hijo, ¿qué tienes, estás enfermo?, —Marcelo se acercó a Emiliano como una mamá gallina y mi amigo frunce el ceño y supongo que yo tengo el mismo gesto, cosa que hace que Marcelo retroceda y la mano que levantó la pasé por su cabello y luego la meta en el bolsillo, vaya, qué momento más incómodo me toca presenciar, sin embargo, Emiliano me sorprende poniéndole una mano en el hombro y sonriéndole a su padre.—Seguro, hoy me veo como un enfermo de cáncer, pero solo tengo resaca, no te preocupes viejo, si yo no lo supero y m