Narrador Omnisciente.
Bruno se sentó frente a su amigo, pero no resistió, se aflojó la corbata y empezó a caminar en la oficina de Emiliano, así como lo hacía en la de él.
—A mí me echaron un balde de agua fría. —Habló sin mirarlo.
—Ya siéntate hombre, vas a hacer que me duela más la cabeza, ¿qué ocurrió? — indagó sintiendo que los movimientos de Bruno le causaban mareos.
—Emiliano, ¿qué harías si de repente te informan que serás padre? — miró fijamente a Emiliano esperando ver su reacción.
Emiliano abrió mucho los ojos y pasó su mano
Narra Bruno.Primero fuimos con un chofer de la empresa a buscar mi auto y la moto de Emiliano. Llegamos a la mansión Garcés y a Marcelo, el padre de Emiliano, se le ve mucho mejor.—Emiliano, hijo, ¿qué tienes, estás enfermo?, —Marcelo se acercó a Emiliano como una mamá gallina y mi amigo frunce el ceño y supongo que yo tengo el mismo gesto, cosa que hace que Marcelo retroceda y la mano que levantó la pasé por su cabello y luego la meta en el bolsillo, vaya, qué momento más incómodo me toca presenciar, sin embargo, Emiliano me sorprende poniéndole una mano en el hombro y sonriéndole a su padre.—Seguro, hoy me veo como un enfermo de cáncer, pero solo tengo resaca, no te preocupes viejo, si yo no lo supero y m
Narra Bruno.En ese momento sentí que dentro de mí un dique estaba colapsando, quise llorar como niño; necesite de todo mi orgullo para detener mis emociones, porque de repente quiero ser padre, quiero que este hombre se salve del cáncer y que sea un abuelo, me imagine días de campo con esta familia con niños corriendo y mi Abi a mi lado, maldición parezco un puto poeta, pero lo quiero, lo deseo con toda mi alma y aunque tenga que hacer tretas y trampas quiero que Abigaíl regrese, quiero tener todo lo que ella puede darme, aunque no lo merezca. Marcelo frente a mí ha de haberse dado cuenta por qué se pone a ver su teléfono y me ignora.—Por cierto, Bruno, esta campaña publicitaria organizada por Wilmer es genial. Ese muchacho tiene talento, me lo vas a prestar para mis empresas cuando puedas cl
Narrador Omnisciente.Rogelio se quedó quieto notando que lo único que estaba logrando era hacer el ridículo, por lo que apretó los puños y respiro profundamente pensando que él, estando sano del todo, le podría dar una paliza a Bruno a si sea él un hombre joven, pero ahora su capacidad no era la adecuada para enfrentarlo y ganar.Entonces volteó a ver al hombre que está en la puerta, —Abigaíl está o no—, él negó y Rogelio no pregunto nada más, teniendo claro que ella había vendido la casa para que él no la encontrase; se marchó con la cabeza agachada, pero en su interior estaba no darse por vencido aún, ya la encontrará se dijo.En cambio, Bruno se quedó, — Sé que ya
Narrador Omnisciente.Esa misma tarde en la mansión Lambert, Mónica seguía preocupada, no le gustaba ese silencio de Bruno y le preocupaba ver qué tampoco estaba llegando a dormir, llevaba días sin hacerlo y sus contactos leales en Sky ahora no le contestaban las llamadas ni los mensajes.Nancy tampoco le daba detalles de nada, simplemente le decía que andaba con Bruno, día y noche.—Dime algo, ¿vienes de ver a Bruno? — preguntó cuando vio a Nancy llegar.—Si, ahora se ha quedado en la empresa—, mintió y trato de ocultar el manojo de nervios que le causa hacerlo por qué Mónica suele llegar a ser terrorífica.Mónica se levant&oa
Narrador Omnisciente.A la mañana siguiente Abigaíl quería ir al taller, pero había acordado ir con Daniel y los niños de día de campo y cuando él pasó por ella se quedó impresionada con los hermosos niños y educados que la recibieron con alegría en cuanto ella entró a la camioneta.—Señorita Abigaíl es usted tan bonita como dijo mi papá— dijo el niño mirándola con administración y la nena más pequeña se tapó los labios con inocencia.—Eres todo un seductor pequeño— dijo ella impresionada por las palabras del niño y sin dejar de mirar lo tiernos que se ven.—Tus hijos son hermosos—, Da
Narrador Omnisciente.Jeremías no quería hacerlo, pero la necesidad de Nancy por aceptar que ella realmente no era un monstruo llevó a Jeremías a confesar sus pecados solo para que ella se sintiera mejor consigo misma.—Aunque es cierto que intervine cuando atacaban a mi padre, lo hice estando muy intoxicado y no solo era alcohol, mi relación con mi padre es horrible y estoy lejos de sentir admiración por él, incluso yo le he levantado la mano, Nancy, a mi propio padre —, Jeremías tuvo que mirarla, aunque experimenta un dolor en el pecho mientras ella ponía cara de espanto—. Y a mi madre no es que la quiera mucho tampoco, ella para mí ha sido en mi vida algo de relleno, es decir, de no tener a mi madre mi vida no hubiera sido tan distinta de cómo es ahora, así que yo no sé lo
Narra Abigaíl.Ayer, después de haber regresado del hermoso día que compartí con Daniel y sus hijos, me sentí cansada y fui directo a la casa, aunque me mataba la ansiedad de regresar al taller; igual las chicas no dejaron de trabajar porque le pasé los bocetos que necesitaban y trabajaron en los nuevos diseños sin mi ayuda, pero quería estar ahí para ayudar, era mi mayor sueño confeccionar, yo misma mis propios diseños. Sin embargo, estoy aliviada porque ya no le debo nada a Daniel, con esa salida pagué por su amabilidad al ayudarme tanto y como ese fue el pago que él exigió me siento menos comprometida, aunque con sus declaraciones no creo que esto se termine aquí.Lo que sí agradezco es que me da mi espacio y no es un seductor como Bruno que no pide permiso,
Narrador Omnisciente.Abigaíl no cabía en sí de a emoción, todo parecía un sueño, como si la vida estuviera esperando porque ella tomara la decisión de cambiar su realidad para enviarle la buena suerte, su nueva vida comenzaba con tantos cambios que podría decir que jamás sería la misma Abigaíl gris que vivió con Rogelio y solo podía lamentar no haber abierto los ojos antes; un bebé, un nuevo hogar, un nuevo empleo y traído en bandeja de plata la oportunidad de crecimiento. Levantó la mano en cuanto vio a Lara para que la ubicara y se saludaron con un beso en la mejilla, Abigaíl se quedó un instante abrazando a su amiga.—Lara, amiga, estoy tan feliz —dijo Abigaíl con una gran sonrisa, pero Lara frunció el ceño, aunque despu&e