Obligada a odiarte
Obligada a odiarte
Por: Florencia Tom
Prólogo

Samuel  lo piensa. Lo piensa. Lo asimila en la cama, lo medita en la ducha y lo repiensa en su habitación. Camina de un lado a otro. Debe salvarla ¿cómo va a permitir que su Elizabeth se case para siempre con una cucaracha como Eliot Slinder? Eso no debía ocurrir, ahora tenía en mente en que de verdad tendría que salvarla ya que ella se había visto obligada a casarse solo por el simple hecho de evitar que la exiliaran y ya. 

La única forma de evitar un casamiento es la muerte de una persona de la pareja en cuestión. Samuel  mira el arma como si la observara de más. El ser humano cuestiona siempre si debe hacer algo bueno o malo, lo piensa porque sabe que lo moral y ético que se inculca desde pequeño debe ser siempre respetado incluso cuando uno es grande, pero...siempre hay excepciones.

Se pone de pie y se marcha. Baja por las escaleras con paso lento, como si aún cuestionara lo que debe hacer. Silencia esa voz interior que intenta salvarlo a él de una locura, pero ¿quién se ha puesto a pensar en Elizabeth?¡Nadie! Ella debe ser salvada de ese matrimonio maldito. Porque sabe perfectamente que ella lo ama a él y punto. Siempre fue así. Sus familias sabían que tarde o temprano ellos terminarían juntos. Serian unos multimillonarios. Serian la pareja perfecta para el pueblo de The Sun.

¿Ashton?¿Ashton Ecker? Aquel joven conde cada tanto merodea por los pasillos y las mujeres lo rodean como gatas en celo. Para llamar su atención, para mirarlo a la distancia o simplemente calcular cuándo será el día en que su fortuna aumenta aún más de la que tiene.

Samuel  siente envidia. No ha logrado que ninguna otra mujer lo mire como las jóvenes comen con la mirada al conde. La única que lo miraba así era Elizabeth. Su hermosa y perfecta Elizabeth.

Entonces los ve, Eliot está hablando con Ashton. Desconoce el motivo, no le interesa. No le importa. Solo le importa que Eliot ahora está de espalda hacia él. Llegando al último escalón de la escalera saca el arma del bolsillo de su chaqueta y apunta a la espalda de Eliot.

Pero Ashton lo ve. Ahora todo ocurre en cámara lenta. Ashton empuja a Eliot hacia un costado en un intento de salvarlo. Eliot cae al suelo, Ashton queda al descubierto y ahora nada tiene sentido.

La primera bala viaja directa a Ashton, exactamente al inicio de su brazo izquierdo. La segunda impacta en Eliot...pero la tercera, la última en llegar y con gran tardanza, va directo a la cabeza de Samuel . 

Samuel  entró en pánico. Asimiló en cuestión de segundos lo que acababa de hacer. Le importó un bledo dispararle a Eliot pero ¿al joven adinerado y poderoso Ecker?

Asesinarlo significaba años de cárcel y años de cárcel significaban estar lejos de Elizabeth y ser rechazado por ella. Por siempre y para siempre.

Ecker estaba en el suelo bañado de sangre y había caído al suelo. Eso fue el detonante, el ensordecimiento de los gritos aterrorizado de los presentes en el enorme salón para que Samuel  decidiera quitarse la vida volándose la cabeza.

Una vida sin Elizabeth, eso es lo que pensó cuando Ecker terminó en el suelo junto a Eliot.Una vida sin ella, y con esas últimas palabras en su cabeza decidió dar el tiro final. Ese tiro en donde todo en su vida se esfumó. Ese tiro que provocó que su sistema se apagara poco a poco. Un ardor insoportable pero ya considerado como el final.

Era su último dolor, sus últimos sentidos corporales, sus últimos sonidos que ingresaban por su cabeza, la cual había sido torturada por un disparo. Un adiós hasta nunca más volver. 

Las piernas de Samuel  tiemblan y ya no cumplen la misma función que antes ya que, al apagarse causan que este caiga al suelo con los ojos abiertos y soltando un último aliento. Los gritos aumentan, pero él… simplemente él ya no los escucha.

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