CAPÍTULO 7.
EMMA.
Éramos cuatro jóvenes a punto de subir el tercer piso. Yo estaba algo asustada porque sabía que allí había hombres mucho más grandes que nosotras y eso me daba un poco de vergüenza ajena.
Ariadna se había retocado el labial y Camile se había acomodado la blusa para dejar ver su delicado escote. A
CAPÍTULO 8—¿Iras? No es porque soy un maldito obsesivo pero me interesaría ir contigo para saber qué no se trata de un degenerado que intenta ligarse a una chica de diecinueve—me dice Eliot acostado en la cama mientras tiene la nota en su mano.—Eliot, vi a un hombre de cabello rubio en el segundo piso, o sea este, cuando ingresamos al palacio—le cuento mientras doblo mi ropa sobre la cama—. También alguien ha pagado la suite más cara del sitio para que me hosp
MMA.Ya pasaban de las dos de la tarde y cada uno de nosotros fue sorprendido con una comida exquisita a elección. Únicamente por hoy iba a estar permitido comer en la habitación, pero a la noche tendríamos el gran banquete con todos los postulantes. Algo contradictorio que no me permití pensar demasiado. Por lo que había oído, tocarían artistas de música clásica y se realizaría la bienvenida a los ingresantes nuevos del palacio, o sea, nosotros.Mamá me había regalado su primer vestido para la ceremonia, lo había mandado achicar para mí y a hacerle unos arreglos modernos ya que tenía mi edad cuando estuvo en la bienvenida de la elite.Comía filete con ensalada de lechuga y tomate en la mesa de la terraza con mis pensamientos alejados de la realidad. Había tenido en mi dominio aceptar o no aquella suite costosa
CAPÍTULO 10.(Si te está gustando la historia házmelo saber dejándome un comentario o recomendandolo a un amigo o amiga. A quien tú quieras.Te dejo mi instagram para que sepas más novedades sobre mis novelas: flortomboy)EMMA.Camino por uno de los amplios pasillos del segundo piso con cierto temblor en mis manos debido al nerviosismo de la situación. No sé porque ese hombre me genera tanta curiosidad, tal vez sea la belleza que irradia, esa dominación que posee bajo esa seriedad que genera un nudo en mi vientre y pone a dudar todo lo que creo de este vil sistema.Mientras camino en dirección hacía él pierdo contacto visual al instante debido a que Camile, una de las amigas de Elizabeth, se cruza conmigo poniéndose en frente.—Estás hermosa, Emma—me abraza de golpe y yo no sé que hacer, me quedo co
Capítulo 11.EMMA.—¿Fue usted quien me dio la habitación exclusiva y el que me citó a su piso?—lo enfrento, completamente ofendida—. No le dala cara para venir hastaaquí, a mihabitación—miro la puerta incorrecta y camino hacia la que si es lamía—. Perdón, a esta habitación que si esla mía. Tiene una obsesión con acostarse conmigo que ha perdido eljuicio con regalarme cuatro paredes e incluso citarme a una. Buenas noches, consiga a otra candidata que si logré caer en sus redesporque sus verdaderas intenciones no me interesan.Me observa, atónito,mientras yo logro por fin abrir mi puertay meterme a mi habitación.Viene hacía mí con la intención de darme una explicación tras balbucear y le cierro la puerta en la cara, poniendo
Capítulo 12EMMACasarse. Cómo cada uno podía hacerlo. Cómo cada uno quería hacerlo. Y más en épocas donde querías tirar todo a la mierda.Analicé cada estrategia y las que eran obvias quedaban merodeando por mi cabeza. Mi favorita era cuando una chica fingía desinterés por cada hombre que se le acercaba para platicar. Lo mismo ocurría en los hombres, pero a estos se les notaba más porque se le erizaban los vellos de la nuca si una chica bonita se les presentaba para entablar algo parecido a una charla que siempre caía en el mismo tema “¿A qué se dedica tu familia?”.Era una pregunta disfrazada de interés, por supuesto.Mi segunda estrategia favorita es cuando algo se te cae al suelo cerca de la persona a que la quieres conquistar. Claramente el hombre iba a estar interesado en ayudarte si er
Capítulo 13CAPÍTULO 13ELIZABETH—Ibuprofeno 600 y listo muchacha. No hay nada que pueda alarmarte—le dijo la enfermera con gran simpatía.Pero Elizabeth entró chillando a su habitación y lanzó la tableta del ibuprofeno al fondo de su repisa con gran disgusto.Muchos hombres perfectamente guapos y caballerosos se mostraron amables cuando se enteraron de su lesión. Claro que era falsa, pero todos estaban tan hipnotizados por sus pechos apretados por el top que ni lo notaron.Lo que le generó rabia fue que esa estrategia no le sirvió de nada porque el hijo del conde solo la acompañó hasta la puerta de la enfermería y se marchó.—Cálmate
CAPÍTULO 14. EMMA. —Dicen todas las mujeres del sitio que Ashton Ecker, hijo de un ex conde de España está detrás de ti. Levanto la vista de mi lectura en cuanto veo que Elizabeth se sienta frente a mí. Estoy en la biblioteca leyendo una novela deSidneySheldon. Tiene el cabello recogido en una cola alta y el pelo le cae con suaves ondas castañas sobre su hombro izquierdo. Lleva una camisa blanca ajustada al cuerpo y un broche redondo de oro en el cuello. Hay un cierto forcejeo entre los botones que prometen no romperse debido a sus enormes pechos. —¿Esodicen? —me hago la desentendida mientras cierro el libro. —Emma—me dice, prejuiciosa, mientras menea la cabeza y achina los ojos—, no puedo creer que estés jugando al mismo juego que yo. Dejo el libro cerrado sobre la mesa de madera oscura. Su tono no me e
CAPÍTULO 15 EMMA. Eliot tiene un ceja enarcada y permanece con la boca algo abierta como si intentara buscar las palabras correctas para encontrar una estúpida respuesta a la locura que acabo de soltarle en la cara. De pronto siento que he metido la pata y quiero que me trague la tierra. —Lo siento...yo—tartamudeo, arrepentida tapándome el rostro con una mano—. Dios, no debí decirte eso. Soy una idiota. Por favor borralo de tu mente. Entonces su sorpresa se convierte en una sonrisa picara y desvia los ojos hacia el ventanal, pensativo. La punta de su lengua está clavada en su mejilla. Asiente y la chasquea. —No voy borrar eso de mi mente por más que me pagues un millón de dolares, Emma. —Puedo pagarte dos millones. —Ni todo el dinero del mundo va a borrar que me deseas. Lo miro con mala cara y le arrojo una almohada que golpea su cara bonita. —No te deseo, solo me ha excitad