CAPÍTULO 16Una de las cosas que había visto Sebastián en Alay, era su forma de hablar tan pausada y tranquila. Como si la paloma de la Paz le hubiese meado encima o fornicado con una humana y de ella hubiera nacido semejante mujer diminuta.Era diminuta por su contextura física pero todas la partes de su cuerpo tenía lo suyo. Pechos medianos, cintura pequeña y trasero de manzana. Era una joven de muñecas chiquitas, tanto que, juraba que algún apretón podía rompersela. De la nada terminaron charlo en un jardín, viendo como varios jóvenes ya habían tomado varios caballos para montarlos y seducir a mujeres que tomaban el té.—Siento que el tiempo aquí será tan eterno como tedioso—le dijo Sebastián—¿tú eras de mi escuela?—Sí, era tu compañera en física, aleman y matemáticas—le responde ella.—Nunca te había visto o simplemente no te recuerdo. Lamenta mi mala memoria.> piensa Alay, con tristeza. —No te preocupes—le dice ella—. Creo que las cosas siempre se dan por
CAPÍTULO 17ALAY BENJAMIN QUEEN ECKER.Era normal ver como todos, al salir de almorzar, preferían pasar el tiempo al aire libre en el clima espectacular. Y los entendía porque el palacio era el paraíso.No iba a faltarte comida nunca, no iba a faltarte agua nunca, la diversión estaba al alcance de nuestras manos. Nos imagino a todos con la ropa cómoda, a colores, pero a decir verdad…el gris era un fastidio.El gris opaca nuestros atributos, esa era la verdad. Charlotte no era la única que se había saltado la norma. Incluso Sebastián no la llevaba puesta, tenían algo muy a gusto sacado de sus roperos.Me sentía una tonta estar de gris entre ellos como una azafata sin color.Pero eso no era lo importante, sino como Charlotte y Sebastian se habían quedado mirando. Cada vez que sus ojos se encontraban, nerviosos, los desviaban deseando que el otro no se hubiera dado cuenta.De pronto me convertí en un tercero, que estaba allí, tomando su malteada de frutilla con timidez.—¿Ya tienen en me
CAPÍTULO 18ALAY BENJAMIN ECKER QUEEN.Una de las cosas que había hecho en mi vida, casi ilegales, fue escapar de casa para ir a una fiesta que Charlotte deseaba ir con ansias. En mi caso, volví a las dos de la madrugada y al día siguiente le había contado a mis padres lo que había hecho solo porque me costaba guardar secretos.Y hablando de cosas ilegales, aunque no lo sean en absoluto, me sentía en un momento así al ver que mi mejor amiga se dio el revolcón de su vida con el chico con el que ahora convivo mientras Hugh llamaba a mi puerta.Alan y Charlotte me miraron sin entender que estaba pasando así que mientras ellos se vestían a toda prisa para tapar su desnudes como si pudieran borrar sus gemidos de mi mente, yo les pedía silencio con el dedo sobre mis labios, acallandolos.—¿Por qué no lo atiendes? De paso dejas que nos cambiemos tranquilos, Alay—me suplica Char, buscando sus bragas en el suelo.—¿Qué?¡No! —susurro, nerviosa—¡No puedo hacer eso!—¿Ustedes dos se conocen? —nos
CAPÍTULO 19El día apareció y con él el cantar de los pájaros. No había ruido alguno, solo el de la naturaleza. Me senté sobre el colchón, la luz del sol se calaba por las cortinas y había tanta armonía que incluso la habitación irradiaba calidez.Sola. Estaba sola. Alan no estaba conmigo y ese sentimiento de tener la libertad de hacer lo que se me plazca sin incomodar a alguien. Salgo de la cama y solicito servicio a la habitación y cambio de sábanas.Las empleadas y yo damos vuelta el colchón al ver que aún sigue humedo y acomodamos todo como si nada hubiera pasado. Desayunando en la cama y todo ya hecho porque no quería usar las cosas de Alan, miro por la ventana el hermoso paisaje hasta que mi mente me obliga a prender el móvil por mi hermosa adicción a las redes sociales.Tengo varios mensajes en innnstagram, otros en face y algunos en el email, pero aun así decido ignorarlos. Abro WhatsApp y tengo un mensaje de Charlotte y otro de Hugh deseándome los buenos días. Les envío un st
CAPÍTULO 20Era cierto. No era mentira.The Sun estaba dejando de ser un pueblo pequeño con sus contados habitantes, con sus contados apellidos y ahora éramos más que eso, estábamos a punto de convertirnos en una enorme ciudad con múltiples habitantes que eran hijos de los hijos de los hijos.Era algo preocupante porque al ser un pueblo la gente lo desconocía, y si pasábamos a ser ciudad, todo el mundo se enteraría de la existencia de The Sun y sus políticas que regían las conductas cristianas, pero mucho más flexibles que otros pueblos.Y que ahora esté en la habitación de un hombre que no conocía era mucho más preocupante que otra cosa.—La idea de casarnos es una locura y no quiero hacerlo—le digo a Alan, saliendo de la cama y quedándome a varios pasos de él—. Debemos hacer una queja.No me incomoda verlo en playera y bóxer. Incluso mantengo mis ojos en su cara para no verle el paquete…A él no le parece incomodo estar así en su habitación asi que…—Presente catorce quejas desde qu
CAPÍTULO 21ALAY BENJAMIN.No esperaba que Sebastian se sentara junto a nosotras. Tampoco esperaba que Charlotte lo tomara a la ligera fumándose un cigarrillo mientras miraba relajadamente el jardín desde la ventana mientras se hamacaba en su silla.Sebastian no paraba de mirarnos a ambas, como si nos analizaba mientras yo comía mi ensalada y él simplemente estaba allí, sentando, pensando en la nada, pero a la vez mirando su celular para despejarse.En otras palabras, estaba sentada en una de las mesas más bizarras porque con esos dos haciendo nada, pero a la vez causando buena compañía, lo era todo.—¿Ninguno de los dos va a comer? —les pregunto, pero más que eso suena a sugerencia.Charlotte se coloca los lentes de sol encima de la coronilla de su cabeza y me mira.—Sebastian y yo hemos bebido algo en el bar. Asi que supongo que él te va a responder lo mismo que yo: nop, no voy a comer—vuelve a ponerse los lentes de sol y le da otra calada a su cigarrillo.Las líneas de la luz del s
CAPÍTULO 22ALAY BENJAMIN ECKER QUEENLas actividades en el palacio iban desde lo llamativo a lo absurdo. Y ahí estaba yo, en una competencia de ajedrez que se había instalado en una de las salas. Cada sala tenía una actividad diferente. Quise anotarme en el pequeño taller de esgrima, pero las espadas sin filo me daban miedo.Era una idiota.Papá me había ensañado a jugar al ajedrez. Sólo sabía jugarlo. No era una obsesiva o lo tomaba como mi estilo de vida como todos los de allí. Incluso participar de aquello me hacía sentir incomoda porque me presentaba solo para aparecer en la ficha extracurricular a la que debíamos anotarnos sí o sí.Es decir. Cada postulante estaba obliga a participar de una actividad por día. Aquella regla no estaba pautada años atrás, era algo nuevo y todo gracias al mandato de mi bisabuelo se había llevado a cabo.Sinceramente él le había quitado la diversión a todo. Lo supe cuando me entregaron mi uniforme gris.—Jaque mate—me dijo la chica con la que estaba
CAPÍTULO 23 DAMIAN BENJAMIN. Cada dos semanas se hacía una reunión general en uno de los edificios del pueblo en donde todos los hombres de negocio se juntaban para beber algo y de paso, intercambiar contactos. Era un sitio en donde los hombres bebían, fumaban y tiraban comentarios misóginos y machistas cada dos por tres. A Damian no le gustaba asistir, despreciaba a la mayoría y tampoco tenía intenciones de hacer negocio con nadie porque siempre querían hacer negocios con él. En otras palabras, siempre buscaban a Damian y él no buscaba a nadie. Excepto aquella noche. Los negocios de casinos de Damian y su carrera como modelo habían llegado a tal punto que necesitaba más promoción. Un nuevo casino empezaba a liderar el mundo. Ya no era el casino Benjamin…sino, el casino Bedolla. Esa familia se había instalado en el pueblo hace ya un tiempo y a Damian le preocupaba su liderazgo dentro de los casinos superiores. La estrategia de los Bedolla era hacer ganar dinero a la gente co