CAPÍTULO 24 Esa noche sabíamos todos que se acercaba la primera fiesta de presentación de todos los postulantes y teníamos la libertad de lucir los vestidos que nosotros queríamos. Creo que, en eso, el bisabuelo había considerado la piedad. Cornet Queen era familiar mío y aun así no habíamos tenido contacto desde que llegué y eso me tenía un poco mal porque eso le daba la razón a mi madre. Mis abuelos no tenían contacto conmigo y menos un bisabuelo que solo había visto en el retrato del primer piso. Aquella noche parecía de terror. El cielo partía en lluvia. Me vi a mi misma, cruzada de brazos, en el reflejo del cristal de la ventana de mi habitación. La terraza se mojaba, al borde de inundarse, las plantas se agitaban y a la distancia pronunciados truenos azotaban las nubes grises y espesas. —Señorita Benjamín, su vestido ya está listo—me dice María, una de las muchachas que se ocupaba de ajustar los corsé y realizar los peinados. Me doy la vuelta y le sonrío. —Gracias María.
CAPÍTULO 25 ALAY BENJAMIN. —Estás preciosa—Charlotte me abraza por atrás, entrelazando sus menos en mi vientre, tomándome por sorpresa mientras camino por el pasillo y así bajar al gran salón en donde se hará la fiesta. Me suelta y nos miramos. Ella parece realmente arrepentida y creo que lo está intentando, pero aún así, un halago no me basta. Lleva un vestido celeste ajustado al cuerpo estilo medieval. Su abundante cabello oscuro cae en bucles, suelto y sedoso. Sus ojos tenían un delicado delineado que incluso relucían con sus espesas pestañas. Charlotte era una mujer hermosa, segura de si misma y con ganas de comerse al mundo. Yo simplemente me preguntaba por qué demonios éramos amigas siendo tan diferentes. —Perdóname por lo qué pasó. Prefiero perder a mil tipos con dinero que perderte a ti—me toma de la mano—. Si quieres estar con Sebastián, solo hazlo. Tienes todo mi apoyo y… —No quiero estar con nadie—me empiezo a reír—. No quiero a nadie para ser sincera. —Pero dijiste
CAPÍTULO 26 ALAY BENJAMIN. Si de jugar se trataba en este manicomio social, algunas mujeres y hombres eran perfectos locos. De esos que sabían lo que querían y si debían aplastar a alguien que se interpusiera en su camino para hacerlo desaparecer, ni siquiera lo pensarían dos veces tras llevar a cabo esa acción. El simple hecho de nacer en este pueblo te ataba a cosas horribles y a tener malos tratos con las personas que quieres. Y allí estaba yo, golpeando con fuerza la puerta de Charlotte para que salga al pasillo a hablarme. Los postulantes que pasaban me miraban con cara extraña, como si estuviera loca. Charlotte no abría la puerta, cosa que me desesperaba demasiado, pero no me quede allí lo suficiente como para humillarme. La quería, pero que tuviera estos arranques de ignorarme (esto ya ha pasado varias veces cuando hacía algo que no le gustaba, incluso desde niñas cuando mamá me compraba una muñeca mejor que la suya), me dolía muchísimo porque sabía que era una capricho
CAPÍTULO 27.EMMA QUEEN.Condujo hasta su casa, estacionó y cuando entró, observó que todas las luces del interior estaban apagadas y que en el sofá estaba Damián, dándole la espalda, sentado con la cabeza algo agachada. La mitad de su cuerpo parecía estar alumbrada por una de las pequeñas luces Emma creyó que seguiría en la reunión, no lo esperaba allí para nada. Tenía que recibir a los Bedolla, y allí estaba él.Su corazón se estrujó.—Si quieres dejarme, lo entenderé y te daré la libertad de no amarme —le dijo él, con su voz grave y serena llena de angustia —. Pero no me pidas que intenté volver a conquistarte, no me supliques que intenté hacer lo posible para no amarte, Emma. Porque estoy tan enamorado de ti como el primer día en que te vi y si tengo que pelearme contra otra persona para pisar más fuerte que él...simplemente lo haréEmma entendió que Damián había comprendido que lo estaba dejando por la llegada de Ashton. Cosa claramente errónea.—No hay ningún tercero en esto, D
CAPÍTULO 28Muevo la cuchara, mirando un punto fijo. Distraida viendo el paisaje qué hay detrás de ese enorme ventanal. No paro de pensar en lo que acaba de pasar en el tercer piso con un desconocido. Mi mente va a mil por hora, el olor a ensalada de frutas se mete en mi nariz. Mi corazón palpita lentamente, relajado, pero con muchas inquietudes. Mi mentón reposa sobre mi mano en un leve descanso.Estoy desayunando sola.Veo mi tazon. Hay, creo, diecisiete rodajas de manzana, veinticinco pequeñas bananas y alguna que otra uva flotando en jugo de naranja en mi tazón. Ni Charlotte ni Sebastián han bajado aún. La mayoría se encuentra durmiendo debido a la fiesta de anoche. Aunque está prohibido, sabía que la mayoría estaba tratando de recuperarse de las fiestas privadas que se hicieron en algunas habitaciones después de la fiesta oficial.Y como siempre, yo no fui invitada a ninguna como todo el periodo escolar. Era algo que no iba a cambiar por más que deseaba ser integrada algún grupo
CAPÍTULO 29 Charlotte me mira desde la distancia con rabia. Me mira como si fuese una persona que le disgustara y eso me tiene intranquila. —No me vuelvas a hablar en tu vida—espeta ella, con lágrimas en sus ojos que no caen en su mejilla—. De verdad te lo digo. Y se marcha, dejándome más triste de lo que pensé que estaría. Si ella quiere estar así está bien. Yo no soy el maldito problema. —¿Todo bien?—me pregunta Hugh, asomandose por la puerta. Asiento con la cabeza porque no soy capaz de articular palabra por el horrible nudo en la garganta que me ha dejado esto. Hugh me estaba esperando en la planta baja, en uno de los jardines escondidos para irnos juntos en auto a dicha fiesta. Me estaba alistando en la habitación. Me puse una falda corta de cuero, medias red negras, unas converse, un top oscuro que levantaba mis pechos un poco y dejaban ver mi fina cintura de reloj. Los pedí todo por internet y al instante me llegó utilizando la tarjeta de papá con el monto que cada mes m
CAPÍTULO 29 ALAY BENJAMIN. Me escapé el palacio eso de las 00:00 hs. Hugh me esperaba dentro de un auto a escuras. Apenas subí sentí el olor a cuero y a aromatizante para coches. Hugh no me hablaba y yo menos porque estábamos demasiado tensos y nerviosos por lograr atravesar los muros el palacio. Llegamos hasta el sector de seguridad. Él paró el coche y bajó la ventanilla. El oficial lo miró con mala cara hasta que está desapareció para reemplazarla con una sonrisa al ver el fajo de billetes que yo saqué de mi cartera. Hugh estaba por hacer lo mismo, pero le gané de mano. —Que tengan buenas noches —nos saluda el oficial levantando la valla de seguridad. Una vez cruzado los muros, dejé salir el aire de mis pulmones que no sabía que estaba sosteniendo. Hugh encendió el estéreo táctil y me miró, con los hombros relajados. La iluminación roja del tablero le iluminaba en la mita del rostro en medio de la oscuridad del coche. Una canción de Imagine Dragons sonaba ni muy baja ni muy al
CAPÍTULO 30 CHARLOTTE WATTSON SLINDER. —Un Ecker y un Martin. Esta chica nos quiere ver fundidas, Charlotte —se le acerca Delly —. Hay apellidos importantes este año y ella...simplemente ella tiene a los mejores merodeando a su alrededor. —Te dije que tirarla abajo con su cuerpo no serviría de nada sabiendo que tiene un apellido importante, potente. Es un apellido femenino fuerte y todos los chicos van a querer tenerla como esposa —le dice Charlotte a través de la música mientras ven a Alay bailar encima de una mesa junto a Sebastián Martin, hijo de Galilea Martin y Hugh Ecker, hijo de Ashton Ecker. Sabían que iba a ser épicamente única una fiesta hecha por una Benjamín. Y más si llevaba a su lado el apellido Queen. No sólo por su poder económico, sino porque eran apellidos famosos envueltos por el escándalo de años anteriores. —No sé qué pretende hacer. Alay no es una chica que quiere llamar la atención de los hombres. Y que ahora lo haga “sin querer”...no me cierra —piensa Char