CAPÍTULO 29 Charlotte me mira desde la distancia con rabia. Me mira como si fuese una persona que le disgustara y eso me tiene intranquila. —No me vuelvas a hablar en tu vida—espeta ella, con lágrimas en sus ojos que no caen en su mejilla—. De verdad te lo digo. Y se marcha, dejándome más triste de lo que pensé que estaría. Si ella quiere estar así está bien. Yo no soy el maldito problema. —¿Todo bien?—me pregunta Hugh, asomandose por la puerta. Asiento con la cabeza porque no soy capaz de articular palabra por el horrible nudo en la garganta que me ha dejado esto. Hugh me estaba esperando en la planta baja, en uno de los jardines escondidos para irnos juntos en auto a dicha fiesta. Me estaba alistando en la habitación. Me puse una falda corta de cuero, medias red negras, unas converse, un top oscuro que levantaba mis pechos un poco y dejaban ver mi fina cintura de reloj. Los pedí todo por internet y al instante me llegó utilizando la tarjeta de papá con el monto que cada mes m
CAPÍTULO 29 ALAY BENJAMIN. Me escapé el palacio eso de las 00:00 hs. Hugh me esperaba dentro de un auto a escuras. Apenas subí sentí el olor a cuero y a aromatizante para coches. Hugh no me hablaba y yo menos porque estábamos demasiado tensos y nerviosos por lograr atravesar los muros el palacio. Llegamos hasta el sector de seguridad. Él paró el coche y bajó la ventanilla. El oficial lo miró con mala cara hasta que está desapareció para reemplazarla con una sonrisa al ver el fajo de billetes que yo saqué de mi cartera. Hugh estaba por hacer lo mismo, pero le gané de mano. —Que tengan buenas noches —nos saluda el oficial levantando la valla de seguridad. Una vez cruzado los muros, dejé salir el aire de mis pulmones que no sabía que estaba sosteniendo. Hugh encendió el estéreo táctil y me miró, con los hombros relajados. La iluminación roja del tablero le iluminaba en la mita del rostro en medio de la oscuridad del coche. Una canción de Imagine Dragons sonaba ni muy baja ni muy al
CAPÍTULO 30 CHARLOTTE WATTSON SLINDER. —Un Ecker y un Martin. Esta chica nos quiere ver fundidas, Charlotte —se le acerca Delly —. Hay apellidos importantes este año y ella...simplemente ella tiene a los mejores merodeando a su alrededor. —Te dije que tirarla abajo con su cuerpo no serviría de nada sabiendo que tiene un apellido importante, potente. Es un apellido femenino fuerte y todos los chicos van a querer tenerla como esposa —le dice Charlotte a través de la música mientras ven a Alay bailar encima de una mesa junto a Sebastián Martin, hijo de Galilea Martin y Hugh Ecker, hijo de Ashton Ecker. Sabían que iba a ser épicamente única una fiesta hecha por una Benjamín. Y más si llevaba a su lado el apellido Queen. No sólo por su poder económico, sino porque eran apellidos famosos envueltos por el escándalo de años anteriores. —No sé qué pretende hacer. Alay no es una chica que quiere llamar la atención de los hombres. Y que ahora lo haga “sin querer”...no me cierra —piensa Char
CAPÍTULO 31 Supe la intención de los dos en cuanto vi que se alejaron de mí para quedar estratégicamente ubicados por si el pico de la botella apuntaba a mí. Vi como Hugh miraba analizando a Sebastián en cuanto este estaba distraído mirándome a mí. Vi cuando varios chicos y chicas se besaban y se quitaban alguna prenda sin importar que quedaran desnudos. Vi mi pánico cuando la botella giro finalmente hacia mí y me tocó besar a...una chica. La chica que estaba organizándolo todo. —Bueno, bueno...será mi primer beso con una dama —la chica de cabello castaño y dos colas larga de cabello viene hacia con entusiasmo y una sonrisita. Yo me quedo dura en el lugar sonriendo con cierto nerviosismo. Se pone adelante mío y corre un mechón rebelde pegado en mi mejilla. —¡Me la ponen dura! —grita un chico y el sitio estalla en risas. —También es mi primera vez besando una chica —susurro sólo para que ella lo escuche, es mucho más alta que yo, atractiva y parece unos dos años más grande. —Tra
CAPÍTULO 32 Como si todos estuvieran sacados de una película, las dos patrullas se estacionan detrás del auto de mi padre. Las luces de los faroles me ciegan por momentos, por lo que tengo que ubicar mi mano por encima de mi mente para cubrirme los ojos un poco. Me pongo de pie, deseando que no me maten y rezándole al espíritu santo que no muera a tan temprana edad. Casi de forma sincronizada, Damián y Emma bajan del coche azotando la puerta y ven, boquiabiertos, el desastre entre los muertos de una fiesta sin fin. Cuerpos en el césped, botellas, vasos de plásticos tirados, papel higiénico rodeando los barandales de la escalera y la ensordecedora música se mezcla con el aire a tabaco y marihuana. Mamá es la primera en adelantarse mientras se abraza así misma con un largo saco puesto. —¿Se puede saber por qué toda esta fiesta? —carraspea, furiosa mi madre mirando todo como si fuere una horrorosa escena del crimen. —¿Qué hiciste Alay? —mi padre también viene hacia mí, perplejo p
Capítulo 32 (Parte 2) Dejé el celular cuidadosamente encima de la mesa, pálida. Me temblaban las manos y no es que me doliera el alma por lo que acababa de leer, sino porque ahora entendía la actitud de heladera que tenía mi madre con mi padre en todo el viaje a al palacio cuando fueron a recogerme a las cabañas. Entendí la postura casi sumisa de mi padre con cada palabra que ella soltaba. Como si fuese palabra santa. Busqué el número de mamá en mi móvil y una vez encontrado la llamé. —¿Alay?¿Qué pasó?¿Los de la administración se enteraron de la fies...? —¿Papá y tú se han separado? —la interrumpo bruscamente, dándole luego un trago a mi jugo helado deseando deshacer el nudo en mi garganta. Mamá se queda en silencio al otro lado del celular. Aquel silencio me responde lo que quiero saber. —Tu padre y yo estamos pasando por una fase que pasan todas las parejas, Alay. Es normal. Pero no quiero que estés mal en el palacio por nuestra culpa—suspira, angustiada. —¿Qué fase están p
CAPÍTULO 33 ALAY BENJAMIN. —Tenías que ver la cara de tus padres cuando te vieron en esa fiesta. Es como si hubieras matado a alguien, pero no lo hiciste y eso es horrible. Eso nota lo exigentes que son contigo—se ríe Hugh. Ambos estamos sentados en el césped con los pies descalzos viendo a los patos nadar en un pequeño estante. La hierba es verde, como una postal. Como si hubiese sido sacado de una foto del buscador de internet. Una postal que te demostraba la belleza de naturaleza que tenía el pueblo para tapar sus atrocidades con querer casar a los jóvenes. Como si tuviéramos que preservar una especie de humanos idiotas que lo único en que pensaban era en hacer dinero. —Hugh. —¿Sí? —¿Vas a casarte por amor o por compromiso únicamente? Lo veo. Tiene el rostro dándome de costado. Veo su suave y perfil varonil mirando el agua cristalina que se refleja en el rostro en medio de un precioso e inmaculado amanecer. Gira el rostro para mirarme. Lo hace con seriedad. —Por amor —su
CAPÍTULO 37EMMA QUEEN.Damian, Ashton y Emma estaban en la misma sala. Las cosas se habían calmado un poco pero no tanto como para que vuelvan a ser “amiguis”. A Emma le resultaba irreal que estuvieran en la misma sala. Llegaron a un acuerdo de decirle a Alay que Ashton era su verdadero padre. Acordaron que tenía (obviamente) el derecho a saberlo y es por eso que lo harian muy pronto. Tendrian que hacerle una visita de urgencia al palacio.Una vez que Ashton se fue, Emma y Damian se quedaron a solas en la sala mientras el atardecer se asomaba por la ventana. Los tonos rosados y anaranjados iluminaron la habitacion de una forma tan única que fue muy difícil no contemplarla y quedarse maravillado.—Si no te dije lo de Alay fue porque siempre quise que fueras su padre a pesar de su sangre—Emma rompe el silencio—. Siempre serás su padre. Ashton sólo podrá verla si ella lo desea. Si estás enojado conmigo lo entiendo—mira sus manos unidas, temblorosas por los nervios—. Tomes la actitud qu