Luna pudo notar que Farit no le había contado nada del acuerdo de su matrimonio cuando Sol les hizo prometer a ambos que pronto la harían tía en una de las cenas que compartieron. La rubia casi se atragantó en esa ocasiones, pero no hizo nada para sacarla de su error.También se dio cuenta de que Farit era un poco más seco con ella, actuaba más como su padre y no como su hermano, de forma estricta.Ese día, Luna había amanecido más irritante que de costumbre, pero dejando todo lo anterior de lado, eso no era lo que la tenía de mal humor esa mañana, sino un pequeño detalle que ya empezaba a hacérsele costumbre y que no sabía cómo ponerle fin.Se había vuelto difícil vivir en su propia casa, cada vez que bajaba a desayunar estaba ella, Eliza, cada vez que quería tomar el sol en la piscina, ella estaba también o simplemente cuando tenía que hablar con Farit.Siempre estaba presente, como una sanguijuela pegada a su esposo y ya no la soportaba. Era una persona odiosa que siempre la miraba
—No te entiendo, de verdad que no lo hago, me dices que te deje en paz, que este matrimonio es como una cárcel para ti y te doy tu espacio porque quiero que te sientas mejor pero tú… —Se peinó el cabello buscado las palabras en su cabeza, unas que no hicieran que esto se complicaran más—. Sigues comportándote así. —La señaló. —¿Cómo quieres que este cuando permites que cualquiera se quede a vivir en nuestra casa? Sin consultarme, estamos casados, joder. —Farit se mofó irónico. De verdad que no la entendía. Ahora salía con el argumento de que eran un matrimonio cuando ella solo se dedicaba a ignorarlo y despreciarlo. —Vaya, para algunas cosas si estamos casados. —Puso sus manos en su cintura, mirando de mala manera a su esposa. —¿Sabes qué? No me importa, haz lo que quieras, sigue perdiendo el tiempo con Eliza, mientras ella solo busca que la lleves a la cama. —Farit abrió la boca, no podía creer que ella pensara eso. Luna trató de pasar por su costado, pero Montalvo la detuvo del
La azabache no había querido comentar nada acerca de su aspecto de su amiga.Luna se veía distraída, por un momento estaba aquí y luego ya no lo estaba, no sabía lo que le pasaba, se encontraba sumergida en sus propios pensamientos y algo le decía que esos pensamientos tenían cara y nombre, aun así, no dijo más, Luna aún estaba renuente y no se daría cuenta de lo obvio. Parecía que ponía una gran barrera entre ella y sus sentimientos.Ambas chocaron sus copas y bebieron mientras charlaban sobre banalidades, nada que tocara temas delicados, aún. Jessy le comentó que quería salir de viaje y Luna la alentó a que lo hiciera, se merecía unas buenas vacaciones después de trabajar tanto.Pero entonces lo inevitable salió a flote, la rubia no supo si fue el alcohol lo que le dio el valor para contarle a su amiga todo lo que había pasado esa mañana. Había querido ignorarlo, pero estar intoxicada la hizo imposible.—Sabes lo que pienso —exclamó Jessy, también con unas copas de más. No quería vo
La rubia se sentó sobre esta soltando un ligero jadeo mientras se empezaba a despojarse de su ropa. Farit no pudo desviar la mirada cuando sus ojos vieron por primera vez los preciosos senos de su esposa, cubiertos por el sostén de encaje de color negro traslúcido que llevaba puesto, junto a la lechosa y suave piel de su abdomen plano.Era demasiada tentación para alguien tan débil como el, pero todo quedó ahí, Luna se dio media vuelta y se acurrucó sobre su costado.Farit cerró los ojos y se acercó sigilosamente tapando su cuerpo con la sabana, tenía que tranquilizarse. Se detuvo un momento para contemplar su rostro, tenía más que claro que jamás iba a dejar de amarla.Así lo despreciara como lo hacía, así le dijera que lo odiaba. Nadie más que él entendía lo que eso significaba, solo viviendo una vida miserable y no lo quería, para ninguno de los dos. Era por eso que había decidido dejarla ir, aún le doliera en el alma, aún sintiera morirse cuando ella se fuera sabía que era lo mejo
—¿Iras con Jessy? —agregó con su voz curiosa y dulce, mirándola de reojo, no quería ser tan evidente.Luna frunció el ceño al notar como se refería a su amiga de forma cariñosa, quería preguntarle, pero supuso que Sol así hablaba de todos y se encogió de hombros.—Sí. ¿Se te ofrecía algo? —preguntó mirándola sobre el reflejo del espejo, aún no terminaba de arreglarse, tal vez un poco de rubor y labial rojo intenso se verían muy bien con el tipo de ropa que estaba usando.—Nada, solo quería que me acompañaras a ver los preparativos para la fiesta. —Soltó un mohín, tímida, no quería interferir en lo que Luna fuera hacer, sabía que había dicho que la ayudaría con eso, pero tampoco quería ser una molestia para ella, solo que en verdad necesitaba su ayuda. Quería que todo saliera bien.La rubia se giró y le sonrió. No podía negarse cuando había aceptado, sería muy grosero de su parte, así que asintió.—Claro que te acompaño, solo iré con Jessy, necesito hablar con ella y regresaré en un pa
Se sentía culpable de que ahora Farit estuviera más cerca de Eliza, ella y solo ella tenía la culpa. Tenía que admitir que se veía feliz cuando estaba con ella, ¿por qué no dejar que lo fuera? ¿Por qué no simplemente retroceder y dejar que ellos dos se acercara más de lo debido y dejarlo pasar?Pero esa idea fue desechada, apenas observó como Eliza tomó su mano mientras se acercaba un poco más hacia él y con la otra mano palpaba su pecho de madera descarada. Mientras subía su mirada falsamente inocente, para qué quedará a centímetros del rostro de Farit.Haciendo parecer como todo había pasado espontáneamente natural, pero eran más naturales los implantes de senos de Eliza que esa escena y para el colmo él no hizo nada, únicamente se quedó estático mientras la miraba confundido. ¿Por qué no la alejaba? ¿Dónde está el “yo la pongo en su lugar” que tanto le decía? Luna estaba reteniendo las ganas que tenía de entrar y alejarla de su esposo, mientras la arrastraba por todo el edificio d
Se sintió avergonzada y más al saber que el desconocido se trataba de un amigo suyo. El mundo era tan pequeño, que había sido una coincidencia demasiado extraña. Por suerte no había hecho nada más que molestar al hombre, del cual no recordaba su nombre.—No te preocupes, Robert entiende la situación, incluso me contó que le agradaste. —Asintió jugando con un bolígrafo que tenía cerca, sobre su escritorio y bajó la mirada.De pronto el silencio se prolongó, supuso que lo que tenía que decir lo había dicho. Ya no había más. ¿O si?—Será mejor que te deje, se ve que tienes mucho trabajo —dijo irónica recordando cómo lo había encontrado, a punto de besar a Eliza.De nuevo la bilis empezaba a hacer ebullición en su interior. Si no hubiese llegado a tiempo, eso era lo que hubiera pasado y él lo hubiera permitido. Apretó sus labios, miró a Farit y luego se dio media vuelta dispuesta a salir de ahí, pero este la llamó de nuevo.—¿Por qué perdiste el control de esa manera? —pidió una explicaci
—Por favor no me hagas quedar como el malo de nuevo, porque dejarte ir es lo más doloroso que he hecho en mi vida. No supo en qué momento se acercaron tanto, tal vez fue el calor del momento, cada uno de sus impulsos, los sentimientos y sensaciones que sentía. No supieron cómo sus cuerpos terminaron así de cerca. En que momento la idea de estar lejos de Farit le pareció aterradora. No supo en qué momento su corazón empezó a latir sobremanera al sentir sus grandes manos, tomando su cuerpo de una forma posesiva que la dejó sin aliento. No supo en qué momento tuvo la desesperación de sentir sus labios sobre los suyos cuando su aliento empezó a rozar con su nariz, realmente no supo en qué momento había empezado a amar a Farit Montalvo.... De pronto Luna dejó de respirar cuando sintió el rostro de Farit demasiado cerca del suyo. Sus ojos se conectaron como si fuera la primera vez, como si apenas se conocieran y se conectaran, hundiéndose profundamente en ellos. Todo era silencio, un