—Ahora no Yuri. —No quiso escucharse grosera, pero en serio, necesitaba estar sola o no se aguantaría las ganas de decirle todo lo que pensaba.Farit trató de ir tras ella, sabía que la situación en la que lo había encontrado con Eliza se malinterpretaba de mala manera y solo quería explicarle. No podía permitir que Luna se hiciera una idea errónea de ellos dos, quería dejarle en claro que entre Eliza y él no había nada más que una amistad, incluso solo la consideraba su hermanita, estuvo a punto, pero la peli naranja lo detuvo antes. —¿No me vas a llevar a comer, conejito? —Eliza meneó sus pestañas, coqueta y miró al azabache con ojos tiernos, no quería que la dejara sola ahí. A Farit ni siquiera le gustaba ese apodo, pero no quería ser grosero con ella y dañar sus sentimientos. Eliza reflexionó en la sorpresa que le causo saber que Farit estaba casado, ¿aun así, eso cuando la había detenido de su objetivo? Sonrió cuando su mente se llenó de muchas más posibilidades.—Sí, después
—Solo no quiero que malinterpretes todo, ella es así conmigo, desde pequeña tiene la costumbre de sentarse en mi regazo, pero te juro que solo la veo como una hermana. —Luna se mofó, no entendía por qué se empecinaba a hacerle creer otra cosa que claramente no creí.Farit estaba equivocado si suponía que iba a aceptar una explicación tan absurda como aquella. Ya lo había pensado antes, pero esta vez era la idea más factible. Era demasiado ingenuo para no darse cuenta de lo interesada que estaba Eliza por él, o de verdad ella era una mujer astuta que lo envolvía en cuentos de amistad para mantenerlo cerca y que él no sospechara nada. Suponía que era un poco de ambas y no sabía si abrirle los ojos sería lo mejor.—Si tan solo tú me dieras una oportunidad te demostraría que no miento cuando te digo que te amo de verdad. —Farit demostró de nuevo sus verdaderos sentimientos, a pesar de que Luna le despreciaba. Había algo que no dejaba que se rindiera, algo que le decía que tarde o temprano
Tal vez había interrumpido algo, pero no le importó, ella quería estar con Farit a toda costa y nadie, ni siquiera Luna, se lo impediría.—¿Me vas a llevar a comer como me prometiste, conejo? —Luna entornó los ojos ante el sobre nombre ridículo que tenía para el y la voz chillona que usaba para hablar.No podía creer que Farit le comprará su actuación barata, era tan insoportable como su cabello de zanahoria, toda ella solo desprendía desprecio. Eliza se moría por él, únicamente tenía que ver cómo le hablaba, lo miraba o incluso lo tocaba, pero a Montalvo no parecía importarle y tampoco debía importarle a ella. El azabache asintió sin verla, seguía con la mirada clavada en Luna, preguntándose hasta cuando dejaría de sentirse así, tan poca cosa para su ella. Debido a que, a pesar de hacer todo lo posible para conquistarla, ella lo rechazaba de una forma tan despiadada, no tenía idea de cuánto tiempo más podría soportar su desdén. Tal vez se lo había ganado a pulso, pero también creía
Luna pudo notar que Farit no le había contado nada del acuerdo de su matrimonio cuando Sol les hizo prometer a ambos que pronto la harían tía en una de las cenas que compartieron. La rubia casi se atragantó en esa ocasiones, pero no hizo nada para sacarla de su error.También se dio cuenta de que Farit era un poco más seco con ella, actuaba más como su padre y no como su hermano, de forma estricta.Ese día, Luna había amanecido más irritante que de costumbre, pero dejando todo lo anterior de lado, eso no era lo que la tenía de mal humor esa mañana, sino un pequeño detalle que ya empezaba a hacérsele costumbre y que no sabía cómo ponerle fin.Se había vuelto difícil vivir en su propia casa, cada vez que bajaba a desayunar estaba ella, Eliza, cada vez que quería tomar el sol en la piscina, ella estaba también o simplemente cuando tenía que hablar con Farit.Siempre estaba presente, como una sanguijuela pegada a su esposo y ya no la soportaba. Era una persona odiosa que siempre la miraba
—No te entiendo, de verdad que no lo hago, me dices que te deje en paz, que este matrimonio es como una cárcel para ti y te doy tu espacio porque quiero que te sientas mejor pero tú… —Se peinó el cabello buscado las palabras en su cabeza, unas que no hicieran que esto se complicaran más—. Sigues comportándote así. —La señaló. —¿Cómo quieres que este cuando permites que cualquiera se quede a vivir en nuestra casa? Sin consultarme, estamos casados, joder. —Farit se mofó irónico. De verdad que no la entendía. Ahora salía con el argumento de que eran un matrimonio cuando ella solo se dedicaba a ignorarlo y despreciarlo. —Vaya, para algunas cosas si estamos casados. —Puso sus manos en su cintura, mirando de mala manera a su esposa. —¿Sabes qué? No me importa, haz lo que quieras, sigue perdiendo el tiempo con Eliza, mientras ella solo busca que la lleves a la cama. —Farit abrió la boca, no podía creer que ella pensara eso. Luna trató de pasar por su costado, pero Montalvo la detuvo del
La azabache no había querido comentar nada acerca de su aspecto de su amiga.Luna se veía distraída, por un momento estaba aquí y luego ya no lo estaba, no sabía lo que le pasaba, se encontraba sumergida en sus propios pensamientos y algo le decía que esos pensamientos tenían cara y nombre, aun así, no dijo más, Luna aún estaba renuente y no se daría cuenta de lo obvio. Parecía que ponía una gran barrera entre ella y sus sentimientos.Ambas chocaron sus copas y bebieron mientras charlaban sobre banalidades, nada que tocara temas delicados, aún. Jessy le comentó que quería salir de viaje y Luna la alentó a que lo hiciera, se merecía unas buenas vacaciones después de trabajar tanto.Pero entonces lo inevitable salió a flote, la rubia no supo si fue el alcohol lo que le dio el valor para contarle a su amiga todo lo que había pasado esa mañana. Había querido ignorarlo, pero estar intoxicada la hizo imposible.—Sabes lo que pienso —exclamó Jessy, también con unas copas de más. No quería vo
La rubia se sentó sobre esta soltando un ligero jadeo mientras se empezaba a despojarse de su ropa. Farit no pudo desviar la mirada cuando sus ojos vieron por primera vez los preciosos senos de su esposa, cubiertos por el sostén de encaje de color negro traslúcido que llevaba puesto, junto a la lechosa y suave piel de su abdomen plano.Era demasiada tentación para alguien tan débil como el, pero todo quedó ahí, Luna se dio media vuelta y se acurrucó sobre su costado.Farit cerró los ojos y se acercó sigilosamente tapando su cuerpo con la sabana, tenía que tranquilizarse. Se detuvo un momento para contemplar su rostro, tenía más que claro que jamás iba a dejar de amarla.Así lo despreciara como lo hacía, así le dijera que lo odiaba. Nadie más que él entendía lo que eso significaba, solo viviendo una vida miserable y no lo quería, para ninguno de los dos. Era por eso que había decidido dejarla ir, aún le doliera en el alma, aún sintiera morirse cuando ella se fuera sabía que era lo mejo
—¿Iras con Jessy? —agregó con su voz curiosa y dulce, mirándola de reojo, no quería ser tan evidente.Luna frunció el ceño al notar como se refería a su amiga de forma cariñosa, quería preguntarle, pero supuso que Sol así hablaba de todos y se encogió de hombros.—Sí. ¿Se te ofrecía algo? —preguntó mirándola sobre el reflejo del espejo, aún no terminaba de arreglarse, tal vez un poco de rubor y labial rojo intenso se verían muy bien con el tipo de ropa que estaba usando.—Nada, solo quería que me acompañaras a ver los preparativos para la fiesta. —Soltó un mohín, tímida, no quería interferir en lo que Luna fuera hacer, sabía que había dicho que la ayudaría con eso, pero tampoco quería ser una molestia para ella, solo que en verdad necesitaba su ayuda. Quería que todo saliera bien.La rubia se giró y le sonrió. No podía negarse cuando había aceptado, sería muy grosero de su parte, así que asintió.—Claro que te acompaño, solo iré con Jessy, necesito hablar con ella y regresaré en un pa