Se mi mujer

—No te preocupes tía, agradezco que quieras defenderme, con ella no tiene caso hablar, es igual que querer razonar con la pared. —Luna no le dolio que la corriera, se podria pensar que incluso lo esperaba. Asi que limpió sus lágrimas y tomó sus llaves—. Prefiero irme a seguir escuchando cada una de sus insensateces.

Pasó de largo a lado de su madre mientras ella se encontraba firme e inexpresiva ante lo sucedido. No le interesaban que haría o donde, si Luns no acataba sus órdenes no sería bien recibida en su casa. De eso podías estar segura.

La rubia salio como llego a la casa de sus padres y subió de nuevo a su auto, con un rumbo indefinido.

Farit seguía sentado en su sala, sobre el sofá mirando a la nada mientras Eliza estaba junto a él cómo garrapata, el azabache no estaba ahí, al menos no mentalmente. Sus ojos estaban húmedos, sí, había llorado y no le importaba que lo viera así, el maldito dolor lo sentía quemar sus entrañas, tantas promesas, tantas ilusiones y esperar que no e
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